viernes, 15 de septiembre de 2023

RELATOS SEMANA 174


 RELATO 1


NO ME ACOSTUMBRO


Nací entre pobreza y miseria.


Crecí bajo los abusos de mi padre y el desdén de mi madre.


Llegaste a mi vida cuando solo era adolescente, pero ya crecía dentro de mí un nuevo ser.


Te hiciste cargo de todo. Me diste un hogar . Me sacaste del infierno en el que vivía. 


Mi vida cambió. 


Pero mi corazón sigue enfermo.


Cada vez que me besas,

cuando me dices que me amas, siento dolor por no poder corresponderte.


Desde pequeña formé un caparazón tan fuerte, que me permitió sobrevivir.


Pero solo eso.


Nada más.


RELATO 2


No me acostumbro

Yo te invité a mi cuarto, menguante. Menguantes como éramos,

yo te entregué mi válvula, de escape.

Menguantes nuestras almas de música de agua, …un piano constante, de unos dedos rozando la piel desnuda, el baile.

Yo te invité a mi cuarto, creciente. Creciente nuestro anhelo de auroras boreales, de luces y de llamas ardientes de unos labios, que rozando la noche en una gran rendija, el universo abre.

Y en el claro de luna, de blanca plata que arde, en mi cuarto te espero, nueva, llena o menguante…

Sin ti no me acostumbro ni a las notas del aire.


RELATO 3


No me acostumbro


No me acostumbro a este bullir de ideas en mi cabeza cada vez que espero tu llamada.

No me acostumbro a esperar una mirada cómplice cuando el sexo ha terminado.

No me acostumbro a tus mentiras disfrazadas en silencios.

No me acostumbro a una relación donde no hay relación.

No me acostumbro a esta obsesión que me anula como mujer.

No me acostumbro a esta lucha interna por mi dignidad.

No me acostumbro a que en vez de flores me regales lágrimas.

No me acostumbro a vivir sólo pensando en tí...No.


RELATO 4


NO ME ACOSTUMBRO


Cada día, al salir de casa, veo tu silueta despidiéndome desde la ventana de nuestro dormitorio.


No importa el tiempo, sigues ahí, fiel a nuestro ritual, separando la cortina. Tus ojos me hablan sin necesidad de palabras: 


—Vuelve pronto. 


Te digo adiós y sonrio. Tú también sonríes. Te dejo ensimismada mirando el mar, mientras suena en el coche nuestro Claro de Luna y se humedecen mis ojos. 


Así, cada mañana, nuestra conexión persiste, como una melodía eterna.


No me acostumbro a tu partida definitiva. Sigo viéndote tras nuestro cristal cada día que comienza. 


Sigues siendo mi único aliento.


RELATO 5


"No me acostumbro"


Salen al atardecer, cuando los turistas desaparecen. Pasean por la orilla cogidos de la mano. Su historia es tan simple y única como cualquier otra.


Anida en su corazón todo el amor que se han dado. Su decisión es firme. Han ido tachando días del calendario y hoy es el último paseo.


Sienten la arena en sus pies descalzos. Sólo escuchan la brisa del Atlántico que hoy luce plateado. No hace falta decir nada.

Ella no puede elegir, él sí, pero no podrá acostumbrarse.

Y elige marcharse con ella, igual que se va un claro de luna.


RELATO 6


NO ME ACOSTUMBRO 


A Carla, le encanta beber vino, pero no puedo olvidar que me corresponde a mí cuidar su medicación.


Se llama a sí misma, soltando una carcajada, "Madame Clochard", a pesar de encontrarse perdida en muchos momentos, momentos que además me producen angustia, sobre todo cuando dice: _-que vida tan extraña_-.


La veo partir con la mirada en su burbuja sin retorno. Si no te vuelves a dirigir a ella comentándole cualquier cosa, sigue con su viaje a ninguna parte.


La adoro, pero no me acostumbro a verla así, y más aún sabiendo lo inteligente, valiente y bella que fue.


RELATO 7


No me acostumbro


Se conocen en un viaje. Sin esperarlo, crean un vínculo muy fuerte. Poco a poco, se va alimentando y crece. Conversaciones diarias sobre cualquier tema, planes de todo tipo, fotografías que inmortalizan la magia existente entre los dos, risas, complicidad y mucha confianza.


