viernes, 29 de septiembre de 2023

RELATOS SEMANA 176

 

Foto: anónima 


RELATO 1


En un barco de nombre estranjero


Luis preparó el barco temprano y zarpó sin rumbo fijo.

Al atardecer, dispuso dos copas de un buen sangre de toro de 15 años, brindó mirando al horizonte y se ató a un cabo dispuesto en una argolla de popa, lanzándose al mar. El barco, que navegaba a toda vela, le arrastraba como un curricán.


Los guardacostas encontraron el velero a la deriva y avisaron a sus hijas, quienes habían denunciado su desaparición días antes.

Una copla de Concha Piquer, la favorita de su mujer, sonaba en el camarote.

Una nota que decía "volveremos a vernos" reposaba en la mesa.


RELATO 2


EN PILOTO AUTOMÁTICO


Después de muchos años vividos, pongo rumbo a poniente y me dejo llevar por las brisas marinas. El destino es incierto, tampoco me importa mucho, o nada, la verdad. Solo quiero dejarme ir, recordar lo bonito de la vida que he llevado, el vacío que han dejado en mi vida y preguntándome qué vacío dejaré yo, y quién me echará de menos. Lo dejo todo. Después del palo de la nueva ley anti acoso mi vida no tiene sentido, ¡Jamás podré volver a llamar mas a nadie a las tres de la tarde para venderle un seguro de vida!


RELATO 3


LA TRAICIÓN 


Manuel tenía una actitud nerviosa que me transmitía cierta inquietud. Le pregunté varias veces qué le sucedía, pero me decía que eran imaginaciones mías.


Cuando nos alejamos unas veinticinco millas de la costa, nos interceptó un carguero. No entendía nada. Manuel se puso de pie en la proa y le indicó a los tripulantes que ya podían empezar.


Lo miré a los ojos preguntándole a qué estaba jugando, pero parecía otra persona. 


Se descargaron dos toneladas de cocaína, y hasta aquí llegó nuestro hermoso viaje. 


Como era de esperar nos detuvieron, y ahora a ver quién nos devuelve la libertad.


RELATO 4


El relato


Podría relatar las incertidumbres esponjosas que acompañan mis mañanas o la certeza terrible de mi muerte asolándome por las noches. 

Al fin y al cabo relato con las mismas neuronas con las que amo, odio, suspiro y me emociono. Ellas son las que me permiten ver este mar como algo certero, y las que sienten la brisa que les llega por mi piel. O el olor a salitre y pez, que no abandona mi nariz.

Así que decido relatar esta tarde de verano, este navío velero, y el azul del mar. 

Lo demás no cabe en mi relato.


RELATO 5


Ocaso


—¿Te gusta? —Le pregunté mientras abrazados contemplábamos el primer atardecer de la travesía.

—Mucho, pero me entristece. Me evoca el fin de la vida, el ocaso. La muerte.

Estábamos empezando a salir y no nos conocíamos muy bien todavía, pero nos estábamos enamorando.

           —A mí me sugiere todo lo contrario —le contesté— Yo veo paz, descanso, el bello cierre de un bonito día, el preludio de una mágica noche y anticipo de muchos momentos felices que nos esperan.

—Eso se lo dirás a todas —Me contestó riendo.

Mientras tanto, el viento, amigo voluble del marino, acariciaba ilusionado nuestra nueva singladura.


RELATO 6


Como un daiquirí


Qué tienes que eres como un daiquirí cuando entra en la sangre.

Qué tiene el lago negro de tus ojos. Profundizo en ellos, me transporta a paraísos inexistentes.


Qué tiene el oleaje suave de tus palabras, que forma tornados en mi corazón, arrasando el juicio.

Qué tenemos que el amor estalla en mil rayos dorados, embriagándonos hasta la irreflexión.                   


Qué tiene la razón, de la sin razón, traspasando horizontes prohibidos.

Sabiendo que navegamos en diferentes barcos.     


Qué tiene el nudo marinero que ata nuestro secreto.         

Qué tiene vivir atracados en puertos diferentes. Tú con tu pareja, yo con la mía.


RELATO 7


El mar lo ve todo


El desenfrenado ritmo de la capital me estaba volviendo loco. Gente, ruido y contaminación por todas partes. Las voces no me dejaban descansar y llegué a considerar el abandonar mi profesión. 


Un viaje a la costa me abrió los ojos. Me mudé y me compré un velero. Sigo trabajando y es mucho más fácil ahora. Navego a alta mar, remato el encargo de turno y me tomo una copita mientras contemplo el hermoso atardecer. Siempre voy acompañado, pero vuelvo solo. 


Me gusta esta vida; y el sonido de las olas ha silenciado las voces.


RELATO 8


Almas a la deriva


Ana heredó de su padre la pasión por el mar y un velero de seis metros de eslora, con el que le gustaba salir al amanecer. 


Tras la ajetreada semana de trabajo, añoraba el silencio que solo rompía el golpeteo del casco sobre el agua mientras avanzaba hacia mar abierto. 


Aquel día, escuchó otro ruido. Ojeó el horizonte con sus prismáticos hasta avistar algo a la deriva.


Rápidamente puso rumbo hacia allí. Al llegar tuvo la certeza inmediata de que nada le separaría nunca del bebé que la miró mientras lloraba sentado sobre el cuerpo sin vida de su madre.


RELATO 9


Mirando a proa


La vida es un navío que recorre los rumbos, que llega y vuelve enérgica o consumida una y otra vez.

A veces nos paramos en la popa, donde solo los recuerdos bloquean la opción de mirar adelante.

A veces los destellos mantienen nuestra ilusión intacta. Pero no podemos abandonar Las velas al azar del reflejo de los vientos.

Tenemos que agarrar el timón, navegar con fuerza, dominar la banda, los costados del barco de barlovento a sotavento.

Tener siempre presente la proa y dirigirnos al lugar de nuestros sueños como la canción del Titanic: _mi corazón seguirá latiendo_.


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