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Foto Nick Hedges |
RELATO 1
LA TARTA DE QUESO
Cada viernes la señora Johnson preparaba su magnífica tarta de queso.
Cuando la ponía a enfriar en la ventana, los niños del barrio la mirábamos con ojos golosos.
Un día, harto ya de no poder catarla, mi hermano Nigel empezó a trepar por la fachada del edificio hasta alcanzar la codiciada ventana.
Luego fue tirándonos trozos de tarta y así, pudimos saciar nuestro deseo.
Todos esperamos escondidos para ver la reacción de la señora Johnson.
Su cara de asombro era un poema.
¡Pero las maldiciones al pájaro ladrón que la había dejado sin merienda, no tenían desperdicio! Jajaja.
RELATO 2
CORAZONES GUARDADOS
Un frondoso bosque separaba el internado de chicos del de chicas. Los fines de semana, permiso hasta las seis, que aprovechaba para bajar a la ciudad, donde conocí a Mary, residente del centro de niñas.
Salimos, nos enamoramos… El amor fue creciendo y la necesidad de vernos también. Conseguía escaparme y acercarme a su colegio, donde, escondidos, conversábamos a través de una reja. Acabamos nuestros estudios, nos casamos, pero… la infidelidad nos asaltó.
Hoy somos incapaces de mantenernos la mirada, cada uno con su engaño, aunque, en nuestros corazones, guardamos con cariño y ternura el que fue nuestro primer amor.
RELATO 3
ATREZOS DE PALOMA
"Mira papá, otra vez está aquí esa paloma. Es curioso, siempre que nos sentamos junto al muro, viene como a saludarte. Parece que te conoce. Es que todos los animalitos te quieren", dijo el niño, mientras una sonrisa se dibujaba en el rostro de su padre.
"¿Ves la pulsera que lleva en la patita?" preguntó el padre.
"Sí", respondió el hijo.
"Un día, mientras tu madre y yo hablábamos, tu hermano trepó por el muro hasta llegar al nido donde ella nació. Fue él quien le puso la pulserita a Noa", que así la llamó. Explicó su padre.
RELATO 4
INSEPARABLES
Paul siempre tuvo una relación especial con su abuelo. Desde que aprendió a andar, paseaban por el jardín con pasitos cortos, cogidos de la mano, conversando como dos viejos amigos. Él era el único que parecía entender lo que decía con su lengua de trapo.
El día que ingresaron al abuelo, Paul tenía 10 años. Le dijeron que los niños no podían entrar en el hospital. Así que decidió trepar por la fachada hasta la ventana de su habitación y se quedó allí hasta que consiguió verle. Él le guiñó un ojo. Era su señal. Todo iba a salir bien.
RELATO 5
CUESTIÓN DE PRIORIDADES
Me mandaron a esa escuela para enderezarme. Su buena reputación, ligada a su estricto programa, hicieron creer a mis padres que unas semanas me convertirían en un niño centrado, responsable y obediente.
Nadie podía imaginarse que hubiese logrado comunicarme con una chica y concertar un encuentro con ella. Escaparme requeriría concentración, aunque no había altura que se me resistiese.
A unos metros de llegar al suelo, un irresistible aroma a chocolate me quitó el sentido. Dudé por unos segundos y cambié mi rumbo.
"Tengo mucho tiempo para el amor, pero lo que hayan sacado del horno tiene los minutos contados".
RELATO 6
LA HUIDA
La noche era fría y la espera, larga.
Los pies húmedos sostenían un cuerpo entumecido de semblante triste.
La luz tenue de la farola temblaba a la par que las lágrimas que asomaban en sus ojos.
El espacio entre los dos se detuvo por un momento, como muros de piedra.
En su mente golpeaban frases de perdón, se anudaron a su garganta.
Ella se giró en seco y caminó de vuelta. Desapareció entre la bruma como una negra sombra.
Él quedó paralizado, enjugó su llanto y sintió el dolor del corazón encogido.
La niebla era fría y la escena, amarga.
RELATO 7
LADRILLOS Y LIBERTAD
Nací libre, siempre lo había sabido.
La explosión derrumbó el túnel, mi padre minero galés permaneció allí para siempre. Sólo me queda el recuerdo de su sonrisa.
Sin un céntimo volvimos a Irlanda, mi madre, ferviente católica, me envió a un internado de monjas, comidas calientes, demasiadas oraciones.
Encerrado entre altos muros, cada día contaba los ladrillos que me separaban de los verdes prados y del viento que soplaba con fuerza sobre los acantilados.
Aquel día decidí mi futuro, subí a la cornisa por encima de la gran puerta cerrada, trepé por el muro fronterizo, saltando hacia a la vida.
RELATO 8
EL AMOR Y UNOS PRISMÁTICOS
Preocupado por no llegar a tiempo, Jeremías saltó de alféizar en alféizar, hasta entrar en casa de su amiga, tres pisos más abajo. Esta yacía en el suelo, y podía morir, tal como había vaticinado la gitana de la feria. La solución estaba dentro de una pequeña bolsita que contenía una inyección de adrenalina.
El motivo era mucho más terrenal, la picadura de una abeja, a la que la niña era alérgica, y no el mal de amores que presagiaba la vieja.
Más bien el amor, y unos prismáticos con los que la observaba a diario, habían salvado su vida.
RELATO 9
PAUL
Paul y yo crecimos en un barrio triste, gris, donde se jugaba poco porque había que crecer rápido para buscarse la vida. Con quince años eras un hombre.
Siempre tuvo la habilidad de poder trepar por las paredes como una lagartija, era flexible, como de goma y disfrutaba con el riesgo.
