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| Foto. Cecil Beaton |
RELATO 1
NAVIDAD EN LA PLATAFORMA
Olas burbujeantes se acercaban a la plataforma donde hago mi trabajo, coser banderas de peligro. Aparté mi tarea y descendí al nivel más bajo, al lugar donde, sentado, los pies se hunden en el agua helada. No eran olas, eran delfines, docenas de delfines que parecían saludar con sus gritos y cabriolas. Aquello duró toda la noche, como aquellos hermosos animales intentaran acompañarme, como si quisieran decirme que no estaba sólo.
Al llegar la mañana, se despidieron de mí saltando sobre las olas y formando tirabuzones con sus cuerpos.
Juraría que algunos eran sirenas... y no había bebido.
RELATO 2
LOS PILLÉ
Me alisté a la Royal Navy hace un año. Prometían aventura, formación y algo de pasta. ¡A conocer mundo!, me dije. ¡Y a comer gratis!
El tema de las tías, según me contaron, estaba garantizado: ¡en cada puerto un amor!
Me dieron orden de llevarle un mensaje al comandante.
Juro que llamé a la puerta, pero como no abría empujé y entré. Y allí estaban los dos, comiéndose vivos.
El teniente guapito la pagó conmigo. Y ahora tengo costura hasta que me salgan canas en los huevos. Me cago en la Navy y en su puta madre.
RELATO 3
NO SABÍA QUE ESTABAS DENTRO
De golpe, te encontré allí al abrir la puerta. Te habías peinado y puesto la gorra, pero solo eso. Estabas desnudo detrás de la máquina de coser. La bandera remendada y tus manos sobre la tela. Desde mi posición adiviné tu silueta. Tu mirada era desafiante y provocativa. Me quedé turbado y volví, sofocado, sobre mis pasos.
¿Y si hubiera terminado de entrar? ¿Qué podría haber pasado entre nosotros? Confieso que al recordarlo se me acelera el pulso y me invade una placentera calidez interior que sube desde el estómago hasta mis mejillas y termina ardiendo entre mis piernas.
RELATO 4
TODOS A BORDO Y YO TAMBIÉN
Si había alguien que seducía a Marcos, eran los del Cuerpo de Marines. Tanto fue así que decidió hacer carrera para poder estar todo el día: "¡A sus órdenes...!".
Cuando embarcaban, todos tenían sus aficiones. Unos, sus cartas; otros, sus libros, juegos de mesa, etc... Pero Marcos viajaba con un pesado y misterioso maletín de madera.
No había nada que lo relajase más que desplegar su kit de costura y remendar uniformes o lo que hiciera falta. Además de invitar a su camarote a algún alférez de fragata, para aliviar el estupor que le producían las maniobras con fuego real.
RELATO 5
FRANCIS LEGARE, ES REAL
Francis Legare, un marinero gay, navegaba por el mundo en su barco de vela. En cada puerto, encontraba nuevos horizontes y personas que lo aceptaban por quién era. En alta mar, Francis se sentía libre para amar sin miedo a ser juzgado. Conoció a un compañero de viaje, un marinero llamado Antonio, y juntos exploraron el mundo. Su relación floreció en el mar, donde la libertad y la aventura eran su única ley. Juntos, Francis y Antonio navegaron hacia nuevos destinos, unidos por el amor y la pasión por el mar. Su historia es un faro de esperanza.
RELATO 6
BENDITO PROGRESO
Desde hace un par de siglos, en mi familia la profesión de costurero ha pasado de padres a hijos. Llevo con orgullo la herencia de mi estirpe y soy consciente de la suerte que tengo al disponer de una máquina que hace más fácil el trabajo, algo que se agradece sobre todo cuando hay prisa.
Hoy, por ejemplo, Jaime ha llegado con un gorro de marinero... Siempre le he gustado con algún toque de uniforme. Yo quería experimentar con él caracterizado de Papá Noel. En un pispás, ya estábamos gozándonos.
Benditos sean el movimiento alternativo y la fuerza mecánica.
RELATO 7
SOBRAN LAS PALABRAS
Mi padre solía decirme “cuando hagas la mili, volverás hecho un hombre.”
Cuánto se equivocaba.
Me habría ido mejor siguiendo mi camino que jugando a soldaditos. Pero eran otros tiempos… tiempos perdidos.
Hoy tengo mi atelier, levantado entre discusiones y las lágrimas de mi madre, que sí me entendía.
No le guardo rencor, fue hijo de su época, y nosotros, pioneros en la vanguardia, los primeros en romperla.
Ahora mis diseños marcan tendencia, y él, ya anciano, me toma la mano y me mira en silencio.
No hacen falta las palabras, en ese gesto, por fin me reconoce.
RELATO 8
LA MÁQUINA
¿Cómo he podido acabar en la bodega de un buque de guerra, entre las toscas manos de un marinero de segunda?
¿Cómo se atreve a deshonrarme con algodón y sarga de espiga?
Yo, que fui el sustento de la abuela y del niño sin padres.
Yo, que pasaba noches ronroneando con la caricia del tafetán, del guipur y de la seda, bajo la atenta mirada de la cansada costurera.
Qué orgullosa me sentía cuando venían a probar mis creaciones. Entonces, mi trabajo cobraba vida.
El niño se fue a la guerra.
La abuela, al cielo.
Solo queda polvo de seda en mis engranajes.
RELATO 9
EL ARTE DE LA MONOTONÍA
Vengo y voy, voy y vengo.
Vida lineal y monótona,
esto es lo que yo tengo.
Amarillo, blanco, rojo.
No importa el color,
lo que importa es el ojo.
Voy entrando, voy saliendo.
Mis días son rutina,
pero sigo viviendo.
No importa donde ni cuando.
Mi labor será la misma;
y siempre sigo actuando.
Perdón, no me he presentado.
Tengo por nombre: Hilo.
Por apellido: Blanco.
Mi fin: Dejar todo atado.
RELATO 10
CUBIERTA DEL HMS ZULÚ
14/09/1942, 16:09 p.m. El marinero James W. Collins gira el volante de la vieja Jones negra. Huele a salitre y grasa de máquina.
Como una herida abierta, la bandera roja se desborda.
Los Junkers alemanes la habían desangrado.
Collins cose, puntada a puntada. Su torso desnudo brilla con calma ambigua, entre fuerza y cuidado.
Suena la sirena de zafarrancho.
El hilo se parte, la aguja rueda entre las planchas.
—Bloody Krauts… they’re back! —murmura.
«¿A qué camarada veré agonizar hoy?», piensa.
El cielo estalló. Luego, nada…
RELATO 11
JURA DE BANDERA
Atrás dejó a su mujer a punto de parir.
Tras una semana de travesía, a bordo del buque de guerra HMS, se encontraba el oficial cadete Atkins reparando una bandera de señales en el camarote de la sastrería.
El Almirante Ramsay, neoyorquino y padre de familia numerosa, le acompañaba supervisando esta labor.
Fuera del camarote la vida y la muerte se daban la mano. Dentro, ajenos a sus propias realidades, la atracción entre ambos creció hasta hacerse irrespirable. El erotismo cosía con hilo rojo cuando sus miradas se cruzaban. Enarbolaron la bandera del deseo y sus cuerpos juraron ante ella.
RELATO 12
POR EL OJO DE BUEY
¿Cómo pensabas que era?
Soy tal como tu mente me quiere ver.
Sí, ese es el taller donde se teje la vida, y donde tengo las llaves que abren todas aquellas puertas a las que decides entrar.
Unas no tienen retorno.
Otras te vuelven a traer a mi.
A veces te tengo que coser un traje sencillo, pero otras veces, es complicado de armar y no tienes paciencia para entenderlo.
Cuando eliges seguir adelante vuelvo a coser:
Si eliges subir uso cuerdas.
Si eliges navegar, velas.
Si eliges volar, plumas
Siempre estoy atento.
¡Ve tranquilo!
RELATO 13
LA COSTURA MÁGICA
Sentía que su vida era un barco a la deriva. Un Titanic justo antes de un deshielo.
Sus pensamientos se estrellaban contra sus arrecifes internos, atraídos por coros de sirenas.
Un día bajó a la bodega y desembaló una vieja máquina de coser. Le costó coger el hilo de su propósito, pero estaba decidido. Y cosió y cosió. Día y noche. Siguiendo un patrón universal, terminó por diseñar una camisa mágica. Una camisa que protegiera la desnudez de su alma y le hiciera sentirse en un puerto seguro, al abrigo de sus reiteradas galernas.
¡Marinero Smith! ¡Suba a la cubierta!
RELATO 14
NO A LAS GUERRAS
El marinero McMurray era modisto profesional.
