sábado, 30 de agosto de 2025

RELATOS SEMANA 274

Foto Nuria

RELATO 1


DULCE ESPERA DEL ALMA

¡ Asombroso don¡
¡ Inexplicable emoción! 
El ser humano que tanto dolor causa.
Ese que es tan terrible;
Ese... ese ha sido el que inventó la escritura, el lenguaje.
Hizo viajar por el universo belleza, amor , imaginación ...llegando a otros corazones: 
¡Queridísima Eloísa!
Estimado señor:
¡Amor mío! 
¿Como no he de amarte, si mi corazón se desborda, tan solo al recibir unas letras tuyas?
Me siento al borde del abismo blanco y me desafía a desnudar mi alma.
¿Cuando dejamos de escribirnos y de soportar la dulce espera del correo?
¿Cuando dejamos de mirarnos por dentro?
¡Amadísimo......!


RELATO 2

LA ÚLTIMA POSTAL

Mi abuela Eloísa hablaba mucho de su tía Almudena, que se casó con uno de esos emprendedores que marcharon a Europa a principios del siglo XX. 
En 1910, partió con él en un barco de vapor desde el puerto de Barcelona con destino a Bélgica. 
A partir de entonces, la relación entre ellas fue epistolar, hasta que en 1915, un año después de estallar la primera gran guerra, dejaron de llegar sus postales.
Mi abuela se arrepintió siempre de haberse enfadado con Almudena por olvidarse de felicitarla aquel año. 
_Nunca dejes que tu orgullo pueda con tu cariño_, me decía.


RELATO 3

EL GUARDIÁN DE LA MEMORIA
 
La noticia de la enfermedad de su madre acrecentó su obsesión por capturar recuerdos. 
Compulsivamente recopiló antiguas fotos y postales familiares.
Su afán le hizo ampliar su tesoro.
Cuando tuvo noticias de que el antiguo sanatorio iba a ser derribado, no dudó en hacerse con las fotos y postales de sus antiguos residentes.
Al clavarlas en el corcho, las fue inspeccionando con fascinación.
Una de ellas llamó poderosamente su atención. La de su primera comunión hace casi doscientos años.
Junto a la ventana del nuevo sanatorio, no recuerdo si alguien me contó esa historia o no.


RELATO 4

PAJARILLO 

Visitaba a mamá todas las semanas, tan chiquitita, tan peinadita, los ojos como platos, pues no tenía ni idea de dónde estaba ni de quién era yo.
Me escuchaba atentamente sin comprender nada, hasta que le decía: _Pareces un pajarillo en la rama de un jazmín_.
Mamá se desternillaba de risa y preguntaba expectante: _"¿Soy tu madre, por un casual?"_; al responderle que sí, se ponía tan contenta y me decía: _"las postales, hijo"_ señalando con el dedo su caja de recuerdos. 
_"Esta es de la tía Feli, de cuando estuvo en Gijon."_ _"Esta de..."_
¡Qué bonita era mi _"pajarillo"_!


RELATO 5

DESCIFRANDO UNA TRAICIÓN 

Mamá yacía en la cama, inerte, pálida y fría. Entre sus labios violáceos asomaba un minúsculo trozo de vidrio. Cuando me acerqué a su rostro, percibí un leve olor a almendra amarga. Mi experiencia como médico me dijo que era cianuro.

La cama estaba cubierta de fotografías, cartas y una nota de perdón. Las recogí lentamente...

Con el tiempo fui descifrando el puzle que me llevó a entender que mamá mantuvo una doble vida con un miembro de la _SS_. Y que papá no perdió la vida luchando con los partisanos, como ella me contó, sino asesinado por su amante.


RELATO 6

MAPA MUNDI

María juega con las postales que su abuela guarda en una caja de dulce de membrillo. Con las postales esparcidas por el suelo en un caos multicolor, la niña se siente viajera en el tiempo; visita ciudades, playas y monumentos, tan abstraída, que no siente la llamada de su abuela:

"¡María, a comer!" grita la abuela desde la cocina y, como María no contesta, la abuela entra. La niña no está, ni en el salón ni en ninguna parte... 

Solo las postales formando un mapa del mundo.


RELATO 7

MORIR DE DESAMOR 

Cuando la policía pudo entrar en el piso, alertada por los vecinos, que hacía días que no veían a Jeremías, descubrió una inmensa cantidad de postales y cartas amontonadas por todas partes.
Lo que en principio les pareció un síndrome de Diógenes, se reveló como un síndrome de Platón.
Miles de cartas de amor, redactadas con pasión, locura y devoción que jamás llegaron a su destino.
Ninguna estaba franqueada.
Podía decirse que en cada una de ellas iba un trocito de su corazón.
Lo encontraron muerto abrazado al último montón de postales con una solitaria lágrima prendida de una pestaña.