Nueve años parecen un suspiro. Ninguno concibe un futuro sin el otro, pero un malentendido los separa. Su interminable chat de WhatsApp se queda congelado y su bonita amistad se destruye.


Ahora, cuatro años parecen un siglo. Lo que fueron sobrevive en sus recuerdos y qué duro es tratar de olvidar los más felices.


RELATO 8


NO ME ACOSTUMBRO


Como todas las tardes, cuando comenzaba la puesta de sol, trenzaba su cabello color plata y llamaba al perrillo, que daba saltitos de alegría pues sabía que les esperaba un largo paseo por la orilla del mar.

También llamaba instintivamente a su marido, pero el silencio le recordaba que ya no existía en este mundo.

Entonces suspiraba y decía _"Hay que ver, guapo. Mira que dejarme sola..."_


El sol desaparecía suavemente, al fondo, en el camino de las Lantanas, tiñendo la brisa de colores naranja y malva. 

Ella suspiraba..._"Hay que ver guapo....no me acostumbro a esta belleza sin tí"_


RELATO 9


No me acostumbro


Las tardes de domingo en El Retiro eran una inyección de felicidad familiar.


Cuando hacía frío, comprábamos castañas asadas y metía algunas en los bolsillos de mis hijos para que se calentaran las manos.


Me encantaban sus caritas cuando nos parábamos a mirar algún teatrillo de guiñoles, o su sobresalto cuando depositaban unas monedas delante de los mimos-estatua y éstos cambiaban repentinamente de postura.


De eso hace ya casi cuarenta años.


Yo sigo paseando por El Retiro, cada domingo. Si hace frío, compro castañas para calentarme las manos.


No me acostumbro a que se han hecho mayores, y están lejos.


RELATO 10


NO ME ACOSTUMBRO


Algunos dicen que ser resiliente es la clave para superar un hecho traumático.Pero… ¿Cómo hacerlo? 

Me falta el aire cada mañana cuando veo el lado de tu cama vacío, tu perfume en el tocador, tu taza favorita colgada. ¡No! No se trata de superar, es insuperable, es cuestión de aceptación. Pasan los meses y años y la congoja se vuelve resolución, y como nadie muere por nadie, se resurge de nuevo, cual ave fénix, de las cenizas en las que uno mismo se enterró, pero que, aunque, nos sacudimos con convicción, no nos acostumbramos a ser felices de nuevo.


RELATO 11


NO ME ACOSTUMBRO


Los amiguitos de mi hijo acudían a extraescolares. Las mamás presumían de sus talentos en kárate, fútbol, ajedrez…


Yo reconocía que la única capacidad de mi hijo era tocar ese tambor que le regalaron por su primer cumpleaños, así que aducía que a mi hijo le gustaba la música.


“Van a abrir un aula de piano”, malmetieron. “Por supuesto, lo apuntaré” respondí muy digna.


Quince años después no me acostumbro a vivir con tapones en los oídos, mientras mi cada vez más gordo, pesado y mofletudo Carlitos alterna el aporreamiento de las teclas del piano con los golpes del tambor.


RELATO 12


No me acostumbro


No me acostumbro al llanto, desnutrición, explotación de todo tipo, de los niños, hambruna, guerra, ambición, la indiferencia social, el mirar de los gobiernos hacia otro lado…

Africa, Latinoamérica, países en guerra, pobres… Extienden la mano encallecida, ennegrecida, arrugada, por el sufrimiento, a los países ricos pidiendo una limosna. Sino mueren.

Desde el medioevo hasta hoy la tecnología ha avanzado, la mentalidad de algunos no.

Me arrodillo, cojo tierra mojada por lágrimas de desfavorecidos, la arrojo al viento, que la extienda, llegue al claro de luna para que brille igual para todos.

No me acostumbro a la desigualdad de oportunidades.


RELATO 13


*No me acostumbro* 


Querida Mariana:


Sueño que tú y los niños estáis bien. Por aquí, como ya va siendo costumbre, comemos poco, mal y no descansamos nunca.


Sueño que vuelven para ayudarnos los que liberaron Francia y me estoy acostumbrando a que no lleguen.


Me he acostumbrado también al frío de la Sierra. Hasta me he acostumbrado al sonido del eco de los cascos de los caballos de la patrulla que nos busca y al de algunos disparos.


Pero a lo que no me acostumbro es a no poderte enviar estas cartas ni a perder el recuerdo de los rasgos de tu cara.



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