viernes, 20 de octubre de 2023

RELATOS SEMANA 179

 

Autor desconocido 

RELATO 1

AMIGO INCONDICIONAL

Lloraba porque mamá me regañó al bañar a mi viejo y churretoso peluche en el cubo de agua que llenaba diariamente para beber.

Inmediatamente tendió mi osito al sol y me tomó en brazos para consolarme.

Secaba mis lágrimas con puñados de besos cuando, de repente, empezaron a caer bombas por todas partes.

La gente gritaba, corría en todas direcciones… mamá me apretó contra su pecho e hizo como los demás, hasta que tropezó y caímos de boca. No podía moverme, su peso me aplastaba.

A lo lejos mi amigo, chorreando, confiaba en que no lo abandonase y siguiéramos jugando

RELATO 2

Apocalipsis

    Cuando Hamás atacó los kibutz próximos a la frontera y lo retransmitió, se entendió como las peores escenas terroristas vistas dentro del conflicto palestino-israelí. Pero las que vimos después las superaron.

    La ira del dios de Israel cayó despiadada sobre la población gazatí en forma de misiles con una crueldad inusitada.

    A Zahwa, de 6 años, el bombardeo le pilló en el colegio.

    Corrió llorando y asustada buscando a su familia. Su calle se había convertido en un montón de escombros. Despavorida, reconoció restos de su casa.

    Solo quedaba, en el patio, su osito de peluche secándose en el tendedero.

RELATO 3

EL PAYASITO 

Muchos inviernos habían pasado.
El payasito siguía con su carita pintada de rojo y blanco, diviertiendo a los niños; al terminar su actuación gritaban, lloraban, reían.
¡Que vuelva payasito!
Siempre volvía.
Ese día no volvió.
Caminaba con su bastón, sobre una estela dorada. 
—¿Donde estoy?
—Estas en el mundo de los duendes y las hadas.
—¡Eres tú! Mi osito de la infancia.
—¡Si! Te esperaba. Ahora alegraras a los pequeños, que dejaron el mundo.
Payasito con osito de su mano, recorría el arco iris, llevando color y risas a ese, su nuevo mundo de las estrellas.

RELATO 4

SU TESORILLO 

Estaba anocheciendo y me levanté de la butaca. Ella estaba hipnotizada en su cama mirando un documental de la 2. Corrí las cortinas, apagué las luces, me acerque y le di un beso en la frente dándole las buenas noches.

Cuando me disponía a salir de su habitación, llamó mi atención angustiada para recordarme que no quería estar sola. Yo sabía lo que significaba aquello... 

Me acerqué al lavadero, descolgué su osito recién lavado y lo tumbe a su lado.

Su triste mirada se tornó en alegría, y su inquietud en tranquilidad. 

A sus 105 años, mamá era una niña.

RELATO 5

Osito traumado

Aunque somos súper-mega amigos y dormimos siempre juntos, ahora no habla ni me cuenta cosas.

Primero pensé que estaba enfadado porque el otro día lo olvidé en el sofá. Aunque estaba oscuro, iba a ir a buscarlo; pero escuché hablar al tito y creí que le gustaría tener compañía al dormir en el salón. Dijo algo de "echar polvo" y mamá contestó "rapidito"; no entendí nada porque ella siempre me pide que sea limpia.
 
Ahora sé que está enfadado porque le ensuciaron. Lo he metido en la lavadora para que volvamos a ser amigos y me explique lo que vio.

RELATO 6

UN TRABAJO PELIGROSO

Cuando compré mi casa, entre los enseres que hallé, un muñeco de trapo pendía de una pinza en una cuerda.
Nadie me cree.
Instantáneamente, el muñeco se comunicó conmigo mentalmente. 
Algo sobrenatural habitaba aquel cuerpo esponjoso y con olor a polvo. Martilleaba mi cerebro con extrañas cifras y con gente que quería quitarme la casa.
Me dolía la cabeza y no podía soportar su verborrea, así que le tapé la boca en un intento desesperado por recuperar mi paz. El murmullo cesó y....

_"EL CASO"_
_Madrid, 16 de marzo de 2023._
_Agente inmobiliario brutalmente asesinado mientras enseñaba un piso en Usera_

RELATO 7

TRAVESURAS

Corrimos todo lo que pudimos, lo que nuestras cortas piernecitas dieron de sí. El ruido era espantoso, los cohetes tronaban en el cielo y los deslumbrantes destellos, lejos de tranquilizarnos por iluminar nuestro oscuro camino, nos aterrorizaban aún más. Llevaba de la mano a mi hermana pequeña, apenas tres añitos, y yo, con casi seis, poco o nada podía hacer para que corriera mas. ¡¡Mi osooooooo!! Berreaba. ¡Sigue mojadooooooooooooooo!
¡DEPRISA! Grité.
¡Papá y mamá nos estarán buscando y nos van a castigar por habernos escapado para ir a la feria sin permiso! 
Por los pelos pudimos entrar sin ser vistas.

RELATO 8

A DOS VOCES

Le habla todo el rato y él le contesta. Son dos voces que salen de la misma boca chiquita en medio del silencio.

Lo arrastra por el piso cuando lo lleva de la mano por la casa. Lo arrastra por los parques, levantando la hojarasca a su paso. Le enseña el lenguaje de signos.

La madre ha cosido un botón negro donde el oso perdió un ojo; despliega con la niña todos esos gestos y afectos que no le permiten las palabras dichas.

Laura tiene seis años. Oto es su oso. Lo que hablan juntos llena de colores su mundo.

RELATO 9

Una historia de amor verdadero

Brillan en mi pecho mil bolas de cristal, lucen desde que llegaste, y nunca se irán. 

Dicen que no existe manera de transmitir la lógica humana, pero lo dicen porque desconocen el tacto de tus deditos en mi espalda cuando me abrazabas. 
Depositabas tu pequeña cabeza en mi hombro, y sonreías, te sentías confiada y a salvo. No existe amor más puro, yo te entregué mi libertad y tú me hacías sentir inmortal. 
Hoy cumples 32, pero sigues siendo mi osita de peluche, mi amor verdadero.

RELATO 10

PSICOMAGIA

(dedicado a Jodorowsky)

Buscaba el símbolo de aquella infancia olvidada.
Agujero negro, dentro del lago oscuro de su subconsciente.
Cada noche soñaba la misma escena:
un cine, fila de atrás, película en marcha, su padre le cogía de la mano,
él apretaba un osito de peluche contra su pecho.
Entiérralo, olvida tu infancia, le ordenaba la voz de su padre.
Luego nada, sólo el ruido de pasos, gritos lejanos.
Ahora, dos adultos, desentierran las arenas del tiempo en la orilla del mar.
Con gestos lentos reconectan su vínculo roto. 
"¡ Aquí está!" Se abrazan felices.  
Osito observa mientras cuelga para secarse.

RELATO 11

SU “MI” PRIMER PELUCHE

Una suave lluvia rubricaba mi tristeza, me atrincheré en mis recuerdos.

Mis tíos nos traían por Navidad un completo estuche de colores para mi hermana, y para mí, cuatro años menor, un osito de peluche.

En otra ocasión papá volvía de viaje con un suave conejito blanco para ella, y para mí una muñeca. Yo me encapriché del peluche nuevo y quise cambiárselo por mi “ya” tuerto osito. Mi dulce hermana mayor nunca supo negarme nada; afirmaba ser yo el mejor regalo de su vida.

Con lágrimas, hoy clausuro su antiguo desván. Aún conservaba mi maltrecho peluche de triste mirada.

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