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| Foto Sandra Marcos |
RELATO 1
PARA UNA VEZ QUE LO HAGO
– ¡¡¡Para una vez que lo hago!!!
– ¡¡¡Lo mato!!!
Encima no debería enfadarme con él, se lo había dicho doscientas mil veces... "Cuando te quites la ropa de deporte, no la dejes en el suelo del baño, métela en la lavadora directamente."
Qué iba a pensar yo que la camiseta negra de Iron Maiden iba a joderlo tanto ¡¡¡A tres días de la boda!!! Y se me ocurre lavar la mantilla de mi abuela.
Bueno, pues sí, lo mato. Iré monísima de penitente detrás del Cautivo esta Semana Santa.
Espero que esto no sea un mal presagio para los novios.
RELATO 2
DR. JEKILL AND MRS. JUDITH
No había día en que, tras una noche de farra por las calles aledañas a Marqués de Larios, no se mirara en el pequeño espejo del recibidor del piso que compartía con Judith y se sintiera orgulloso. Otros, orgullosa. Orgullo de haber fluido sin miedo.
Tras despertar, un café solo con dos cucharadas de azúcar.
Mientras el sol se cuela por los visillos de ganchillo y se refleja en el aceite de la tostada aún caliente, se le escapa una lágrima. No por arrepentimiento, sino por no recordar con quién compartió la madrugada.
Nadie viene. Nadie llama. Siempre nadie.
RELATO 3
DE NEGRO A BLANCO, PASANDO POR EL GRIS
Con el cuerpo totalmente paralizado, nadie me ve ni me oye.
Trato de hacer alguna señal.
La fosa se vuelve más oscura y estrecha, me hunde hacia el fondo.
La luz se hace cada vez más pequeña.
El sonido exterior se apaga.
Me falta el aire.
Mi conciencia pasa del blanco al negro.
Veo como mi cuerpo se asoma a un abismo profundo.
Siento como caigo al vacío.
La sensación de asfixia abre aún más unos ojos desorbitados.
Intento gritar, pero mi voz es muda.
Cuando creo que es el fin, siento una sacudida en mi cuerpo y despierto.
Vivo.
RELATO 4
QUIÉN SOY
¿Soy un velo blanco y una sonrisa?
¿Soy un velo negro y una cara que se carga de dolores antiguos?
No, estoy justo en el medio entre el continuo mudar del día y la noche.
Estoy hecha de instantáneos momentos, no miro atrás y tampoco adelante.
Simplemente estoy.
Soy un coche antiguo que te lleva a las termas.
Tú siempre puedes elegir entre, fría, templada o caliente.
Si miras al cielo en un día lluvioso verás que el agua fluye, siempre, en búsqueda de colores.
Yo soy vida y me encanta fluir.
RELATO 5
CUANDO ERA CHICA
Cuando era chica, me encantaba explorar los cajones de fotografías en el aparador del comedor de mi casa. Había un montón de fotos y negativos en sobres.
Pasábamos horas viendo fotos y mi abuela nos identificaba a los personajes desconocidos: "Es tu tío abuelo Antonio...,Es tu tatarabuela Inés". Nos relataba la historia de mi familia. Cuando poníamos los negativos en las ventanas, nos identificaba el día y las personas que aparecían en las sombras.
Era mágico ver cómo cobraban vida en la luz.
RELATO 6
DE BODA Y LUTO
La casa olía a encierro y celos.
Alba, vestida de encaje blanco, sonreía feliz pues se casaría la mañana siguiente.
Bernarda, su hermana mayor, desde las sombras, la miraba con odio silente.
Nadie hablaba del deseo reprimido, del amor que, a cuchilladas, sentía por su cuñado.
_“A mí me encerraron con rezos y vergüenza; a ti te visten de flores”_, pensó con amargura.
La madre siempre dijo que el deber era mayor en la primogénita.
Bernarda cumplió.
Alba escapaba.
Aquella noche, mientras la casa dormía, dos corazones latían con rabia.
Uno, bajo un velo blanco.
El otro, bajo negro luto.
RELATO 7
EL LIBRO DEL DESTINO Y LAS PREDICCIONES
Soy Matusalén, un libro que viaja en el reloj del tiempo, guardián de los recuerdos y del destino.
Mis páginas transitan del presente al futuro… para regresar siempre al mismo episodio.
Se corre un visillo. Unos ojos verdes brillan en la penumbra, como estrellas. Una sonrisa silenciosa se dibuja.
Al frente, una sombra se perfila en la ventana. Sus ojos oscuros miran con ternura a la vecina.
Así pasan los meses.
No hay casualidades: yo soy el destino.
En la biblioteca eligen el mismo libro.