RELATO 8

LA MEMORIA

Una mesa interminable se refleja en los espejos del salón. Sobre nuestras cabezas brillan dos lámparas de araña, iguales a las que compré junto a Carlos para nuestra casa de Serrano.
Unos desconocidos me rodean, se empeñan en hacerme sonreír. Creo que me han secuestrado. Debería empezar a gritar.
Necesito irme a casa, mis hijos están solos, tengo que darles el almuerzo. 
Abren una caja de lata; sacan de dentro un montón de fotografías: Carlos, mis hijos, la mudanza…
Me llaman abuela. No, aún no lo soy.
Quiero marcharme a casa. 
Mis hijos están solos. 
Tengo que preparar el almuerzo.



RELATO 9

AISLAMIENTO
 
Al levantar las losetas de la primera habitación a remodelar, en mi recién estrenado hogar, descubrimos un alijo de postales y cartas del pasado. Aquello se hizo rutina, pues fueron apareciendo bajo todas las salas de aquella casa, que enseguida bautizamos como "La cartería".
Llegamos a contar decenas de miles y dedujimos que, para los antiguos moradores, conformaron una especie de aislamiento térmico del suelo.
No tiene relevancia en el orden global del universo, pero para mí, durante el resto de mi vida, fueron aislamiento emocional, pues su lectura me reconfortó como ninguna otra cosa.
Pequeñas paradojas del destino.


RELATO 10

SIMÓN

La jubilación de Simón llegó casi sin darse cuenta, durante su vida su tarea fue repartir cartas y postales llenas de amor, alegrías y alguna mala noticia.
Muchas de esas historias fueron devueltas o no llegaron a destino.
Le rompía el corazón pensando que esos fragmentos, relatos y vivencias solo iban a ser leídos por él.
Y se le ocurrió una idea… haría un museo en su casa.
Los vecinos acudían a leer aquellas historias extraviadas.
Simón sonreía y les decía que su misión no era solo repartir correspondencia…sino cuidar los latidos de quienes alguna vez se atrevieron a escribir.


RELATO 11

ME DUELE TU RECUERDO

Recuerdos en sepia,
cartas de amor selladas desde ultramar.
Nunca supe mucho de mi padre pero tras aquel, su último viaje, seguía viendo en él una mirada directa queriendo decirme algo que no me pudo contar con las palabras.
El dolor era suave pero persistente. Dicen que el tiempo lo cura todo.
Desdoblé aquellas cartas plegadas desde décadas, los ojos se me humedecieron. 
Hoy, mis días llegan a su fin y dejaré estas cartas a mis hijos para que las conserven como mi madre me las dejó a mí.
Lo que más me duele es no saber qué te pasó.
 

RELATO 12

RECUERDOS FUTUROS 

16-Abril-2005.
Hora de despedirse, se aproxima el último viaje. Ya dejé embalado en un cofre las pertenencias más íntimas: El extensísimo diario, las fotografías y las cartas que compartí con mi amado esposo. Deseo que este pequeño baúl me acompañe hasta el final, que el fuego permita fundirme con mis recuerdos para siempre.
En esta última página del diario, quiero agradecer a mis hijos y descendientes el inmenso amor que nos hemos tenido.
Dejo a mi pequeña Nuria, futura escritora, una muestra de mis recuerdos; segura de que algún día, una de estas postales le inspirará un bonito relato.


RELATO 13

POSTALES DE AMOR

¡Vaya día!
Iba por la calle cuando empezaron a caerme postales antiguas. 
Miré a ver de dónde salían para devolverlas.
Me abrió la puerta una anciana que, sonriendo, me invitó a entrar.
Me dijo que esas postales estaban llenas de amor y quería que lo siguieran transmitiendo, por eso las echó a volar.
 ¡Me quedé estupefacta!
No sé si esas postales serán capaces de repartir amor, pero de lo que sí estoy segura es que su dueña es un amor.
Mañana vuelvo a su casa para tomar una tisana o lo que se tercie.
¡Ah, yo llevaré el bizcocho!


RELATO 14

OLOR A PASADO

Cofre entreabierto
el polvo guarda secretos,
llora el silencio.

Traje de novia
las polillas hacen nido
en su tibieza.

Flor en el pecho,
marchita pero viva,
aún lo recuerda.

Carta ardiente,
“Espérame”, le dijo…
el fuego le oyó.

Nunca volvió él,
su avión cayó en la nada,
junto al amor.

El tiempo pasa,
minutos sin clemencia,
días sin sol.

Claxon lejano,
rompe la vieja espera,
Leyó la carta.

