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Foto: María Muñoz |
RELATO 1🥇
La canasta oxidada
Mi madre refunfuñaba a todas horas cuando nos mudamos a la casa del pueblo. Como mujer de ciudad, aquello se le antojaba un aislamiento innecesario. Mi padre propuso comprar una canasta de baloncesto para entrenar conmigo. Mi madre se negaba alegando problemas de espacio. Llegó la canasta, y con ella muchas risas que compartí con mi padre. También trajo el silencio de mi madre.
El balón botaba al ritmo que el abismo crecía entre ellos.
Mi madre se marchó un día.
Después lo hicimos nosotros.
Una canasta oxidada, delante de un hogar hecho de escombros, nos recuerda lo que fuimos.
RELATO 2
EL NIÑO INCOMPLETO
En el Colmado Vázquez se rompió el silencio con el llanto de esa criatura que llegó al mundo entre cajas de fruta. Cándido Vázquez agarró casi al vuelo a su primogénito al que esperó con expectación. Con lo que no contó era que “el Creador” olvidó dotarlo de piernas. Aun así, el pequeño Candidito cumplió su sueño: jugar al baloncesto. Con 7 años, tras una huelga de hambre, convenció a sus padres para que instalaran una canasta en el patio con las gallinas. Hoy mira orgulloso esa foto con sus padres, sosteniendo un trofeo sentado en su silla de ruedas.
RELATO 3
Cuántas veces
Cuántas veces pensamos, después del nacimiento de Claudia, sustituir tu cubierta de tejas árabes por lastras de piedra, acorde con la arquitectura de aquel maravilloso pueblo de donde eran los abuelos; cuántas veces estuvimos de acuerdo en cambiar aquellas vigas apolilladas de pino gallego por otras de roble o castaño; cuantas veces nos imaginamos tu suelo de madera lijado y enriquecido con los mejores barnices..., y tus puertas y ventanas sustituidas por otras de maderas nobles que desafiaran el tiempo; cuántas veces quisimos sacar la piedra de la fachada para que luciera en todo su esplendor nuestro hogar; cuántas veces...
RELATO 4
MANÁ
Fue un niño prodigio físicamente hablando, con catorce años, ligero como un pájaro, ya medía 1,98. Con mucho esfuerzo, sus apenas doce vecinos le compraron una canasta de segunda mano para que entrenara. Su triunfo sería como maná para su humilde aldehuela. Llegó el día en que, con todos los ahorros, le compraron un billete de avión. Haría una prueba en la capital para un equipo de primera.
El avión se estrelló al aterrizar. Ningún superviviente.
En la placita de su aldea, en la quietud de las noches, a diario se oye el sonido de una pelota botando y encestando.
RELATO 5
Redención
Una suave llovizna que se convierte en diluvio. Te refugias en un portal. Exposición fotográfica. Un toque de color sobre fondo pardo llama tu atención. La reconoces: la casa del pueblo de tus abuelos.
Perdiste el contacto hace 43 años. ¿La razón de la discusión? No la recuerdas. Recogiste tus cosas y diste un portazo a aquellas dos únicas personas que te dieron cuanto tenían cuando no tenías dónde ir. Nunca tuviste una palabra amable. Pero ahora tienes un nuevo propósito: rehabilitarla y devolverle la luz y la vida que un día ellos te devolvieron a ti.
RELATO 6🏵️
PRECIOSA
Demoleré partes que sobran de tu interior y retiraré todo aquello que ya no te sirve.
Construiré la distribución que mereces y sustituiré tus cables y tuberías por otros jóvenes y modernos.
Después alisaré tus paredes, techos y suelos dejando tu piel tersa y feliz, preparada para revestirla con materiales elegantes.
Así, una vez desaparecidas tus grietas y manchas, podré pintarte con los colores más bonitos del mundo.
Iluminaré tus sombras con luces cálidas y reconfortantes.
Y por último, te daré los muebles precisos para que seas cómoda y acogedora.
Serás preciosa....
Como lo era tu dueña....
Mi madre
RELATO 7
AMORES PROHIBIDOS
Teníamos que encontrarnos, tan jóvenes, escondidos en los abandonados cruces subterráneos para poder amarnos.
Esa oscuridad, los grafitis, la basura y el olor a orines no me molestaban, porque la sinestesia me concentraba, únicamente, en el aroma limpio de sus cabellos, la suavidad de sus mejillas, el resplandor de sus ojos verdes... Para mí, esos momentos con ella, eran un paseo por el cielo para alcanzar la gloria.
Después, atisbábamos si había alguien fuera y salíamos, disimulando, cada uno para su casa.
Aún hubimos de esperar un tiempo, hasta que yo encontré un "palacio" merecedor de mi reina paya.
RELATO 8
Marché
Mirando las canastas del Philadelphia Arena, mi mente viaja al momento en el que te abandoné y dejé atrás la vida que conocía.
Siento la brisa en mi cara, el olor a hierba cortada, el mugir de "les vaques". Mi paladar puede gustar el queso y las fabes que comí por última vez en tu cocina.
Marché, pero nunca me fui. Conseguí mi sueño, pero dejé entre tus paredes una vida plena que recuerdo cada vez que veo una red. Y han sido muchas.
Volví y ya no eras. Prefiero verte en mi cabeza, por qué tus ruinas me hacen sufrir.
RELATO 9🥈
Mi vida aquí
Entre semana, a las ocho en punto, ya estaba mi madre preparada para frotarnos la cara con la esquina húmeda de una toalla. Una para cada uno y la cuarta para ella. Luego nos peinaba con colonia y raya a un lado, cogíamos las mochilas y corríamos al cole.
