viernes, 2 de septiembre de 2022

RELATO SEMANA 123



Foto: Walker Evans


RELATO 1

ABUELA

Que recuerdos mas bonitos me embargaron cuando fui al pueblo a cerrar la casa de mi abuela. Ese pequeño cuartito de madera anejo a la cuadra. Ahí me bañaba de pequeña, en el lebrillo vidriado, sentada ella en su silla de “anea”. Allí, me pareció oler de nuevo sus múltiples tarritos de cristal, llenos de aceite puro de oliva, con distintas maceraciones, lavanda, tomillo, manzanilla… También recuerdo los peligrosos, el alacrán flotando en aceite, o el mas temible, el de adelfa, en el último estante. 
Me pareció olerla, siempre olía a romero y azahar, gran mujer y persona: Mi abuela.

RELATO 2

LA CAZA

Me llamo Felipa de Cléveris. Vivo escondida en una cabaña abandonada, lejos de todo. 
Van a ejecutarme.

Nací en Poitiers en el seno de una familia acomodada. Mis inquietudes y mi curiosidad me llevaron abandonar a mi familia muy joven y descubrir, a través de los libros, los remedios tradicionales de la farmacopea tradicional: brebajes, decocciones de raíces, de hierbas… También he sido partera y curandera a lo largo de todos estos largos años. Mis conocimientos siempre los utilicé cuidando a los más necesitados. Siempre invisible. 
Hasta hoy.
La Inquisición me lleva a la hoguera.

Dicen que soy una bruja.

RELATO 3🏅

Ganando batallas

La primera vez que me castigaron el mundo se me vino encima.

Una niña rebosante de energía, ¿privada de su libertad? ¿encerrada en una caseta con el silencio y el olor a rancio como única compañía? ¡Inconcebible!

Los cinco primeros minutos fueron duros, pero lo que mi padre visualizaba como un escarmiento resultó ser algo sumamente placentero.
 
Descubrí la entrada a un mundo mágico; un lugar donde podía volar, hacer pociones y numerosos hechizos para combatir las fuerzas malignas que acechaban mi ciudad.

Volví muchas veces a ese refugio, siempre sola.

Echo de menos a esa personita que rebosaba imaginación.

RELATO 4

DOS POR DOS

En casa de mis padres utilizaba la habitación de la plancha. Cuando me fui a vivir con Pablo, construimos una pequeña cabaña de madera en el jardín de apenas dos por dos. 

Mi cabeza era a veces un laberinto insondable, de esas que para entenderla necesitarías una visita guiada. Aquella habitación era mi lugar de reset. 

Así fue desde el principio. Cuando había demasiado ruido, cuando todo se tornaba pesado, cuando me preguntaba sobre el sentido de esta vida, me encerraba en aquel cubículo silencioso y comenzaba a respirar. 

Aquel instante conmigo, a solas, transformaba mi visión del ahora.

RELATO 5🥉

La belleza de las pequeñas cosas imprescindibles

Podría decir que he triunfado.
Tengo todo aquello que todos sueñan.
Un salario muy importante, una casa de diseño con todo lujo de detalles, un círculo social de esos con olor a perfume caro....
Por tener, tengo un barco de 15 metros de eslora con amarre en el club náutico de San Sebastián...
Tengo, tengo.... nada. 

No tengo tomates que sepan a tomate, ni un lugar en el que escuchar el silencio. 
Todo es sintéticamente natural.

Al final del día echo de menos no tener. 
Echo de menos la vida.
Y añoro la belleza de las pequeñas cosas imprescindibles.

RELATO 6

RINCÓN DE LECTURA

Otra vez castigada en el cuartito de la escoba. 

No es algo que haga queriendo. Me pongo a leer ¡y no me doy cuenta de nada más! Mamá dice que le he contestado tres veces, ¿tres veces le he dicho que iba? Si yo no recuerdo ni que me haya llamado… 
Dice que soy una niña muy desobediente y que me va a quitar todos los libros. Los ocho que releo una y otra vez, uno por cada año que tengo.
Cuando vuelva papá le pediré que me compre otro. Menos mal que siempre guardo éste escondido entre las tablas…


RELATO 7🥇

Cuando la casa fue un árbol


Después de revisar sus campos de avena y trigo, se refugia en su cabaña.
La tarde expande los ecos del rebaño en la lejana montaña, mientras un buitre leonea su alto volar sobre la cumbre violácea.
Ha aprendido a extender una cuerda con una bandera blanca y dejar la silla vacía para salir a mirar el amanecer sobre la escarcha.
Y, entonces, se acuerda de las raíces, de las savias, de las hojas y de las ramas y de las canciones de los pájaros que sobre estas maderas posaban.
Y, entonces, un escalofrío cruje en cada palmo de su estancia.

