sábado, 22 de junio de 2024

RELATOS SEMANA 214

 

Foto: Jenny Kaiser


RELATO 1

BENDITA IMAGINACIÓN

Mi casa no estaba rodeada de una gran arboleda ni siquiera se situaba en medio del bosque. 

A decir verdad, sólo tenía un pequeño jardín en el que se concentran todos los recuerdos de mi niñez. 

Nuestra imaginación fantaseaba con historias que vivíamos como verdaderos protagonistas.

Hoy he vuelto y aquél jardín ahora me parece mucho más pequeño de lo que recordaba, las paredes no eran tan altas ni quizás las cabañas que hacíamos fueran tan grandes como creíamos. 

Quizás todo fue mucho más pequeño y tal vez lo que fuera más grande era nuestra imaginación que no tenía fin.

RELATO 2

LA HERMANA 

Comenzaba como pintora.
Desde la ventana alta de la masía, vi mis tres hermanas que entre Prímulas, Lavandas, Margaritas…semejaban mariposas. Mis pinceles atraparon los colores de ellas y del paisaje.
Mis padres murieron. 
Me hice cargo de las tres, aún pequeñas. 
La última murió en un accidente 
La segunda en el parto, crié mi sobrino.
La tercera, cogió un virus, me dejó sola.
Hoy mi sobrino me puso en la cama el cuadro, lo recorrí con mis arrugados dedos, estoy ciega. Una luz iluminó mis ojos, las vi, mis hermanas me cogieron de la mano.
¡Por fin estábamos juntas!

RELATO 3

FELICIA

Vivimos en una casa en un recóndito valle, apartadas del mundo. Cuidamos de nuestra madre, que yace en su alcoba desde que se quedó dormida hace cinco años. Hoy celebramos su cumpleaños. Hemos cepillado nuestros cabellos y vestimos con los vestidos que ella nos hizo. Lorelia, la pequeña, toca el acordeón. Serafina, la mediana, prepara un pastel de arándanos, llenando la casa con un dulce aroma. Como siempre, cubro con delicados encajes el rostro descarnado de mamá antes de que Lorelia y Serafina entren a sorprenderla. Mantener viva la ilusión de mis hermanas es lo más importante para mí.

RELATO 4

PRAGA

Cada 21 de marzo nos reuníamos los jóvenes de las aldeas próximas en el granero de los Vaculík y organizábamos una fiesta para celebrar la llegada de la estación primaveral. Con el pretexto de despedir el triste invierno y festejar la renovación y florecimiento de la vida, estos encuentros facilitaban también los matrimonios entre personas de diferentes lugares, evitando así que prosperara la endogamia.
Aquel año sirvió también para organizarnos. Queríamos justicia social, la expulsión de los corruptos y autonomía para gobernarnos sin intervenciones extranjeras.
Terminó con tanques soviéticos en las calles, pero marcó el comienzo de otras muchas primaveras.

RELATO 5

CORRIENDO HACIA MI ÚLTIMO TREN

Tal vez perdí demasiado tiempo en encontrar mi rumbo, mi camino comenzó el día que nací, sin saberlo ese día comenzó mi lucha.
Ahora sé quién soy.
Durante años olvidé mi esencia.
Supe demasiado tarde que tan solo yo podría salvarme. 
Emprendí mi huida el día que ni yo valoraba mi vida. 
Deseaba que todo terminase.
Dejando en manos del azar mi mañana, mi futuro, mi principio o mi fin. 
He vuelto a ser yo misma.
Este tren me llevará al que será mi hogar.
He recuperado la identidad que me fue robada. 
Vuelvo a ser mujer y persona.

RELATO 6

ADENTRÁNDOSE 

La puerta abierta era un camino a lo desconocido, como una boca descubierta al deseo. La emoción que despertó en ellas se tradujo en una última carrera, y aunque llegaron sin aliento, la esperanza les dio fuerzas para adentrarse en el edificio de piedra.
Cruzaron la oscuridad, apenas alumbraba una bombilla en el techo, y llegaron al centro de la sala, donde se arremolinaban un puñado de vecinos.
Una mujer enjuta movía sus manos sobre un objeto, como si de un sortilegio se tratara. Sus narices reconocieron el olor de la compota mientras alguien decía una palabra mágica: "Air fryer".

RELATO 7

LA ESTRIDENTE RANITA 

Recuerdos de la infancia en la bodega de los abuelos, de olores a lavanda, carreras campestres, desvanes antiguos, de camas apiladas para hacer dormir al rebaño de primos. También recuerdos de juguetes confiscados, por atormentar a los mayores con ruidos estridentes...

En una visita a la abuela _Cricri_, 40 años después, desde su cama pidió que me acercara para susurrarme al oído... –Mi pequeño Hans... Abre ese cajón, el que está forrado de tela. Ahí guardo algo que es tuyo.–


Aquella ranita metálica del tamaño de un pulgar y sonido insoportable, confiscada, volvió a mis manos habiéndome llorar de emoción.

