sábado, 2 de mayo de 2020

Relato con retales de todos los relatos de la Foto 4


Atravesaban el pueblo y yo esperaba al gigante para que me subiera a sus hombros y acompañarlos hasta la explanada donde instalaban la gran carpa. El circo daba inicio a su temporada. Siempre al frente, en la cuerda como en la vida, con los ojos abiertos, la barbilla arriba, aunque se tenga un aspecto desgarbado y poco agraciado.

Crecer en un circo te hace pensar que nada es imposible, aunque nació sin alas... quería volar. Cualquiera podría pensar que estaba viendo venir al amor de su vida mirando al horizonte. Qué placidez le producía salir al escenario del jardín. Cuando salió de nuevo al mundo, aprendió lo que en el fondo ya sabía: que no todo era blanco o negro.

Recién peinado y afeitado, con ese atuendo silueteado por la verticalidad de sus líneas, encontraba la libertad. De género indefinido, con un telón de fondo sin pintar, sobre un escenario. En el mundo de las telas blancas, el nació con rayas de color. Salió del útero de su madre y escurrió el bulto desde ese momento. Su cara no pasó desapercibida, sus largas piernas le llevaron lejos. Él quería ser actor de teatro, sacar a miles de personas de sus realidades y hacerlas reír, llorar, soñar.

Como todas las mañanas, se dirigió a la pista central del circo París, para realizar los mismos ejercicios preparatorios con los que comenzar a entrenar en el arte de hacer reír a todos con sus múltiples acrobacias, caídas y torpezas. Desde que de pequeño se colara bajo la carpa de un circo, quedó hechizado... El resto de su vida creyó ser un gran funambulista. ¿En serio, tú me dices que cuando estoy allí arriba, saltando de trapecio en trapecio, haciendo mis giros y piruetas, tengo más riesgo que tú allí abajo?

Aquellos años no fueron los mejores...crueles espectáculos de monstruos circenses, algo propio de otras eras... La función había terminado como cada noche, pero había sido un rotundo fracaso de errores, fallos, nervios y abucheo final. Y ahora ha desaparecido…, pero parece que nadie le busca, nadie le echa de menos, ya nadie tiene que reírse con sus bromas soeces y dañinas. Él fue la causa de la caída de mi madre de aquella altísima escalera y de la ruina familiar cuando mi padre lo atravesó con una espada del mago. Fue combustible su amor, el agitador de esta escapada sin retorno. Sé que está en alguna parte, muy cerca de aquí, probablemente..., riéndose de mí... En esta gira se enamoró de la mujer barbuda, le ha correspondido, aunque su pareja era el hombre forzudo.

Todas las personas moriremos pero no todas viviremos. Recordó aquella frase e imaginó una escuela donde danzar a través de otros. Soy quien guía tus pasos, soy tu impulso al despertar, no existe camino demasiado largo. Soy la musa de tu creatividad, aquel que te hace amar. Junto al epitafio depositó lo único que quedó de él. Una foto donde aparecía disfrazado de acróbata, exultante, en su 40 cumpleaños.



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