RELATO 8

Recuerdos y aventuras del Señor Eleuterio: “La Mojana, la mujer leyenda.”

Soy viejo, lo único blanco es el blanco de mis ojos.
Mi casa de bahareque y boñiga de vaca.
¿Mi compañía?, el tabaco y mi perro. ¿Que cómo se llama ? Cual. 
¡Sí, sí! Su nombre es Cual.
Una noche, envuelta en una luz dorada, emergió del rio una mujer bella, con los cabellos de oro. Sus ojos me hechizaron, su canto me aturdió y su olor a selva me atraía. 
Me hundí en las embravecidas aguas, tras ella. Mi perro como un rayo la atacó; desperté del hechizo. Él sólo tenía una pata herida. 
Otros no volvieron.
¿Leyenda?

RELATO 9🏅

Madre de mi madre (Para todas ellas)

En su rincón preferido de casa escribía pensamientos en el aire como versos de poeta. Por la mañana y por la tarde conversaba conmigo, meciendo mis deseos mientras batía las yemas de mil huevos para hacer natillas. 

Y barría incesantemente todos mis malos presagios con su mantra de cariño.
 
Allí sentada me esperaba de noche y de día, y sorprendía con su risa cada recibimiento. 

Me llamaba Rapaz y yo a ella Abuela, pues era madre de mi madre y sobre todo, madre de todas mis confianzas. 

Abuela con A de amor.


RELATO 10

Vidas rotas

Pasaba muchas horas diarias en aquel pequeño cuarto, sin soltar mi muñeca, mi madre cepillaba suavemente mi cabello, mientras mi mirada se perdía en ese pedacito de cielo azul que veía por la claraboya. 

Tras la tibia ducha, escogía los vestidos del viejo baúl. 

Ella ocultaba sus lágrimas, pero sus hinchados ojos negros la delataban, gritos silenciosos, de rodillas ante mí, abrazándome muy fuerte. 

Todo era caos, sólo quería huir, con música, con drogas, con silencio o ruido, pero escapar de allí.

Se oyó aquella voz ronca, subiendo las escaleras, anunciando el infierno: "debíamos prepararnos, pues el prostíbulo abrirá pronto".

RELATO 11

La Ratonera

¡Otra vez al cuartillo de los ratones!
Mi madre cree que me va a asustar cuando me amenaza con encerrarme en él si no me como la comida. 
¡Pero si yo sé que no hay ratones dentro!
Ella sigue pensando que ese castigo aún funciona porque su madre la atemorizaba así para que comiera...y está claro que a mi abuela le daba resultado.
Yo le sigo la corriente y le digo que me deje la escoba para espantar a los ratones...
¡Si supiera la pobre que aprovecho ese rato para jugar con la maquinita a escondidas!

RELATO 12

Mi patria serán mis zapatos

En mi pequeño cobertizo he creado mi bandera.
La primera versión la pinté con tres franjas de horizonte.
Una verde, una blanca y la otra negra.
Esa estará siempre en mi sangre.
Luego fui más creativo y pinté franjas rojas y amarillas y otra más grande, azul para simbolizar al mar de mi infancia, coronado de oro y citrino.
Siempre estará en mi memoria.
La tercera, volví sobre mis pasos y pinté las tres bandas.
Dos verdes y la de en medio blanca.
La que guardo en mi corazón.
Soy un hombre de muchas banderas, cuya patria son sus zapatos.

RELATO 13🥈

SOY HATTIE MCDANIEL

De niña disfrutaba actuando en el _"minstrel show"_ de mi padre junto a dos de mis hermanos.

- _"Prefiero que nos riamos de nosotros mismos a que lo hagan los blancos destrozando nuestra música"_- decía papá.

Aunque me sentía afortunada por haber nacido en una familia de esclavos liberados, siempre quise resarcir el sufrimiento de mis antepasados.

- _"Prefiero actuar de sirvienta y ganar 700 dólares semanales que ser una sirvienta y ganar 7"_ - contestaba a los insolentes periodistas.

Mientras recorría el largo camino para recoger el primer Óscar otorgado a una persona negra, sentí que mis lágrimas ahogaban miedos del pasado.

RELATO 14

Menonitas

Cuando mi padre abandonó el anabaptismo evangélico y abrazó la doctrina de Menno, no tuvimos más remedio que cambiar nuestra lujosa vida neoyorquina e instalarnos en una destartalada granja situada en la loma de una montaña en el condado de Holmes, Ohio. Nuestras lujosas pertenencias fueron sustituidas por una carreta derrengada, tirada por dos mulas viejas, burros, caballos, cabras y una veintena de cerdos a los que cuidábamos en aquellas corraletas de madera y alambre de espino anexas a la casita. De todos aquellos recuerdos, especialmente uno: el trastero donde mi hermana y yo solíamos rendir culto al demoníaco "pecado".

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