Los fines de semana los disfrutábamos sin horarios ni obligaciones.
El domingo por la tarde tocaba hacer deberes, menos aquel en el que mi padre apareció con una canasta de baloncesto en su camión.
Dos días después, se lo llevó la Guardia Civil...
Pero esa es otra historia...
RELATO 10
No te acerques
Todo pueblo tiene sus leyendas y supersticiones. En el mío hay una que prevalece por encima de todas, la de “la casa al final del camino”.
Es una edificación ubicada casi al límite de la localidad. Sus viejas paredes contienen las almas de los dueños, quienes fueron brutalmente asesinados en plena noche. Gritos, presencias y otros sucesos espeluznantes rodean la construcción.
Conozco cada historia que se cuenta con detalle porque yo mismo las divulgué. Supe que en algún momento me sería útil y no me equivoqué; nadie ha descubierto mi canasta de baloncesto, la cual sigue regalándome grandes momentos.
RELATO 11
Ikebana (Despertar flores a la vida)
Ese accidente me dejó solo y truncó mi carrera deportiva.
Me cansé de hablar con Sheila, la araña, que convirtió las hilachas de mi canasta de baloncesto, mezclándolas con su telaraña, en su hogar.
Me gritó: - ¿Donde vas?
—¿Yo? — Vivir la vida…
Volví de Japón; a mi casa, desconchada, decolorada por el tiempo. Sus carcomidas puertas, ventanas, orquestaban sus crujidos con el sibilante viento.
Los recuerdos remueven cenizas.
Vuelve el olor a jazmín, mezclado con aplausos.
Pero yo veo a través de mi copa de vino, un hermoso ikebana. He regresado acompañado, he encontrado la felicidad:
“El Amor”
RELATO 12
La Aldea
La primera vez que pisé la aldea sentí que retrocedía en el tiempo.
Iba a pasar el verano allí y para una adolescente aquello era toda una prueba.
La vida para los lugareños era el campo y llevar las vacas a los pastos.
Para los jóvenes, la única distracción consistía en reunirnos tras el almuerzo en la vieja casa abandonada de la Portella.
Su balcón de madera se resistía al derrumbe y sus entrañas de piedra asomaban ya por su fachada.
Tenía una canasta de baloncesto donde los chicos jugaban mientras nosotras empezábamos a sentir los primeros efluvios del amor.
RELATO 13
La morada lúgubre
Aquella casa durante años la hipnotizaba.
No pasaba un solo día sin que sus ojos se clavasen en ella.
Conocía su ubicación de memoria, en la colina de la carretera comarcal que usaba para ir y volver al trabajo.
En otro tiempo debió de ser una casa cuidada, con pista deportiva.
Ahora su abandono y su ruina parecían mostrarla con desdén, helaba el alma.
Mi piel se eriza, un escalofrío asciende por la espalda y la respiración se entrecorta.
Respeto o miedo, ni yo sabía que sentía. Aún así siempre la miraba. De forma instintiva, como atraída por un imán.
RELATO 14🏵️
JARDÍN COLUNGUÉS
Nèves plantaba gigantescas fabes y cuidaba sus hortensias. Los vecinos iban a su puerta para verlas.
La lluvia era abundante, pero Nèves no dejaba podrirse las hojas, se agachaba y levantaba continuamente.
Una mañana Nèves enfermó. Mantuvo reposo en la planta alta de su casa.
Marcelino, su marido, oyó decir que en la pista del parque D.Hernán Pérez Cubillas se retiraban las viejas canastas de baloncesto.
Consiguió una para Nèves.
Marcelino ató la canasta al balcón. Puso una maceta y su hortensia azul.
Nèves disfrutaba del jardín desde su cama.
El tiempo llevó el jardín y dejó la canasta.
RELATO 15
MI REGRESO
Vieja techumbre que deja al descubierto historias pasadas. Socavones, cicatrices de madera y piedra que evocan el paso del tiempo. Huellas de la adolescencia disfrazadas de abandono.
Vuelvo a ver la belleza de mi casa, pero esta vez, cerrada a cal y canto... como yo.
Mi última voluntad fue que mis cenizas impregnaran la casita de mis recuerdos para descansar con ella.
Acompañado de mis seres queridos entristecidos, vuelvo para no separarme nunca más de ti.
RELATO 16
Historia de cualquier pueblo
Triste. Muy triste. Desolación es lo que siento cuando paso enfrente. Recuerdo nuestros juegos. ¿donde quedaron? Tu en la cárcel, yo esperando. Esperando que vuelvas y me rescates. De este pueblo. De mi familia. De mi misma. Pero queda mucho. ¿Cómo seremos entonces? Todo fue culpa mía. Nunca debí volver a jugar contigo cuando estaba tu padre. No hubiera acabado así. El muerto por cerdo, tu en la cárcel.
RELATO 17🥉
ENCESTAR RECUERDOS
He vuelto.
A las mañanas de gallo ronco y café de pucherete en el _tinao._
Pero ya nada es lo mismo.
A los _terraos,_ secaderos de mis tomates y pimientos de cornicabra.
Pero ya nada es lo mismo.
Al hogar encendido y las cortinas alpujarreñas.
Pero ya nada es lo mismo.
Mi refugio de castaño y nogal, cañas y yeso, pizarra y arcilla, desvencijada y rendida.
Pero la canasta de mis juegos de juventud sigue ahí, en pie, altiva, tiro el balón y...¡Canasta limpia!
Hay momentos breves, casi fugaces, que te transportan a esos días que fuimos.
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