viernes, 19 de mayo de 2023

RELATOS SEMANA 157

Foto autor desconocido 

 RELATO 1


Llegó para quedarse

Parece que fue ayer cuando Palmira llegó al pueblo. 

Su piel era pálida y suave como el algodón. Sus manos se movían grácilmente, ya fuera retirando los graciosos tirabuzones que enmarcaban sus ojos color miel, o para sujetar la correa de su blanquísimo bichón maltés.

Vino por amor. El alcalde la conoció en un viaje a Madrid y ella, que siempre había querido tener una casita en el campo, quedó prendada de él.

Hay que reconocer que, desde el principio, quiso integrarse, ser una más...

Y lo consiguió. La prueba es la escultura de Palmira que adorna su tumba.

RELATO 2

Fideo

La abuela Conchita acuñaba monedas con más destreza que nadie. Su pasatiempo favorito era coleccionarlas, pero un día su querido perro, Fideo, confundió su colección con juguetes y el tintineo monetario llenó la casa.
 
Conchita se encontró con un montón de monedas mordisqueadas y a Fideo pavoneándose victorioso.  

Ese día salieron a pasear y, para sorpresa de Conchita, el can ladraba con alegría cada vez que veía una moneda en el suelo. Tras el banquete metálico se había convertido en un detector de monedas de un centavo. 

Desde ese día recorrían la ciudad buscando fortunas en los lugares más inesperados.

RELATO 3

Viendo la paja…

Menuda fresca. ¿Estás viendo, Pincho? Ya está la Puri calentando al frutero, no le ha dejado ni abrir el local. Que desesperada está... Y por ahí van las otras, vendrán de pasar la noche en algún sitio de esos donde menean el culo, se drogan y tienen sexo en los baños. Menuda vergüenza. Si mis amigas levantasen la cabeza… me han dejado sola al pie del cañón.

Bueno, luego nos asomamos de nuevo. Hay que preparar el salón para la orgía de las 10:00 y el dormitorio para cuando venga Paco; después de 25 años sigue siendo mi mejor cliente.

RELATO 4

La pequeña Lucía

Ya eres mayor para comprender, puedes ponerte en su piel. 

Tu padre no es que no te quiera.

En la casa siempre se respira tristeza, la pena dejó a todos con grietas en el alma para el resto de sus vidas. 

Que tu abuela no tuvo la culpa, claro que no, pero siempre se culpó hasta el último día de su vida. 

Ella hubiese sido tu tía Lucía, pero tu abuela la llevó a comprar una Mariquita Pérez y en un despiste, la niña se le escapó, la arrolló el estrenado tranvía…

Ya no hubo más besos en esa casa.

RELATO 5

La conseguidora de Lipari

En la isla siciliana de Lipari no quedaban hombres después de la guerra, así que las mujeres decidieron que Renata, la más veterana, asumiera el mando.
Era perentorio abastecer la isla con bienes de primera necesidad.
Habilitaron la torre de la iglesia para, desde allí, escuchar las peticiones de todas. 
Cuando hubieron hablado todas, Sofía, la más joven hizo su petición. 

_"Yo quiero a mi madre ¿Puede ser?"_

Renata, enternecida dijo: 

_"Para eso tendrás que esperar muchos años, querida. Mientras tanto yo seré tu madre postiza"_

Desde entonces, Lipari ha mantenido el oficio de conseguidora.
Pueden conseguir casi cualquier cosa.

RELATO 6

REFRANES

En todos los pueblos hay algún loco. En el mío aquella extraña mujer asomaba por la ventana, con su perro vigilándola, y ojeada el horizonte como si quisiera leer las nubes. Después de un rato gritaba "cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del carajo". En invierno vaya pero en pleno verano aquello no había quien lo aguantara. Nos reíamos de ella y entonces nos gritaba "cría cuervos y te sacarán los ojos". Buena meteoróloga no era pero el refranero se lo sabia de pe a pa.

