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Foto autor anónimo |
RELATO 1
LA DONCELLA DE LA CONDESA
_«La historia contaba que la condesa despidió a su doncella por celos, y que esta desapareció para siempre»._
_Años sesenta..._
Siendo niños, jugando, nos atrevimos a forzar una ventana de aquel misterioso lugar abandonado. Ante nosotros, a través del polvo centelleante, aparecieron decenas de fotografías antiguas esparcidas por el suelo.
_Cincuenta años después..._
Me desperté sobresaltado convencido de saber a quién pertenecía el cadáver emparedado de una mujer aparecida, según la prensa, en el _Palacete de la condesa_ durante su demolición.
Rebuscando en el baúl de mis recuerdos apareció... _La fotografía manuscrita de un desesperado padre buscando a su hija._
RELATO 2
LA HOGUERA DE LAS VANIDADES
Subí al desván con el propósito de deshacerme de todo lo viejo que encontrara. Como quien necesita quitarse una carga o un secreto inconfesable para vivir y respirar tranquilo.
De un libro de tapas polvorientas y páginas amarillas cayó la fotografía. Congelada en el tiempo, narraba lo que fue la familia.
El abuelo sentado, erguido, piernas abiertas, ostentando el poder. La abuela y padre apoyándose en sus hombros. Él sostenía todo, como un Hércules, familia y negocio.
Pero vino la 'Gran depresión", la polilla carcomió la silla del "poder"; proyectos, sueños y ambiciones ardieron en la hoguera de las vanidades.
RELATO 3
ELECCIONES
María se enamoró de quién no debía.
Había crecido sin su madre, quien falleció en el malogrado parto de su hermano Rafael.
Vivió subordinada a los hombres: a su padre y sus seis hermanos, que encorsetaron su infancia bajo el yugo de una educación victoriana.
Pero el amor llamó a su puerta en forma de un gañán de vacas del Arroyo Blanquillo, _¡del todo impropio para las de su clase!_- comentaron.
En esta fotografía su padre, por vergüenza o quizá verdadero cariño, le imploró que volviera con él... Ella rehusó. Su elección le brindaría su ansiada libertad... y la muerte.
RELATO 4
INMENSA GRATITUD
Eladio había regresado a España después de la guerra de Filipinas con dos penas muy grandes. Su novia ya no le quería y él, en una trinchera de Manila, había perdido la capacidad de engendrar hijos.
Su ilusión fue siempre formar una familia numerosa y disfrutar de sus tierras axarquianas, pero todo se había esfumado con aquella guerra infame.
Sumido en una vorágine de perdición, conoció a Emeteria, prostituta y con un hijo. El tiempo y la necesidad les enamoró, y acabaron formando una peculiar familia.
Eladio y Emeteria presumieron de amor y de hijo el resto de sus vidas.
RELATO 5
LECTURA DEL TESTAMENTO
Acudí ese día sin saber para qué. El notario solo me mentó parecidos acerca de la foto. Desubicado, me quedé de pie junto a la puerta.
Según los herederos llegaban, me fueron dejando abrigos y sombreros encima, nadie se extrañaba de ver al hijo de la criada.
Xusa, resobrina del difunto, capitaneando al grupo, siempre conmigo la mas desagradable.
El notario fue directo, mostró un Certificado de ADN, y leyó últimas voluntades al no sobrevivirle el hijo. Los rostros fueron pasando de la ironía al espanto.
Las cinco estupefactas testas de los no herederos me ametrallaron al volverse hacia mí.
RELATO 6
LA AÑORANZA TIENE COLOR SEPIA
Al ver aquélla fotografía se agolparon en mi un sinfín de nostálgicos recuerdos.
Mi padre me dijo: Hijo, no te retrases que hoy va a venir el fotógrafo.
Es la única fotografía en la que estamos los tres.
A los siete meses mi madre falleció.
Era fuerte y protectora, sufrida, como las mujeres de entonces.
Mi padre nunca volvió a ser el mismo.
Lo escuchaba llorar pero su abandono y entrega al juego y la bebida nos llevó prácticamente a la miseria.
Jamás podré agradecer suficientemente que sólo la presencia de mi madre fuera lo que mantuvo unida aquella familia.
RELATO 7
ESAS MANOS
Andrés siempre pensó que Arturo no era su hijo. No porque desconfiara de Elisa, su mujer, que era una santa. Más bien lo atribuía a un error en el hospital donde nació. Eran tan distintos...
Con la carga del hijo que ha hecho todo por obtener el calor de su padre sin conseguirlo, Arturo emigró lejos. Quería demostrarle que podía triunfar fuera de su alargada y ancha sombra.
Cuando recibió el retrato de familia que se hicieron antes de su partida, leyó en el reverso las palabras de su madre: _Papá por fin ha reconocido sus manos en las tuyas._
RELATO 8
EL ORO DE TAPIA
En 1850, un joven ingeniero de un pequeño pueblo asturiano destacó por su talento. Diseñó una máquina que revolucionó la extracción de oro en una mina de Tapia de Casariego. Mejoró la eficiencia y seguridad, ascendiendo a Ingeniero Jefe. Su éxito no solo le trajo riqueza, sino que transformó la vida de los trabajadores. La mina más segura y productiva fue renombrada en su honor, simbolizando su legado de perseverancia y progreso.
Los Ortega, una familia prominente, quedaron impresionados con mi trabajo. No sería la única vez que visitaron mi estudio.
RELATO 9
MADRE
Madre, ya va para dos meses que no sales a tomar el sol, que no vas a comprar el pan, que no hablas con tus amigas.
Que no oigo tu voz al teléfono, que no me preguntas por las niñas.