Cuerpo sin pulso,
rostro vuelto hacia el ayer,
ella esperó.


RELATO 15

LA ÚLTIMA CARTA

Queridísima Eloísa:

Mi corazón y mi alma se encuentran del todo afligidos al escribir estas letras, pues la peor de las noticias se confirma al conocer que me envían al frente, sin tiempo siquiera para visitarte. Mientras recojo mis pocas pertenencias, rezo para que a mi regreso pueda llevarte al altar como prometí. Conmigo llevo tu olor y la viva imagen del brillo de tus preciosos ojos. Si acaso no vuelvo, querida libélula, sirvan estas líneas para que sepas cuánto te he amado desde el día en que te vi por primera vez.

Tuyo siempre,

Tu padre que te adora.


RELATO 16

LA POSTAL

Entre los recuerdos de mi padre encontré una vieja postal que llamó mi atención. Mi tío August, cuya existencia desconocía, se había trasladado a Australia décadas atrás, siguiendo la pista de una arcana civilización que había contemplado en sueños.

La postal, breve pero emotiva, contaba que la había encontrado tras una larga expedición y que lo que sus ojos habían visto era maravilloso. 

La tinta se había corrido en algunas zonas, como si lágrimas furtivas de mi padre hubieran caído sobre las letras. Al girarla lo tuve claro, la postal era remitida desde el psiquiátrico de Guadarrama. Lloré a cántaros.


RELATO 17

UN PEZ

Soy un pez que nada en el pasado. 
Rozo con mis aletas la tinta desgastada y las fotos que miran desde lejos.
Intento, con mi boca pequeña, decirles que los amo. Y les doy besos suaves que no obtienen respuesta.
Me paro en una frase, me recreo. Y una sonrisa viene a acariciarme.
Soy un pez en el agua estancada de mis recuerdos, tan profunda como la huella que dejaron en mí. 
Soy un pez agradecido por estar cerca de los míos, por nadar en el vasto piélago del cariño cercano y eterno.
Sólo soy un pez. 
Un pez.


RELATO 18

CAJA DE SECRETOS
 
La caja llegó a mis manos por casualidad y su contenido habría carecido de valor para cualquier otra persona, pero no para un escritor frustrado. ¡Bendita casualidad! La inspiración que tanto había buscado se me presentaba en forma de postales y fotografías variadas. 
 
Una mujer como centro, una tía bastante peculiar, traiciones, mentiras, secretos familiares por desvelar… De todo eso nació la trilogía que me lanzó a la fama.
 
En una librería, tras varias horas firmando ejemplares, una mujer me susurró las palabras que nunca consideré llegar a escuchar.
 
“Encantada. Soy Eloisa, la protagonista real de tus novelas”.


RELATO 19

UNA HISTORIA DE AMOR

En medio de una zona de guerra, mis abuelos encontraron el amor, a pesar de venir de mundos completamente diferentes.

Al terminar el conflicto, regresaron a sus hogares, se comunicaban con el envío de postales, donde expresaban las emociones y el amor que se tenían, repletas de sueños y planes futuros.

Cada postal escrita a mano, era un pequeño tesoro que aceleraba sus corazones, construyendo un amor que desafiaba la distancia y unía sus almas para siempre. 

Hoy en mis paredes cuelgan las postales, y el aroma del papel envejecido es como un abrazo, un refugio donde el amor perdura.


RELATO 20

POR EL RASTRO 

Paseando por el rastro, encontré un álbum rojo con bordes dorados. Lo compré sin pensarlo."¡Eran tan bonitas las tapas!".
Al abrirlo, descubrí fotos sepia y una carta que empezaba " Mi queridísimo Amor" y terminaba "Mi Amor para siempre, Fernando".
Las hojas de cartón negro protegían más fotos. Una pareja de novios de 1880 me llevó a descubrir la historia de Fernando y Trinidad.
Las tapas perdieron interés; la historia interior me cautivó. El álbum se convirtió en una ventana al pasado, revelando un amor que trascendió el tiempo.


RELATO FUERA DE CONCURSO.

CORRESPONDENCIA YERMA

Querida Verónica:
Cuando recibas la presente ya me habré ido muy lejos y para no volver.
Quería que supieras que siempre te amé, en silencio, discretamente.
Esos cafés en tu casa, esas tardes de compras y probadores, esas risas en el cine. Pero...Tú te debías a tu marido e hijos. Yo, me debía a tí. Quiero que sepas que bebí con ansia cada segundo a tu lado, aunque en segundo plano y en modo amistad.
Miles de cartas te escribí, y ninguna te envié.
Excepto ésta, que es mi confesión y mi despedida.

Hasta siempre, tuya amantísima, 
                      Cristina.

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