Ríen, olvidan la lectura…
Comienzan a conocerse. Se amarán…
Mis páginas vuelven a girar.
RELATO 8
¿DÓNDE HABITA LA TRISTEZA?
Cada día, Sofía se esforzaba mucho por ver el lado bueno de la vida.
La llegada de la noche era una tregua entre batallas de melancolía que se libraban dentro de su cabeza. A medida que sus ojos se cerraban, sentía que su mente levantaba el vuelo y se abandonaba a la libertad de los sueños.
Las horas entre el amanecer y el crepúsculo se iban convirtiendo, cada vez más, en una cárcel.
Hacía tiempo que intentaba teñir su alma con pensamientos de colores vivos, pero el fracaso diario la estaba dejando exhausta.
Había llegado el momento de pedir ayuda.
RELATO 9
¿VENGANZA?
No iba a dejar escapar a la asesina de su hija, cuando la policia, además, buscaba a un varón de pelo moreno de mediana edad.
Escondida en el rellano de la escalera, oyó como estaba a punto de salir. Intentaba borrar de su mente los sonidos de las televisiones y discusiones vecinales para concentrarse en su venganza.
Al abrirse la puerta, se abalanzó sobre ella al mismo tiempo que le arrancaba la peluca, dejando al descubierto la malla que ocultaba su melena rubia, pero el mecanismo que ocultaba en su manga una daga, atravesó su dolorido corazón...
¡Hija de p...!
RELATO 10
ENTRE VELOS
Durante un tiempo, vivió entre dos mundos. Aprendió a decir lo que todos esperaban: “Estoy bien”, “No pasa nada”, “Gracias por preocuparte”. Era luz, sonrisas, paciencia. La que tejía su lugar en el mundo.
Pero al caer el telón de la rutina, se deshacía en sombras. El miedo tenía rostro, y la noche, peso. No eran dos: era una sola, dividida. Una mitad resistía, la otra sobrevivía.
Hasta que un día dejó de esconderse. Mostró su luz y sus sombras, su sonrisa y sus heridas. Porque solo quien ha caminado entre ambos lados sabe lo que cuesta mantenerse en pie.
RELATO 11
LA EXPOSICIÓN
He pasado quince años huyendo de su recuerdo. Pero hoy, al abrir la revista, su nombre me golpeó llevándome casi al comienzo:
Exposición de Eva Fontalba.
Dentro de la sala, nuestra historia revivía fotografía tras fotografía. En todas asomábamos las dos; nuestras risas tímidas del comienzo, las manos enlazadas, los platos azules, nuestra despedida en Toulouse…
Juntas en cada imagen, en cada sombra, en cada luz.
Nuestro amor truncado lucía congelado en papel.
La vi, sentada al fondo de la sala, reconociéndome desde lejos como un zorro hambriento.
El dolor me habitó desacompasado, como un grito a destiempo.
RELATO 12
EN MI JAULA
Soy las dos caras de un mismo ser, la herencia que me dio la vida y la sombra silente que late en mi pecho. Realidades distintas que viven en mi interior.
Me desgarra la duda, me condena este juicio sin ley ni absolución.
¿Soy Jeckyll o soy Hyde? ¿Soy prisión o deseo?
Una mente cautiva en una celda sin barrotes de la que no puedo escapar que me atormenta y castiga.
Mi yo se divide entre la evidencia de mi cuerpo y el sentimiento del ser que me siento.
Hoy romperé los hilos invisibles. Me sentiré libre al fin.
RELATO 13
POR VERTE TOREAR
Con una preciosa mantilla blanca fui por primera vez a verte torear. Eras el más valiente, el más elegante. Después de cuatro meses nos casamos. Engendré a tu hijo y con él te esperé en casa, el corazón en un puño, día tras día, a que llegaras ileso.
Un día no volviste.
Bien entrada la noche, medio loca, me tiré a la calle a buscarte. Encontré a tu cuadrilla, seria, encogida, pensando cómo decírmelo.
Entonces tinté mis ropas de negro para ir a enterrarte. Sin poder evitarlo, mi corazón quedó también teñido, bajo una negra, negrísima, mantilla.
RELATO 14
LA BELLEZA
─ Espejito..., espejito mágico..., dime que soy la más bella. Dame por un día el privilegio de sentirme única. Miente sin remordimientos, que soy yo quien te lo pide.
Llevo tantos años sin subir al trono de las afortunadas, que necesito y suplico que me regales el momento. Elígeme entre todas. Nómbrame. Ten compasión, antes de que la muerte me reclame.
─ Lo siento, no puedo atender tu súplica. No hay belleza en tu rostro. Ni en tu cuerpo.
─ ¡Pero hay belleza dentro! Y mis pensamientos son limpios. Igual que mi pasado.