RELATO 8

AHORA QUE TE HAS IDO

Tanto tus canciones como tus silencios
Permanentemente los echo de menos.

Tu bolso en la silla, las medias tiradas
Tu cuerpo en el baño, las uñas pintadas.

Los pelos del perro, el libro en la cama
Lencería tendida, tus cremas, tu manta.

Ese baile sexi que a veces me hacías
Por volver a verlo todo lo daría.

Ya no hay primavera, ni risas ni llantos
Sutiles miradas, mordidas de labio.

Flores en la casa, la luz que me dabas
Comprendí muy tarde que eras mi morada.

RELATO 9

SOLSTICIO

Somos hadas de bosque, esperamos el solsticio de verano bajo la sombra de la gran haya. 

Tejemos guirnaldas, recogiendo hierbas y flores para el agua de San Juan. 

En la noche, alrededor de la gran hoguera, al sol de violín bailamos radiantes hasta el amanecer.
Las llamas alegras reverberan historias de amor y pasión.


Planetas lejanos dirigen nuestros destinos, mientras la luna colora de plata las mareas, atrayéndolas hacia sí. 

Somos estrellas, brillamos en tus sueños hasta que levanta el sol. 

Sólo nos despierta el pájaro carpintero con el tic-tac de su pico en mañanas perfumadas de manzanilla y heno.

RELATO 10

GUARDIANAS DEL BOSQUE

Aquel día, Alba, Luna y Estrella corrían desenfrenadas campo a través, sus risas se mezclaban con el susurro del viento. Al llegar a un claro del bosque, descubrieron una piedra que parecía brillar. Al tocarla, una melodía llenó el aire y apareció una figura etérea, la guardiana del bosque.

“Habéis sido elegidas para custodiar esta magia,” dijo, entregándoles amuletos brillantes. Con ellos, sintieron una conexión sobrenatural con la tierra y el cielo.

La figura desapareció, dejándolas solas pero transformadas. Ahora eran guardianas de un secreto ancestral. Juntas emprendieron el camino de regreso, sabiendo que ya nada sería igual.

RELATO 11

SOBRE LA HIERBA

Se acercaba el otoño y en la comunidad comenzaba la temporada de bodas. La madre de Ruth, Anna y Sara preparaba un asado para recibir a tres mozos y sus respectivas familias, con quienes habían acordado matrimonio.
Las jovenes tomaron la puerta trasera llevando solo lo más pesado: el recuerdo de los silencios, los golpes y la obligada obediencia. 
Una nota temblaba en la mesilla . Unos pies volaban durante kilómetros sobre la hierba. Encontraron a Marta, ajena a la vida Amish.
Conmovida por sus historias, se volcó en ellas. Fue el inicio de una nueva vida lejos de cualquier sometimiento.

RELATO 12

LA CONCIENCIA

De repente el cielo azul de aquella hermosa tarde primaveral se tornó gris. Corrimos apresuradas hacia el viejo caserón. Nerviosas, sin saber quién y cómo nos recibirían. Llamamos pero nadie nos abrió, empujamos la puerta y ésta cedió. Luego se cerró sellando la salida.

El mobiliario era indescriptible no podíamos encajarlo en ningún estilo conocido. Los objetos te hacían sentir sensaciones de paz y tranquilidad. Una especie de juegos de espejos reflejaban nuestras acciones pasadas, asepticamente, sin juicios ni reproches.

Caímos en una gran somnolencia. La brisa de un suave viento nos despertó susurrando: soy el reflejo de vuestras conciencias.

RELATO 13

PENSAMIENTOS DE UNA JOVEN CAMARERA

Bendita adolescencia la suya. Tiempo de libertad y risas, de confidencias susurradas mirando al cielo, tumbadas sobre el olor de la hierba recién segada.
Después siguieron los caminos bifurcados de la Vida.
Pareciera que han llegado hasta aquí ilesas, aunque cada una lame como puede sus heridas. 
Los surcos de sus rostros se difuminan cuando están juntas. Vuelven a sus ojos la frescura, la alegría y esa forma despreocupada de ver el mundo, que tanto envidio.
Vienen los miércoles. Sé lo que toma cada una y, sin preguntar, se lo sirvo. Algún día les diré cuánto llenan mi vida.

RELATO 14

LLEGÓ LA HORA

Ninguna lo recordaba porque acababan de nacer cuando sucedió. Sin embargo, eso no cambiaba el hecho de que fueron elegidas para un propósito mayor que el que jamás podrían haber imaginado.
 
El canto comenzó a resonar con fuerza en lo más profundo de sus pensamientos. Aunque era algo desconocido, no se asustaron ni lo cuestionaron. Sin mediar palabra acudieron danzando a la llamada.
 
A medida que se acortaba la distancia entre ellas y la procedencia de la melodía, sentían que sus vidas nunca volverían a ser la mismas.
 
Se unían al clan y tocaba aprender de las brujas experimentadas.

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