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| Foto: @María M. |
RELATO 1
YA...
- Hola cariño... ¿Vas a tardar mucho en volver a casa?
- _Estoy en el despacho, ocupadísimo. Creía que te había dicho que hoy volvería tarde. Tengo aún un par de clientes que atender._
- ¡Ah! Pues no lo recordaba. Oye cariño...
- _Dime bonita._
- Si no te importa, cuando estés de vuelta, me traes a mi también uno de esos cócteles.
- _¿Un, qué?_
- ¿Qué cómo puedes tener tanta cara?
- _¿Cómo dices?_
- Estoy en la terraza del Hotel Hilton y te estoy viendo "C A R I Ñ O" Además te veo muy bien acompañado ¿No?
- _Pues... pero..._
- "Mi amor", ni peros ni manzanas...
RELATO 2
UN DÍA MÁS BUENO QUE MALO
Tengo lumbago, y estoy mareado y con resaca. Aun habiendo dormido la siesta, la botella de vino de la comida sigue bañando mis neuronas.
Intento ir erguido, sujeto firme la bandeja con la yema de mis dedos pero no veo el pie. Yo y las bebidas caemos encima de la preciosa chica del vestido azul y su teléfono sale disparado al barranco.
Se asoma, apoyando las manos en la barandilla, gira la cabeza y con una sonrisa descomunal me dice:
- Soy Ana, me acabas de salvar la vida. ¿A qué hora sales? Te invito a cenar.
RELATO 3
UN ECO DE NUESTRO TIEMPO
Volaban los desenfrenados setenta, la tarde bostezaba. Recordé los diecisiete que celebré ayer, decidí pasear sola, me sentía tan mayor...
Me viste, te miré y, sin más, te acercaste y me invitaste al bar de la playa. Me deslumbró tu desenfado y sofisticación.
Acabó el verano y me dejaste tu mirada azul y un montón de recuerdos.
Guardé mis lágrimas y decidí vivir mi vida kilómetro a kilómetro.
Cuarenta años después nos encontramos en otro lugar. Tú has ganado peso y yo ya peino canas.
Me invitas y sonrío.
Siento una añoranza indefinible, hacia nadie en concreto, sólo al tiempo.
RELATO 4
Superpoderes
Siempre imaginé que sería fantástico tener poderes.
Durante la semana que alquilamos el apartamento en la playa, íbamos las amigas todas las tardes a eso de las siete a tomarnos un _spritz_ en el bar de la terraza antes de de la cena.
Desde aquel magnífico mirador, mientras ellas charlaban yo me entretenía intentando enviar el mensaje telepático «mírame» a las personas que pasaban por el paseo.
Al tercer día, un chaval se paró justo enfrente de nuestra ubicación, miró hacia arriba, sacó su teléfono móvil y marcó.
En ese momento mi teléfono sonó.
Aún sigo pensando cómo tenía mi número.
RELATO 5
¡NUEVA DESAPARICIÓN!
Crecí como pude o me dejaron. Nunca tuve familia, pero jamás me sentí solo. De pequeño, los compañeros mayores del orfanato me daban muchos “abrazos” y “besos”, también algunos maestros. Aprendí a callar y aguantar. Hoy, ya adulto, me paso los días entre la multitud. Observando.
Esta mañana en una cafetería, me sitúo a lo lejos contemplando discretamente a la gente entretenida en sus cosas. Imagino entonces que son mi propia familia, y escojo a una persona cualquiera y me la llevo, (a veces no quieren) pero consigo que se queden conmigo para siempre.
Ya tengo una familia bastante numerosa.
RELATO 6
Una historia de reporteros de guerra
Tras años coincidiendo en todos los frentes, habíamos acabado convirtiéndonos en una familia.
Rumores sobre posibles atentados nos tuvieron dos semanas encerrados en el Hotel Seri de Malasia. Acostumbrados a la acción, aquello se nos hacía insoportable.
Para colmo, un periodista deportivo llamado Tudi, no paraba de hablar con ese irritante tono de final de Mundial. Nadie sabía qué narices hacía allí.
Las dos semanas de encierro se convirtieron en otras tres después de que Tudi desapareciese en "extrañas circunstancias" y la policía nos interrogase a todos.
Nadie abrió el pico. Al fin y al cabo éramos una familia.
RELATO 7
Sí, pero no
“Tenemos que vernos”. Un mensaje que, viniendo de ella, bastó para destruir mi tranquilidad y al que respondí con un “cuándo y dónde”.
Habían pasado dos años y, aunque estaba acojonado, necesitaba reafirmar que ya no tenía ninguna influencia sobre mí.
Me tomé cuatro chupitos de tequila y fui a la cafetería. Al entrar en la terraza, su espalda al aire y su vestido azul turquesa me paralizaron. Sensaciones variadas, la mayoría oscuras.
Salí corriendo sin mirar atrás. Mientras conducía hacia la consulta de mi psicólogo, sus llamadas constantes resaltaban su nombre en la pantalla de mi móvil.
RELATO 8
La muñeca
Limpiaba en un aeropuerto. Encontré, una muñeca muy bonita, la llevé a objetos perdidos.
No la reclamaron, me la devolvieron.
Comencé mi afición de recopilar juguetes, que no reclamaban.
Mi hijo por su trabajo viajaba mucho. Se hizo novio de una chica extranjera. Vino a conocerme.
Ella al ver mi colección, cogió la muñeca. En su lengua, muy azorada, algo me explicaba.
Ante mi sorpresa la desnudó. Sacó un papelito de la espalda.
Mi hijo lo tradujo.
“Al que se encuentre mi muñeca:
Quiero ser tu amiga. Con amor.”
Y una dirección. Era la de ella, viente años atrás.
RELATO 9
PANORAMA PARA MATAR
Acudía cada mañana a aquel bar a tomar su Martini rojo y una tapa de ventresca con pimientos.
Desde lo alto, en la entrada del bar, el panorama era desolador. Todas las mesas cercanas al mirador estaban ocupadas. Aquel día no podría ver el mar en primera fila.
Un acceso de ira irrefrenable invadió todo su ser, hasta el punto de romperse un diente al tensar tanto la mandíbula.
Comenzó a sudar y jadear, mientras emitía un sonido gutural sobrecogedor.
No soportaba la situación.
Decidió entonces matarlos a todos. Ya lo había hecho antes por afición.
Ahora tenía un motivo.
RELATO 10
QUÉ SABE NADIE
Llega sola. Se sienta en el lugar de siempre, junto a la baranda que da al mar.
—Hola, Vane, ¿y Paul?
—Hemos quedado aquí, debe estar al llegar.
Devuelve una sonrisa forzada. Pide una cerveza que deja sin tocar.
Paul no llega.
Ella toca su pelo con insistencia, muerde sus uñas. Parece perdida, con la mirada clavada en el horizonte.
Se marcha y no vuelvo a verla.
A la semana, Vane y Paul aparecen en las noticias.
—Fue un mal golpe —dijo ella cuando la acusan del fatídico final.
Todos los viernes venían juntos al bar.
Parecía una pareja normal.

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