Que la televisión mira tu sillón vacío, que tu plato no ocupa la mesa, que tu vaso no se llena de agua.
Que te hablo en silencio, no lloro por tí sino por mí, me provoca pena tu ausencia.
Pero vuela libre, Madre, vuela alto y reencuéntrate con Padre.
Algún día estaremos de nuevo juntos.
A mi madre. In memoriam.
RELATO 10
TODO LLEGA
Las casas ajenas siempre me han fascinado. Pienso que todas esconden secretos dignos de ser descubiertos.
Hace no mucho me las ingenié para subir al desván de mis tíos. Soñaba con verlo desde el momento en que se mudaron.
Entre cajas y trastos cubiertos de polvo, una sutil atracción me condujo hasta una antigua fotografía escondida dentro de un libro. No sabría explicar qué me llevó a adueñarme de ella, pero lo hice.
Las tres personas retratadas se preocupan mucho por mí y me dicen lo que debo hacer.
Mañana tengo que quemar el hogar de mis tíos.
RELATO 11
21 GRAMOS
La fotografía son pequeños instantes que arrebato al tiempo. Observo a los modelos a fotografiar: su mirada, su postura corporal, la composición… Aunque no es lo que principalmente me interesa. Lo que busco con vehemencia obsesiva es aquello que nadie ve. Analizo y examino cada pequeño micro-gesto. Esos pequeños movimientos involuntarios de los músculos de la cara, manos y piernas, que delatan el alma del fotografiado. Hoy, ajustando el enfoque, me centro en las miradas. En cada disparo busco una verdad oculta, pero no consigo ver el alma en ellos. Eso como si ya estuvieran muertos.
RELATO 12
LA ENFERMEDAD DE LA LUNA
Aunque el fotógrafo nos había avisado, Ramonets se asustó con el breve estallido de luz y empezaron los espasmos y convulsiones.
Los médicos le diagnosticaron ataque de locura, enfermedad diabólica, y tras llamarle lunático concretaron en morbus maior o epilepsia.
El tío de mi esposo era médico en el "Instituto Paliativo" de Barcelona, donde fue ingresado nuestro hijo.
Las sangrías, los catárticos y multitud de fármacos de plata y zinc, terminaron con su salud.
El día que nos recomendaron la trepanación, su padre, escandalizado, lo rescató y llegó con él en brazos. Había perdido el habla pero sonreía.
RELATO 13
RETRATO DE FAMILIA
Mi patrón andaba litigando por las tierras. Yo trabajaba callado. Un dia me hicieron una petición extraña. Me obligaron a posar, pero disfrazado como ellos. Siempre pensé que aquella foto tenía su intringulis. Me dijeron que eso iba a aportarme grandes beneficios para mi futuro y así fue: pude estudiar, licenciarme en Salamanca y ganarme bien el pan. Nunca lo entendí hasta que el otro día, vi una revista antigua que hablaba de la alta sociedad de la época y ahí estaba la foto: Familia Orujo-Hinojosa, cuyo hijo había sido heredero universal de todas las tierras.
RELATO 14
LA CASA EN VENTA
Maria, Luis y Anton, socios en una inmobiliaria de Málaga, prosperaban con las ventas y alquileres gracias al creciente interés de ciudadanos británicos.
Aquella tarde habían llegado a un céntrico piso que acababan de adquirir de una herencia. Mientras observaban las pertenencias de los difuntos, se divertían colocándose ropa antigua, haciendo gestos y cambiando voces.
De repente, un temblor sacudió el edificio. Corrieron escaleras abajo y se reunieron en la acera con los vecinos.
El pánico inicial se transformó en carcajada y en fotos virales.
Fue la mejor publicidad para aquella vivienda que, ese día tembloroso, se ponía en venta.
RELATO 15
HUMILDAD, DIVINO TESORO
La segunda vez que me dijo «¿Por qué no te vas?» le hice caso.
Desde mi vuelta a casa después del servicio militar la situación había empeorado.
Nos queríamos mucho, pero nos llevábamos mal. Mi novia no les gustaba, y mi intención de no entregar más mi paga supuso el detonante del conflicto.
A mi madre le costó una depresión. O empeorar la que ya tenía. A mí, perder una buena familia.
Después llegaron las carencias de nietos y de abuelos, añadidas a las de padres e hijo.
Ahora, sin posibilidad ya de enmienda, sólo me queda soberbia.
RELATO 16
EL RETORNO
Siglo XX, la familia Gambero viaja a Inglaterra en busca de fortuna.
La situación en España era insostenible y el hambre arrasaba el país.
Francisco, primogénito, tan solo contaba con cinco meses de vida.
Amalia tocaba y enseñaba el piano, pero tuvo que dejarlo en Málaga por cuestiones obvias. Toda su vida anheló ese instrumento que le aliviaba y sumergía en la única felicidad conocida para ella, sus teclas, escalas y sonidos.
Allí hicieron fortuna con una fábrica de betunes que, el 16 de octubre de 1931, le permitió fotografiarse en el Puerto momentos antes de la llegada de su piano.
RELATO 17
LOS ABUELOS
Él, caballero, ella, dama de fina estampa, así eran los abuelos a pesar de la hambruna que recorría el país.
En su casa, el sol brillaba siempre, los nubarrones se diluían, el arco iris reía con colores de mil flores.
El que llegaba tomaba un plato de cocido. ¿Qué ingredientes tenía que la tristeza disipaba?
Con los años me enteré que reciclaban los alimentos, tenían lo justo para sobrevivir.
Un día me cogieron de la mano, entre una mirada pícara, una sonrisa de complicidad, hablando muy bajito me dieron la receta, era sazonar con alegría y amor desde el corazón.
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