RELATO 7

…SEGÚN EL CRISTAL CON QUE SE MIRE…

Estaba un hombre asomado a una ventana pensando: ¡Vaya pedazo de coche lujoso que pasa, que suertudo el dueño!
Estaba un perro asomado a una ventana pensando: ¡Que bonito parque! Me gustaría mucho poder ir y correr a todo gas.
Estaba un pájaro viendo a los dos y piensa: ¡Vaya par de ilusos! ¿Cómo pueden vivir ahí encerrados? Anclados en la tierra, sin saborear este aire tan puro, sin disfrutar de la verdadera vista del mundo…
¡BANG!
Cae el ave muerta, se escapa el perro y corre, y el hombre increpa al suertudo por aparcar bajo su ventana.

RELATO 8

PILU Y MARCELA

El pequeño Pilu daba un brinco y echaba a correr a su lado cuando la sentía levantarse. 
Dormía en un cesto a los pies de la cama de su ama. Sabía que ahora llegaba el olor a café y a pan recién tostado untado con margarina.

 Pasaban el día juntos. Solos. Nadie quedaba ya en la aldea, solo él y Marcela. 

A las cinco de la tarde salían al balcón a gritar: 

— Piluuuuuuuu, Marcelaaaaaaaa —decía ella mientras su mejor amigo aullaba a su lado. 

Era entonces cuando la montaña los llamaba por sus nombres.

RELATO 9

…Y pasó en un lugar de La Mancha

Querido desconocido:
Desde tu casa de labranza,
tu mirada se pierde, en mi picara mirada.
Sueño que me das unas flores de azafrán.
Sueño con tus manos, acariciándome. 
Manchando mi piel, con la tierra roja que labras.
Eres mi amor prohibido.
Te escribo con la tinta del alma.

Querida desconocida:
Desde mi casa de labranza,
te veo llegar.
Flota tu risa, tu aroma.
Tu mirada traviesa, en mis ojos se pierde.

Igual que una cigüeña,
mimada por el viento,
no olvidaste tu nido.
A él retornaste.
Como un perro fiel,
desde la era, 
oteo el horizonte,
esperando tu regreso.

RELATO 10

TODOS A UNA

Todo estaba preparado para el desahucio: Guardia Civil, orden judicial y los buldócer de la compañía constructora de la presa.

Nada que hacer, Margarita había decidido que si la sacaban de su casa sería con los pies por delante.

La casa pertenecía a su familia desde 1909, y se había jurado defenderla con su vida si fuera necesario.

En cuanto empezaron los primeros movimientos, sacó la escopeta y empezó a descerrajar tiros a diestro y siniestro.

Los tiros realmente fueron el pistoletazo para que a lo lejos, en el camino, se viera llegar el pueblo entero al auxilio de Margarita.

RELATO 11

FIEL COMPAÑÍA

Fue al final de los ochenta cuando prometimos amarnos para siempre. Creí en su limpia mirada, soñé con su bella sonrisa. Cantamos y nos amamos sin medida hasta que, libre ella, voló.

Tras las cicatrices que dejan en la piel el paso de los años, coincidimos en un bar de Saint-Jean-de-Luz. Sus ojos melancólicos, sus labios más tristes, pero igualmente regia.

“No me va muy mal”, le dije. “Él me dejó por otra”, repuso francamente. Cómplices, nos escaneamos mutuamente. 

Fue un grato momento y reímos bastante. Continuaría en mis sueños, seguiría su vida, imagino con algún perro. Siempre le gustaron.

RELATO 12

Ultimátum

—Que me tengáis al perro asustado, vale. Que me soltéis las palomas cada dos por tres, también vale. Sé que estamos en un poblado de buscadores de oro y sólo hay borrachos y pendencieros.
Hasta puedo comprender que cada sábado por la noche traigáis de la ciudad varias carretas llenas de coristas complacientes y de músicos estridentes.
¿Acaso pensáis que estoy ciega y sorda?
Os aprovecháis de que vivo sola.
Así que os lo aviso por última vez, el que quiera más hierbas de la risa de mis macetas, o me las paga, o que se fume el sombrero.


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