sábado, 10 de mayo de 2025

RELATOS SEMANA 258

Foto Lidia León 



RELATO 1

EL ARBOL DESDE PEQUEÑO

Como cada día caminábamos con el sol de la mañana. A nuestras espaldas, las mochilas con los cuadernos Rubio en su interior nos iban forjando poco a poco, como si gota a gota fuese, unas responsabilidades, si antes más livianas, después un poco más exigentes.
Íbamos cogidos de la mano, sin prisa pero sin desgana dispuestos a enfrentar cada nuevo día. Habíamos aprendido que de nada servía decir “hoy no quiero ir al cole”
Pero fue gracias a aquel tesón que nos inculcaron que hoy puedo enseñar a mis hijos que nada en esta vida se consigue sin esfuerzo.

RELATO 2

CHIPIRITIFLÁUTICOS

El autobús del colegio nos dejaba en casa. Solo había que cruzar el paso de cebra. Mamá nos recogía, preparaba la merienda y apresuradamente nos sentábamos delante de la televisión para ver a Locomotoro, Valentina, el Capitán Tan, presumiendo de sus viajes a lo largo y ancho de este mundo, o a los hermanos Mala Sombra, que eran malos de verdad.

Aquel día cruzamos solos por primera vez porque mamá se despistó. Lucas me soltó la mano y sucedió lo inevitable...

¡¡¡Corrió al quiosco de chuches de la esquina, cuando yo quería llegar a casa para ver a los "Chipiritifláuticos"!!!


RELATO 3

ROMY Y JULY, FOR EVER

Sólo un mes separó al uno de la otra cuando nacieron,
luego, ya no hubo nada que no hicieran juntos.
Sus padres, vecinos de planta, asistieron asombrados como  
desde niños, Romy y July, jugaron, rieron,
lloraron, compartieron aficiones y la carrera de veterinaria.  
Se dieron el sí quiero en Gibralfaro, una noche de luna llena,
y desde entonces, saboreaban la vida montados en una Harley.
Cinco años después, tras recibir una inesperada y maldita carta,
les encontraron dormidos y ambos abrazados a la foto que les acompañó toda su vida.

RELATO 4

EL HILO ROJO

Ahí estábamos, los dos, cruzando de la mano el único paso de cebra del pueblo.
Un salto en el tiempo y nos veo en las fiestas, brincando como posesos al ritmo del "Sarri Sarri" de Kortatu.
La vida nos arrastró por caminos distintos, sin promesas ni despedidas.
Hoy está aquí, frente a mí, en el funeral de Fernando. Han pasado 55 años.
Nos abrazamos, y en ese gesto torpe y sincero, siento un hilo invisible que nunca se rompió.
No sé si el destino existe, pero hay ausencias que nos devuelven a quien nunca se fue.


RELATO 5


EL NANO 

El cielo era el techo y el horizonte las paredes de la escuela de su vida. 

El Nano y su hermana se criaron entre borrachos, putas y otros pobres diablos. Gentes del arrabal, de esquinas oscuras y noches de escarcha, donde muchos encontraban la muerte. 

En calles de desengaños, penas y escombros, de amores llorados y duelos de otras geografías y acentos, se hizo el rey.

Que no conoció la madre que le escupió a la vida, el hambre fue quién le parió la astucia.

Pronto se hizo respetar, que ahí lo tienes, no le gana nadie. 

Aprende hermana, aprende...

RELATO 6

DESDE LAS ALTURAS

Desde las alturas, todo es más difícil. Al crecer, olvidamos que, cuando mirábamos desde abajo, desde aquellos ojos de niño, no entendíamos de lágrimas, salvo cuando nos golpeábamos la cocorota al caer como membrillos, en los primeros pasos.
Hay algo mágico en ver el mundo por debajo de las rodillas de los adultos. No hay altivez, ni necesidad de destacar, salvo por el regocijo que provoca cada paso tambaleante. Cada día es un tablero inmenso, una aventura nueva, con casillas por descubrir.
Qué envidia verles ahora, desde estas alturas. Y qué ganas de echarme al suelo y no levantarme jamás.