Antes de ser llamado a alistarse en la marina, para cumplir en la guerra, pertenecía a la plantilla del Ballet de Nueva York, donde diseñaba y arreglaba el fastuoso vestuario de los bailarines.
Su almirante, conocedor de la profesión de McMurray, le solicitó un vestido para su esposa, quién participaría en la cena de gala del portaviones. Quería para ella un rojo sangre que resaltara su belleza.
Para ello, utilizó la sangre de 14 marineros. Fue detenido y condenado a la silla eléctrica.
La locura de la guerra nunca ha de tomarse en vano.
RELATO 15
AL HILO DE SU PADRE
Aquella calurosa noche de verano el cielo parecía lleno de luciérnagas. Los grillos del jardín y el traqueteo de la máquina ponían la banda sonora. La tela roja era del toldo que cubría la terraza. El sombrero, el de su comunión.
Cose con manos temblorosas, el sudor resbalando por su espalda desnuda. Cada puntada lo devuelve a la infancia, al taller donde su padre cosía en silencio. Al extender la tela, algo cae al suelo. Un pedazo de papel doblado, amarillento. Reconoce la letra. “Si lees esto, ya no estaré. Pero me alegra saber que al fin aprendiste a coser.”
RELATO 16
ENTRE ORGANZA SEDA Y MAREAS
El capitán, fornido y con rostro sereno, se retiró a su cabaña. Frente a una máquina de coser antigua, sus manos curtidas guiaban con destreza un vestido rojo, atrevido y de su talla. Cada puntada era un eco del mar: firme, constante, profundo. La tela se transformaba bajo sus dedos, como las olas que dan forma a la costa.
Al amanecer, vestido con su creación, salió al muelle. Las olas, como cómplices, danzaban a su alrededor. En su rostro, una sonrisa de libertad: había tejido su verdad, y el mar la celebraba con él.
RELATO 17
¿007? O ¿MARY QUANT?
Siempre pensé que trabajar en un transatlántico sería poco menos que vivir una película de aventuras. Nada más lejos de la realidad. El tiempo se pasaba entre servir a los pasajeros, limpiar camarotes, revisar las máquinas y hacer mil y una lista de otras actividades rutinarias. Pero lo que jamás de los jamases se me hubiera pasado por la cabeza es que también tendríamos cursos de costura. Y heme aquí, dándole al pedal de mi máquina de coser remendando las banderas de a bordo mientras mi mente vaga por una escena de James Bond, y que obviamente, no soy yo.
RELATO 18
PUNTADAS, UNA A UNA
Despojado de sus sueños en tierra firme se había convertido en un navegante de La Sombra Eterna.
Su gran talento para coser ocasionó su secuestro, pero su fina belleza hizo que la tripulación exigiese mucho más que sus habilidades textiles.
Nadie sabía lo que era capaz de hacer con una máquina de coser y con cada puntada fue tejiendo hechizos que encerraban fragmentos de su ira.
Una noche, mientras dormían, el mar los llamó uno a uno. Desde la popa contempló como se hundían, silenciosamente, en la más profunda oscuridad. Su alma rasgada se recomponía viendo su venganza cumplida.
RELATO 19
EL PESPUNTE ROJO
Fue el último en llegar al barco. Recuerdo el instante en que soltó el petate y respondió a su nombre con aquella voz firme.
Yo tenía novia y una vida sencilla esperándome en tierra. Nunca me había sentido atraído por un hombre, hasta que lo vi inclinarse sobre la máquina de coser con la luz del mar encendida en sus ojos. Sus manos, acostumbradas al trabajo duro, guiaban la aguja con una delicadeza imposible.
Mi vida del revés.
En aquel hilo rojo que enhebraba mirándome iba también nuestro destino, enredado sin remedio.
RELATO 20
EL VESTIDO AZUL
Luis rebuscó en el armario un vestido que le sirviera para la fiesta del sábado.
Aún tenía el armario repleto de ropa veraniega, la invernal estaba un poco escondida.
Llamó su atención aquel color azul al fondo, y estirando el brazo, llegó a duras penas a la percha.
Aquel vestido estampado lo tenía ya olvidado, él no tiraba nada.
Salió al pasillo, gritó:
- Sergio, a ver tú qué dices.
Se miraron de arriba abajo y mudos por el impacto, no pudieron hacer más que reír.
- Anda vamos a hacernos un selfie, que estamos para comernos, el sábado triunfamos los dos.

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