Eso le permitió escapar de castigos en casa, en el colegio, o entrar y salir de citas comprometidas con chicas cuando los padres llegaban inesperadamente.
Finalmente nos separó la vida. Dejó de trepar para sumergirse en abismos y cimas insondables.
Hoy hace funambulismo entre la razón y la locura.
RELATO 10
EL NIÑO QUE DEJÓ EL MIEDO PARA OTRA OCASIÓN
En el orfanato, la vida de Mateo era gris y monótona. Soñaba con aventuras más allá de los altos muros que lo encerraban. Un día, mientras los demás niños jugaban en el patio, Mateo intuyó en los vierteaguas de las ventanas de la fachada, una suerte de escalera que conducía a la azotea. Con el corazón palpitante, comenzó a trepar. Cada ventana que alcanzaba parecía animarlo a seguir.
Al llegar a la cima, el sol bañó su rostro de libertad. Desde lo alto, el mundo parecía infinito y Mateo supo que, aunque no sabía a dónde ir, había encontrado el camino a seguir.
RELATO 11
SOY UN PROVOCADOR
Desde pequeño ya apuntaba maneras.
Tenía una insólita afición que nadie entendía. Veo un edificio y me lo imaginaba escalándolo por su fachada. Evidentemente no suelo pedir permisos por lo que cuando bajo a la acera siempre me espera la policía para ser arrestado. Estoy acostumbrado.
Me gusta provocar. Si hay que reivindicar el cese de la caza de ballenas en el Atlántico Norte, es mi forma de llamar la atención, si queremos parar la contaminación de los océanos, cuenten conmigo. Cualquier forma para reivindicar injusticias sociales es buena para remover las falsas conciencias de los politicos que nos gobiernan.
RELATO 12
SPIDER
Marujita llegó a casa corriendo para decirme que había descubierto qué, mediante este ungüento, me podía facilitar el agarre en las paredes verticales. Su ilusión era hacer realidad mi pasión por los cómics de _Spiderman_.
_"Sebo de carnero, aceite, patas de araña, seda y mandrágora."_
Después de haberme untado las manos y los pies, instantáneamente me brotaron unos arpones de cartílago ¡Dios mío, qué esto! Empecé a escalar como si volara, pero al llegar a la quinta planta, el efecto desapareció y me precipité al vacío.
Instantes antes de estrellarme contra el suelo, mamá me despertó.
¿Hijo, estás bien?
RELATO 13
AMIGOS PARA SIEMPRE
Cuando tenía tres años, don Ruperto, párroco de Anciles, lo encontró en la palloza donde hacía ya horas que había fallecido su abuela, único familiar conocido en la Montaña de Riaño.
Cogido de la mano, asustado y lloroso, Fernando ingresó en el hospicio de León.
Sor Joaquina, responsable de los más pequeños, tras sonarle los mocos le dio un apretado beso junto con un vasito de leche calentita.
Allí conoció a Beto. Jugaron juntos mil diabluras en el patio, y continuaron siendo inseparables el resto de sus vidas.
Es curioso. La amistad puede crear lazos más poderosos que la familia.
RELATO 14
BATALLAS
Siempre me dijeron que el que algo quiere, algo le cuesta.... a mi me costó una brecha y cuatro costillas rotas, pero que no se diga que no lo intenté. Ahora ya se andarían con cuidado a la hora de hacer apuestas conmigo. Me faltó entrar por la ventana y quitarle el anillo a nuestro peor enemigo, la regenta del orfanato, pero mi nombre y el respeto me lo gané con creces.
RELATO 15
EL CIELO ES EL LIMITE
Alberto Ginés se corona hoy como oro olímpico en escalada. Entre la ovación del público encuentra los ojos vidriosos de su madre. Solo ellos saben qué lo impulsó a ser el mejor escalador.
Todavía escucha los gritos de su padre, todavía huye de su mano, todavía escucha las sirenas policiales auxiliándolo después de escapar, tantas veces, por la fachada de su casa.
El año próximo luchará en París.
—Voy a ganar —le dice a su madre.
—Seguro que si, mi vida —responde ella.
Las luces del estadio se apagan lentamente. Saben que en París el cielo será su único límite.
RELATO 16
SOMBRAS SUSURRANTES
Habían pasado muchas lunas y soles.
Los años cambiaron el pueblo desde aquella fatídica madrugada que huyó con sus padres.
Miró la plaza, todo estaba reconstruido.
Era de noche, había un viento sibilante. Entró en su antiguo hogar que estaba dañado, pero se mantuvo en pie tras el bombardeo, no así su hermanito que sucumbió.
Las telarañas tejían historias.
Oyó su nombre, caballos galopaban en su cerebro, chapoteando sangre y lágrimas.
Bajó al sótano, había sombras susurrantes que lo llamaban. Una era de su hermano colgado en la vieja pared de ladrillos.
RELATO 17
LUZ DE LUNA
En la Newcastle de 1971 saber escalar era un don. Especialmente si eras huérfano y vivías recluido en un hogar de acogida.
Éste, lindaba con el Northumberland Golf Club, cuyo tee de salida del 15, caía justo bajo mi ventana.
Cada noche, especialmente las de luna llena, destrepaba la fachada, saltaba el muro, y jugaba golf. Mi palo era un viejo rastrillo sin púas que robé del cobertizo; y mi bola, una que un día encontré en el jardín.
Después de tantos años, aún hoy me emociona cuando piso ese mismo hoyo, y vuelvo la vista hacia aquella misma ventana...
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