RELATO 7

DONDE EL CIELO TOCA LA TIERRA

El sol se colaba entre los árboles, mientras el hermanito mayor tomaba la manita tibia de su hermanita.
Sus pasos pequeños, como susurros, crujían hojas doradas.
Él, con seis años y un corazón valiente, la guiaba con ternura.
Ella lo miraba con ojos de luna,
llenos de confianza.
No hablaban mucho, solo caminaban, como si el mundo esperara en silencio.
Su destino: un árbol enorme, su refugio secreto.
Allí inventaban mundos, jugaban con amigos invisibles.
Cuando llegaron, él sonrió:
—Aquí siempre estaremos seguros.
Su madre los miraba de lejos
y supo que, mientras él la guiara, todo estaría bien.

RELATO 8

LA CARRERA MAÑANERA

Se había hecho tarde para llegar al colegio y al trabajo. La acera estaba cortada por obras, así que tuvimos que tomar un camino más largo. Andaba a toda pastilla mientras Marian intentaba seguir mi ritmo con sus piernecitas. 
En el último paso de cebra, se paró en seco. Había visto a Dani, que caminaba casi sin pisar el suelo de la mano de su padre. 
Cuando llegaron a nuestro lado, se soltaron de nosotros para cruzar juntos. No sé si fue mi imaginación, pero juraría que les oí decir:

_-Los mayores están locos._
_-Sí, lo suyo no es vida._

RELATO 9

LOS CONSINMIEDO

En mi familia, ha sido tradición fisiológica desde tiempos inmemoriales que el primer parto de nuestras mujeres, traiga al mundo a mellizos.
También es tradición, que uno de los miembros de la parejita sea más echado p'alante que el otro, tradición que se mantiene a lo largo de la vida. 
Por eso nos llaman los “consinmiedo”, uno va con miedo y el otro no.
Mis mellizos no iban a ser la excepción y hoy, que comienzan las clases en el nuevo cole, descubriremos quién será “con” y quién “sin”.
¡Es todo un evento familiar con comida, bebida y tarta!

RELATO 10

LO QUE NOS QUEDA

Saliendo del hospital me dijo «María, dame la mano», pero yo entendí: «Cada día que pase estaré más lejos de ser quien era. Caminaré torpe. Me distraeré. Perderé el hilo de la conversación. Te interrumpiré y te sacaré de tus casillas. Estaré cansado y dolorido a menudo. Gruñiré, protestaré, me revolveré en el asiento. Seré un viejo que se apaga lentamente. Si me quieres sostener, María, será un viaje amargo.»

De pronto nos sentimos como dos niños que no saben dónde van. 

Nos dimos la mano, como la primera vez, y cruzamos la calle hacia lo que viniera.

RELATO 11

MIS GORDIS
 
Cada vez que estoy con ellos descubro algo nuevo. Hoy, mientras los llevaba al colegio, he reparado en lo mucho que se cuidan. En cuanto los he bajado del coche, sus manos se han entrelazado y han permanecido unidas hasta que han tenido que ir a sus respectivas clases. 
 
Podrán pelearse, no compartir, querer ser los primeros en todo o acaparar mi atención de forma exclusiva; pero a la hora de la verdad prevalece la fraternidad.
 
Es innegable que encargarme de mis sobrinos supone tiempo y energía, así como que todo lo que me aportan no tiene precio.

RELATO 12

EL LUGAR QUE OCUPA

Desde pequeño movía sillas para que se sentara mi amiga imaginaria. Le prestaba mi oso Willy, le hacía sitio en la cama y le decía buenas noches. 
Supe que nadie más la veía cuando tenía siete años. Mi madre lloraba cuando yo insistía en que ella me hablaba. Más tarde supe que nací de 36 semanas. Que Esther venía conmigo pero no lloró. Salió la segunda con vuelta de cordón. 
A veces siento que ocupo un lugar que no es solo mío. Ellos esperaban dos. Y aunque yo siempre la sienta a mi lado, nunca podré llenar ese vacío .

RELATO 13

BAJO EL MISMO CIELO

Mochilas de colores, Frozen y Bob Esponja nuestros héroes. 
Cruzando cebras juntos, inventábamos historias de animales fantásticos. 

Un día, un extraño pájaro sin alas, con ráfagas de fuego puso fin a nuestras vidas. Quedaron sólo manchas rojas en la carretera desintegrada. 

Miles de nosotros ahora somos polvo de estrellas sobre el cielo de Gaza. 
Estamos en compañía de otros niños, pijamas de rayas, subieron hasta aquí a través de las largas chimeneas de Auschwitz. 

Bajo el mismo cielo observamos los idénticos asesinos.
Tal vez un día, Frozen congelará sus miradas feroces;
Bob Esponja nunca limpiará sus garras chorreando sangre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario