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Foto: Anna Spangano |
RELATO 1
IRUYA
Mi vecina austriaca, estaba en la escalera con un cuaderno, mirada perdida, sus largos cabellos rojizos desordenados.
La ingresé en el hospital.
Leí sus escritos. "Se me van los recuerdos. No se quien soy. Me veo saliendo de un bohío, gotitas cristalinas me bañan, tintinean; me llaman Iruya. Vestida con los colores del arco iris, desciendo por él, hasta una laguna de aguas doradas. Emerjo como una pantera de oro, huelo a orquídeas. Luego sigo por un sendero tapizado de esmeraldas; voy diluyéndome”…
Esta mañana se fue para siempre, arreglé su casa.Encontré pelos negros cortos, cubiertos de polvos dorados.
RELATO 2
MUNDOS PARALELOS
Los árboles me hablan de amor y los ríos de leyendas. Pero mientras la noche se pega a mi piel, interpreto dos realidades opuestas.
Tras la arboleda se oculta una residencia de lujo donde sus millonarios pacientes permanecen en el más absoluto anonimato desintoxicándose con la máxima discreción.
Al otro lado, en un charco bajo el puente de la autopista, los desahuciados drogadictos se roban los colchones, comparten sus miedos, intercambian agujas infectadas y mueren.
El ronroneo de _Bob_ interrumpe mi ensimismamiento. Con resignación, suavemente acaricio su lomo bajo el clamor redondo de una luna que nos abraza a todos.
RELATO 3
ÁNGELES ANÓNIMOS
Rafael, Cabanel, Hughes, Bouguereau...
Todos pintaban a sus ángeles y querubines alados, espléndidos, rubios y sonriendo .
Nada más lejos de la realidad.
Nunca nadie podría imaginar cómo somos realmente.
Cierto es que cada creencia tiene su estereotipo definido por la cultura o tradición.
Estamos las veinticuatro horas del día observando y vigilando a los seres humanos. A veces podemos ayudarles aunque pocas veces interferir en sus vidas o decisiones.
Yo, solo puedo quedarme al lado de mi humana asignada y darle calor y consuelo. Para eso soy su ángel de la guarda.
RELATO 4
Noches pasadas por alcohol
Sentada en la escalera de incendios, a oscuras, sin dormir, solo veo un par de ojos brillantes del gato negro del vecino.
Momento después estoy en mitad de la cocina, temblando de pies a cabeza, me es difícil abrir el armario donde guardo mi colección de botellas.
De rodillas me sirvo un whisky, derramo la mitad, cojo el vaso con los dientes. Un, dos, tres, esperar -el temblor alcanza su pico, disminuye-, bostezo.
Comienza un nuevo día.
A falta de compañía, embriagarme sola, con música triste.
Una vez más me fallaron, estoy en el proceso más difícil de mi vida.
RELATO 5
TE AVISÉ
La ciudad empieza a despertar. Me he pedido un americano en la cafetería de la esquina para combatir el sueño y, como siempre, esta gatita me sigue porque sabe que cuando entro en casa, vuelvo a salir para regalarle algún caprichillo.
Hoy está desconcertada porque aún no he entrado y ha decidido esperar conmigo pacientemente. Somos dos callejeras, aunque ahora lo que más desearía es estar en mi cama durmiendo a pierna suelta.
Sé que papá está despierto y pendiente mí, pero ya me avisó antes se salir...
_Si vuelves más tarde las dos de la madrugada dormirás fuera._
RELATO 6
Portada
Leo siempre fue el rarito de la pandilla.
Cincuentón anclado en la adolescencia, introvertido, desaliñado con ropas caras y superdotado salvo para las relaciones sociales. Nunca le conocimos pareja.
Me gusta sentarme junto a él en las comidas pues su erudición hace muy amena su compañía y puedes encontrarte con una tesis sobre cualquier tema.
Me contó que se había apuntado a un taller de narrativa porque iba una «niña» que le gustaba.
—Vamos a escribir una novela juntos. He diseñado la portada y aparecemos los dos —me dijo mostrándola.
—¿Dónde estás? No te veo.
—Soy el gato. Mi avatar.
RELATO 7
Cositas que hacer
Las calles de su ciudad eran angostas escaleras que subían y bajaban creando caminos infinitos. Vivía a quince mil metros de altura.
Cada mañana, antes de amanecer, reorganizaba la agenda con una taza de café.
A primera hora recogería tomates y zanahorias de la ECA (Estación de Cultivo en Altura).
Hoy le tocaba reponer el tanque, y aprovechando que a las nueve tenía que subir al piso 15420 para desparasitar al gato, miraría por si las nubes de ordeño facil todavía tuvieran agua. Así se ahorraría llamar a los aguadores.
Tras toda esta actividad podría ir a la escuela.
RELATO 8
..Y sin embargo
Desde aquí todo es feo... Y, sin embargo, cada día me siento a mirarlo.
Nunca pensé que volvería... Y, sin embargo, es justo aquí donde estoy.
Decíamos que, estando juntos, nada malo podía pasarnos... Y, sin embargo, ahora estamos lejos.
Temía quedarme sola... Y, sin embargo, todos se han ido.
Creía ser valiente... Y, sin embargo, estoy asustada.
Tenía el control de mi vida... Y, sin embargo, me siento perdida.
Jamás me gustaron los gatos ... Y, sin embargo, cuido a Kitty y ella cuida de mí.
El destino tiene sus propios planes... Y, sin embargo...
RELATO 9
Todo está bien
Nos peleamos. Quería controlar cada detalle de ella y ante la imposibilidad de hacerlo traté de destruirla. Llevó tiempo, pero logré comprender que no funciona así.
No hay forma de retroceder para cambiar lo vivido. Tiene un único sentido, de subida. Y aunque reconozco que hay momentos, como el de ahora, en que me gustaría quedarme en un peldaño para siempre; lo que parece la cima pronto deja de serlo.
A medida que avanzo me siento más segura y convencida de que, dure lo que dure, es perfecta.
Al fin y al cabo, ninguna escalera es similar a otra.
RELATO 10
Soledades
Acabó de mudarme a Nueva York.
Todas las mañanas cuando me dirijo a mi trabajo me acompaña la angustia terrible de saberme sola en esta ciudad abarrotada de gente.
Cuando llego a casa, me gusta sentarme en la escalera de incendios a tomar una taza de café.
Hoy la noche se siente mágica y apacible. Alguien me mira y se sienta a mi lado. Está tan solo como yo, en esta ciudad inmensa.
Entramos a mi pequeño apartamento y le hago un hueco en mi cama. Me tumbo a su lado.
Él ronronea feliz.
RELATO 11
Y AHORA ¿QUÉ?
Subía diez escalones y allí me sentaba, con Park Avenue bajo mis pies. Siempre a la misma hora, después de un día de trabajo, cuando el sol comenzaba a caer vestido de naranja sobre aquella ciudad infinita.
Los cláxones insistían sobre el asfalto y los semáforos viraban a rojo cada diez minutos.
Daba igual. Yo había llegado hasta allí, a la ciudad de mis sueños, al piso más alto.
Y ¿Ahora qué?
¿Qué importaba todo aquello si mi siquiera había mudado la piel?
Si mi corazón seguía latiendo de la misma manera que en mi pequeño pueblo.
RELATO 12
El gato altruista
Estaba yo hecha polvo con mis miserias emocionales cuando apareció un gato por la escalera de incendios. La ventana de mi cocina da a esa escalera.
El gato miró una botella de vino que tenía junto al fregadero y después me miró a mí. Realizó este proceso varias veces, así que pensé que me indicaba que me pusiera una copa de vino.
Cogí la copa y salí a la escalera, sentándome en un peldaño.
El gato contemplaba el paisaje urbano y a mí, maullando suavemente.
A lo lejos se escuchaba _Moon River_ y yo me sentí Audrey Hepburn.
¡Qué cosas pasan!
RELATO 13
Duerme casi toda la ciudad
Llevo varias noches intentando localizar de donde viene.
Siempre a la misma hora.
Se ha convertido en una obsesión.
Durante el día no puedo dejar de pensar en ello.
Todos los dias el mismo ritual, miro el reloj hasta que llega la hora, salgo para sentarme en la escalera de incendios y cierro los ojos hasta que empieza.
El sonido me envuelve, ni siquiera el ruido de las sirenas me distrae.
Hoy he abierto los ojos antes de que terminara y he visto su silueta sujetando el saxo.
En la tercera planta del edificio de enfrente.
Te tengo.
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