Foto: Estación Norte, Madrid. Autor desconocido |
RELATO 1🏵️
LA ENCONTRÉ AL FINAL
La observaba de lejos, estrenando sus quince años. Entrañaba compasión verla tan sola y pequeña, mordiéndose el labio. El plan, escaparnos juntos.
El tren partía en siete lentos minutos, angustiosos, desesperados, eternos. Me faltó valor: rompí mi promesa y nuestros sueños.
Me reinventé y traté de ser feliz pero, más de sesenta años después, me doy cuenta de que se me fue la vida buscándola, obsesionado con encontrarla a cada paso. No podía olvidarla.
Por el periódico, supe de su entierro y la vi tras una lápida. Su hijo frente a mí, sexagenario, se preguntaba quién era ese desconocido.
RELATO 2
Como yo
Esa que está en medio de la barra, esa soy yo.
Un bar no es un lugar propio de señoritas, lo sé, aunque este me permite hacer de las mias.
Cuando alguien va a tomarse la segunda copa, muevo vasos y botellas, abro puertas y ventanas y si con esto no funciona, les toco sus ásperas y curtidas mejillas con la yema de mis dedos.
En cuestión de segundos, se marchan del bar como un resorte, evitando con ello, que otra niña cruzando la calle sea atropellada, por un borracho.
Otra como yo...
RELATO 3
ENCUENTROS
El bar estaba vacío. Únicamente ella y un señor que ojeaba el periódico. Tomando su café, le llovían felices recuerdos:
— ¡Papá, la pelota!
— ¡Toma, mi Princesa! ¡Chuta fuerte!
— ¡Allá va!
— ¡Muy bien, mi princesa!
Perdió a su padre en los bombardeos alemanes.
Cuarenta años después, Madrid, afortunadamente, se veía muy diferente.
La puerta del bar se abrió y el sonido de las campanillas la devolvieron a la realidad.
—Disculpe, señora. El caballero le ha dejado esta nota— dijo el camarero entregándole el trozo de papel. El señor del periódico ya no estaba. La nota decía:
Te quiero, mi Princesa.
Papá.
RELATO 4
Amor prohibido
Fue todo un desafío por la disputa que reinaba entre nuestras familias desde hacía siglos. Concertábamos citas en diversos lugares públicos, siempre guardando las distancias y haciendo protagonista a la discreción.
Las miradas cómplices que nos regalábamos era una de las tantas formas que utilizábamos para mostrarnos afecto. Aprendimos a decir “te quiero” o “necesito abrazarte” sin necesidad de usar el lenguaje verbal.
Esa mañana, al ver juntas a nuestras madres, lo último que pensé es que se había hecho realidad nuestro mayor deseo. Sucedió lo imposible porque venían a darnos su bendición.
RELATO 5
EL ALMACÉN
Cada sábado quedábamos en el bar de la estación. Había que aparentar no conocerse, mantener la distancia, mirar de manera concienzuda que nadie nos estuviera observando.
Manolo, el camarero, era nuestro mejor amigo y cómplice. Él sabía de nuestras dificultades.
Con un guiño y una sonrisa nos deslizaba las llaves del almacén al que solo él tenía acceso. Echando una última mirada a nuestro alrededor, entrábamos.
Tras aquella puerta, entre cajas de bebidas, mantelerías, en un colchón viejo, se encontraba el paraíso. Ella me desnudaba lentamente y yo también a ella. Liberábamos nuestro amor y nuestros deseos.
Descubríamos nuestra sexualidad.
RELATO 6
Me dije "sí"
Yo no debería haber estado en aquel bar. No, si hubiera obedecido las limitaciones que me imponía mi padre. No, si hubiera cumplido las leyes que impedían que una menor entrara en un establecimiento donde se servía alcohol. No, si hubiera seguido las normas de la educación del colegio de monjas.
Pero había decidido decirme "sí".
Dos años después, en aquel mismo bar, y nombrada _hija predilecta_ del barrio, Raúl y yo abrimos la sesión de baile vespertino como artistas invitados.
Fue con el tango favorito de mi padre. De reojo pude ver cómo se secaba una lágrima de orgullo.
RELATO 7
Mi pequeña señorita
La primera vez que subí a un tren contaba 13 años y fue todo un acontecimiento familiar.
Arrastrábamos maletas, cestas y bolsas como si de un pequeño tesoro se tratase.
Mientras mi madre cuidaba del equipaje, acompañé a mi padre a la cafetería y al preguntar el camarero:
- ¿Y la señorita qué va a tomar?
Mi padre, guiñándome un ojo, le dijo:
-Pues sí, mi pequeña es ya toda una señorita... póngale otro café.
¡Y nos echamos a reir!
La delicia de ese instante se quedó para siempre en mi recuerdo. Gracias Papá.
RELATO 8🏵️
Siempre positivo
En aquel bar es donde la conocí aquella tarde.
Ella, una sirena con dos piernas, un hada de alas invisibles, la mujer maravilla, la chica de mis sueños pero de carne y hueso.
Tiene las ojeras más bonitas que los bares hayan podido ver.
La forma de beber cerveza más atractiva de todas las musas borrachas.
Es una auténtica bipolar.
Pero la quiero, quizás eso le da seguridad
para saber que no pienso dejarla sola, ni dejarla caer, únicamente, tropezar.
Luego, se acurruca en mí.
Y se confiesa.
La veo humana y sé que hoy la quiero más que ayer.
RELATO 9
El AMBIGÚ
Cuando empezaba la función, había un rato de descanso hasta la siguiente venta de entradas. Era entonces cuando salía de mi cubil y me acercaba al ambigú a charlar con Antonio, el camarero, y con Miguel, el guarda sereno del teatro.
Sentía que me trataban como una mujer adulta. Compartían conmigo temas políticos, sus sueldos precarios, problemas con sus hijos, el tráfico y algunos sucesos ocurridos.
La mayoría de las veces no tenía nada que decir, excepto la recaudación que se había hecho. Y para colmo, me sentía incómoda con aquellos calcetines blancos que compré con mi primer sueldo.
RELATO 10
La sala de bailes
Todo era grande en aquella querida república, también el bar de la sala de bailes donde nos conocimos; tú con tu vestidito blanco primaveral, yo con mi uniforme de oficial. Tenías dieciséis, entonces. Yo algunos años más. Tú: timorata, delicada, sensible..., yo: pasional, desbocado, excesivo, temerario... ¿Recuerdas cuando quise bajar a las cuevas de Iguazú, cerca del Paraná?
Luego cambiaron los tiempos..., y llegó Perón..., y aquellos crueles dictadores que no perdonaron tus lecturas de Borges, Cortázar, Marx y aún menos del Ché. Te asesinaron una blanca madrugada, junto a las tapias de un cementerio de Santa Fe. Acusación: inocente.
RELATO 11🥈
EL SUEÑO DE HOPPER
Sorprendido mira sus cuadros. Juraría que había dado por concluido "Habitación de hotel" con la chica en camisón, no con el vestido que le ve ahora; el del oficinista solitario lleva ahora un sombrero y en el lienzo del bar hay unos vasos de más junto al camarero.
Los repasa e intenta dormir, pero se desvela y vuelve al estudio. Ahora los lienzos están vacíos, ¡son meros escenarios! Unas huellas minúsculas delatan la huida hacia el lienzo del bar.
¡Allí están los personajes, en la barra, charlando con el camarero!
Sonríe y piensa: El ser humano necesita compañía.
RELATO 12
Mi primera birra
Nacimos en la época equivocada para ser amantes del alcohol.
La ley seca estaba en boca de todos:
- Pues yo serví en el ejercito, y si no encontrábamos licores, lo fabricábamos.
- Pues en la trena igual, pero lo hacíamos en el WC...
- Yo es que con centeno y un poco de lúpulo... hago mi propia cerveza...
- ¿Y como consigues los ingredientes sin que te pillen?
- Fácil, yo soy panadero y mi hermano es farmacéutico, el pone los matraces y yo los ingredientes...
- ¿Y que haces entonces en el bar?
- El bar es de mi cuñado y somos sus distribuidores...
- jajajajajajaja
RELATO 13
Un encuentro.
Cuando franqueó la puerta del café ella estaba esperando. Le oyó saludar a alguien. Casi inmediatamente vio que se sentaba a su lado. Su proximidad la envolvió en una atmósfera de calma que la admiraba y seducía.
Se acercó a besarla y volvió a notar ese olor que le atenazaba cuando la tenía cerca. Perdido en la atmósfera de ensueños vagos, tomó su mano , comprobó una vez más que la emoción que ella sentía al estrechar las suyas no era placer de los sentidos ni pasión del alma. Recordó a Corneille: "El amor crea la igualdad, no la busca".
RELATO 14🥇
Una oda a “lo de las once”
La costumbre vasca que venera el tentempié de media mañana es el
hamaiketako, que literalmente significa "lo de las once".
Todos los días voy al Bar de la Estación de Bilbao. Necesito el descanso mañanero, unos deliciosos pintxos y un txakoli (o dos) en buena compañía me permiten aguantar hasta la manduca del medio día.
Pero desde hace unas semanas estoy famélico: solo tengo ojos para tí, te miro y remiro desde la otra punta de la barra. Se me olvida el redesayuno, vuelvo al periódico sin comer ni beber.
Porque ahora, para mí, "lo de las once" eres tú.
RELATO 15
Historias enlazadas
Masacre por los nazis en Oradour-sur-Glane, 10 de Junio 1944.
El conductor del tranvía tomaba un vino en el bar del hotel.
Dirigiendose al camarero:
— Dicen, los 10 de junio anocheciendo, las víctimas reviven.
— Dicen que la chica del sombrero, aparece.
— ¿Está aquí mi sombrero?
— Dicen, un conductor de tranvía aparece contando historias fantásticas.
El barman y la chica entrelazan sus manos.
— Vigilo el pueblo.
— Dicen que entre sus ruinas yacen historias de amor.
Va amaneciendo.
— ¿Soy real o fantasma?
De sus manos salen con alas de lágrimas, mariposas negras.
RELATO 16
Leandra y el resto de su vida
A Leandra le pesaba la vida.
Con 52 años había llegado al convencimiento de estar acabada.
Había gestionado fatal su existencia y de aquellos polvos, estos lodos....
Hacía trabajillos esporádicos como figurante en películas con los que subsistía a duras penas.
Anhelaba desesperadamente un cambio en su vida y a base de anhelar, todo se confabuló para que lo consiguiera.
La contrataron para hacer bulto en un corto sobre un bar de estación de los años 30, donde compró un décimo de lotería que resultó premiado con 4 millones de euros.
Leandra es amante del marisquito y las conchas finas.
RELATO 17🥉
AMOR PROHIBIDO
Ya no sabía cómo quitarme de encima a mis padres. Eran una presión constante. Todas las semanas me pedían pruebas de mi noviazgo. No es fácil para un hijo engañar a su familia, pero me obligaron a hacerlo. Lo “mío” no era entendible y mucho menos, respetado.
Esa tarde la ocasión me fue propicia. Mi amigo Roberto me sacó esta fotografía con mi amor. Puedes recortarla, me dijo. ¿Recortarla? ¡Nanai! Me vino que ni pintada. Tal cual estaba se la mandé a mis padres, que, lógicamente, vieron lo que quisieron ver, y por fin me dejaron tranquilo un año mas.
RELATO FUERA DE CONCURSO
Seguiré buscando fotos antiguas de bares
_Nos vemos en el bar_, ¿Te acuerdas?
Era nuestra frase cómplice desde que ambos nos quedamos mirando esa foto antigua de la inmobiliaria.
_¿Es demasiado pronto para volver a vernos?_, me dijiste aprensivo y supe entonces que estarías en mi vida para siempre. Fue una de esas certezas que sólo se tienen una vez en la vida.
El tiempo pasa y sigues en mi vida. Supongo que yo en la tuya no.
Tienes otras ilusiones junto a tí contra las que no puedo competir.
Yo seguiré buscando fotos antiguas de bares, por si en una de esas, vuelvo a encontrarte
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