─ Eso no alcanzo a verlo.
RELATO 15
CRUZ... ¿O TAL VEZ CARA?
Silvia se asoma temprano a la ventana para saludar a la vida. Desde la oscuridad de su noche se despide, igualmente, del recién estrenado día.
Su percepción se distorsiona hace dos años, entendiendo que la vida viene y se va al mismo tiempo.
Mientras espera, la luz cegadora del nuevo día nubla su esperanza, que no deja de brillar.
Su marido la saca de su ensimismamiento cogiéndola del brazo y acompañándola a la ambulancia que llegó para recogerla.-¡Cariño, eres una campeona, vamos por la décima sesión!
Silvia se deja llevar, consciente de que no habrá una undécima.
RELATO 16
TURNO 48
La sala blanca olía a desinfectante y a burocracia.
Sentada, hojeaba una revista. Todas las portadas mostraban su cara.
— Turno 47 —anunció el altavoz, con tono de fastidio.
Se levantó y entró. El juez sorbía un batido digital.
— Tenemos su cuerpo original, versión 3.2. También la copia premium: sin traumas ni ansiedad. ¿Cuál se queda?
— ¿Hay garantía?
— Solo en la digital. Pero viene con anuncios.
Arqueó una ceja.
— ¿Y si no quiero ninguna?
— Eso no está en el protocolo.
Pulsó su propio “modo destructor”.
El juez hizo “pop”.
— Turno 48 —dijo una tostadora.
Salió silbando. Libre, imperfecta e irrepetiblemente real.
RELATO 17
50 - 50
Dicen que todos tenemos luz y oscuridad en nuestro interior y que está en nuestra mano qué parte queremos potenciar. Aspirar a priorizar lo bueno es lo normal, claro que yo nunca me he sentido identificada con esa palabra.
Soy estrictamente cuadriculada. Por ejemplo, cuando le cedo a alguien el asiento en el metro hago que se tropiece al levantarse; si ayudo a mi vecina con las bolsas de la compra dejo caer algunos productos por las escaleras y cada vez que riego las plantas del edificio pisoteo algunas.
Contrarresto cada buena acción para mantener un perfecto equilibrio.
RELATO 18
LA MUJER QUE SE QUEDÓ
Me he sentido perdida tantas veces y otras tantas he vuelto a encontrarme.
He sanado heridas que aún duelen si las nombro, librado batallas en silencio, he querido rendirme, me he decepcionado, pero también me he mirado con ternura y me he perdonado.
Siento que ha llegado el momento de soltar esa parte de mí que ya no soy.
Ahora quiero otra cosa, quiero ayudar, quiero luchar por lo justo.
Quiero amar sin miedo, vivir sin armaduras.
Quiero, simplemente, estar en paz.
Y aunque no sé muy bien a dónde voy, tengo más claro que nunca quién soy.
RELATO 19
CÓDIGO CLARA
Cuando Clara llega a la residencia, parece que una luz divina ilumina la estancia.
Los abuelitos la adoran, es guapa, sí, pero lo que la hace hermosa es su forma de hacerlos sentir importantes:
su mirada cálida, su sonrisa,
su paciencia escuchando historias como si fueran tesoros y sus manos, esas que les alivian y reconfortan tantísimo.
Lo que no saben es que Clara de noche se transforma, se enfunda un traje de cuero y sale a impartir justicia… silenciosa, sigilosa, letal… sin dejar rastro. Sus manos, esta vez, también hacen su función:
acabar con los indeseables de la ciudad.
RELATO 20
El DÍA Y LA NOCHE
Me casé en un día precioso, llena de ilusión y esperanza para tener una vida mejor. Ahora sólo salgo de noche, cuando el mundo duerme. No quiero que me vean por si tengo que mirarles a los ojos, pudieran intuir algo y tuviera la obligación de matarlos a ellos también. Mis padres me ignoraron y mi marido me maltrataba. La muerte es lo único que merecían. Ahora me cuido yo sola.
RELATO 21
Y DEJÉ DE SONREÍR
De pequeña, por el ambiente familiar, dejé de sonreír.
En la adolescencia, cuando el acoso era mi rutina, dejé de sonreír.
En el matrimonio forzado, para escapar del pasado, dejé de sonreír.
Por mis hijos, egoístas y díscolos, dejé de sonreír.
Por el qué dirán, dejé de sonreír.
Ahora, en el otoño de mi vida, plácido y dulce entre cortinas y atardeceres y risas cómplices y habiendo dejado atrás la amargura de una existencia hueca, he conocido el amor verdadero por alguien inesperado y distinto, que ha inundado mi corazón de alegría.
Y por fin, he vuelto a sonreír.

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