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Foto Alexander Klang |
RELATO 1
INSEPARABLES
Tengo que reconocer que, cuando Vasil llegó a mitad de curso, ninguno de sus compañeros de clase hicimos esfuerzo alguno para que se sintiera integrado. Con el paso del tiempo, su mirada, al principio tímida, se volvió desafiante. En el recreo siempre estaba solo.
Una tarde, en el parque, le vi columpiando a su hermana pequeña entre bromas y risas.
Al día siguiente, me acerqué a él durante el recreo y, sin mediar palabra, le reté: _"¿Piedra, papel o tijera?_"
Me miró fijamente durante unos interminables segundos, hasta que por fin contestó: _"¡Papielerra!"_. Gané yo, pero desde entonces somos inseparables.
RELATO 2
EL NIÑO TENÍA DOS TORTAS, PERO...
El "Canijo pecholata", por que así le llamaban, tenía una mirada arrolladora. Se había enzarzado decenas de veces en peleas con quinquis que le doblaban en tamaño y fuerza, terminando casi siempre en el hospital. Aquel empeño en no dejarse pisotear, y de nunca rehuir de la pelea, terminó siendo la razón por la cual acabó siendo respetado, a pesar de su aspecto enclenque.
Con el paso del tiempo, llegó a ser muy popular más allá del barrio de las tres mil viviendas, recorriendo como modelo las mejores pasarelas del mundo, y convirtiéndose en la imagen de marca de _Armani_.
RELATO 3
EL NIÑO DE PUERTA OSCURA
Bajo los naranjos de Puerta Oscura, un niño flaco de ojos fieros ofrece compañía a desconocidos. Su cuerpo cuenta historias de hambre y noches sin techo que a nadie importa. Nunca dice su nombre; tampoco le preguntan.
Entre risas forzadas y miradas vacías, inventa otra vida.
Una noche, bajo una luna que acariciaba las hojas, un cliente le propuso un futuro de luces. El niño no supo qué responder. Fue un instante tan solo, en el que su cuerpo menudo sintió el calor como un bálsamo.
Como siempre ocurría, el sueño se esfumó entre los árboles, engullido por la ciudad.
RELATO 4
MOISES ÉXODO 2:1-10
Años 1960.
Estaba lavando, agitando el río con las manos. Escuché tiros y me escondí debajo de una zarzamora.
La guerrilla había atacado una finca. La casa ardía. Escuché el llanto de un niño, de unos seis años.
Hui de la región con él.
Nunca supe su verdadero nombre.
Sigo siendo pobre. Mientras agito la ropa en el agua de una palangana, recuerdo su mirada penetrante, llena de odio, en esos ojitos negros.
Con amor, hice que esa fuerza se transformara. Hoy es un científico.
Le puse Moisés: “Salvado del fuego y del odio”.
RELATO 5
INQUEBRANTABLE
Nadie se atrevía a mirarlo a los ojos. Decían que había nacido con fuego en la sangre y piedras en los puños. Pero nunca vieron las noches en que dormía encogido, el hambre mordía su estómago y el frío arañaba su piel.
Hoy, con la espalda recta y los puños apretados, desafía su destino.
Nunca olvidará las palabras de su padre, quien un día le dijo: “Llorar trae golpes y pedir ayuda, castigo”. Desde entonces, aprendió que la única forma de sobrevivir era endurecerse.
Porque si la vida quiere derribarlo, tendrá que intentarlo con más fuerza.
RELATO 6
SORPRESAS TE DA LA VIDA
Aquella mañana empezó fatal. Nos desahuciaron, nos humillaron, nos hicieron sentir miserables. A mí no me dio tiempo ni a ponerme una camiseta. Todo lo que pudimos coger acabó en bolsas de basura. Así sentía la vida. Me encaré con ellos y de repente, de la nada, aparece mi ángel guardián. Melania von Fürstenhof se acercó y me dijo: ¿Quieres trabajar conmigo? Te convertiré en una estrella. Y así fue, ahora soy top model para la Agencia Glam y con mi dinero ayudo a otros desahuciados a vivir una vida digna.
RELATO 7
LIBERTAD
Desaparecían decenas cada semana. Salían del recinto por una abertura entre la lámina de protección y la pantalla frontal. La seguridad no parecía ser tan buena.
En el exterior, la última glaciación había hecho estragos en esa zona del trópico, pero no había terminado con los "bichos", los depredadores que perseguían al ser humano desde hacía décadas.
Ese nombre y todo lo que contaban los adultos, no era suficiente para mantener a la chavalería en la "Gran Nave". Por mucho que la simulación de ambiente fuera realista, el instinto de libertad era más fuerte.
Y terminaba con ellos.
RELATO 8
FURIA GLAMUROSA
Por alguna razón que nunca llegué a entender, mi hermano mayor encontraba placentero hacerme rabiar. Fueron muchas las ocasiones en que quise vengarme y utilizar las mismas triquiñuelas que él empleaba conmigo, pero todo cambió aquel día.
Logró que acabara restregando el helado que apenas había empezado a saborear sobre mi camiseta nueva. Mientras mi madre trataba de limpiarla y yo trataba de contener mi enfado, mi padre me hizo una foto.
Nadie pudo imaginarse que esa imagen ganaría un concurso de fotografía y que supondría el inicio de mi carrera como modelo. Gracias por chincharme, hermano.
RELATO 9
APRENDÍ DE MIS ERRORES
¿Qué había detrás de esa imagen de chico duro? ¿Rebeldía tal vez? Inocencia diría yo, candidez de quien se imaginaba un mundo hecho a su medida.
Hoy, con el paso de los años, la vida me ha enseñado a medir mis pasos con sensatez, no sin algún que otro sobre salto.
Detrás de aquél Bruce Lee invencible había en mi mucho de la frustración de lo que pretendía y no era. Después de todo aquello hoy sí soy respetado por lo que hago. Junto a alguno de los de entonces ayudamos a jóvenes de la calle a encontrar su camino.
RELATO 10
MALOS TIEMPOS PARA LA LÍRICA
Recorría Irlanda, buscaba un Pulitzer. Recuerdo a Wallace, desafiante, poco antes de unirse al IRA. Su decisión, impulsada por sueños de “justicia”, lo llevó al horror más absoluto. Tenía 16 años.
El ejército inglés lo capturó dos años después, y digamos que… su vida se apagó. Encontraron su cuerpo colgado de una soga en su oscura celda. Aún escucho el llanto de su madre en las calles de Belfast.
— They’ve killed him! — gritaba.
No gané el Pulitzer, pero aquella fotografía se convirtió en un símbolo de juventud perdida. Fui cronista de un momento efímero en medio del terrible conflicto.
RELATOS FUERA DE CONCURSO
MANOLO EL DE LOS PETARDOS
Sería el año 1970 cuando, en la colonia de San Cristóbal, aquella pandilla de capullos andaba jodiendo a Ernesto, el de la tienda de golosinas, colocando petardos en la puerta de su negocio durante el Día de los Inocentes. Les parecía muy gracioso putear al pobre discapacitado y andaban atormentándolo desde primera hora de la mañana, petardo va, petardo viene.
Lolo era el más osado, el que más aguantaba con el petardo en las manos antes de lanzarlo dentro del ultramarinos, pero algo falló y, desde entonces, posa siempre con las “manos” tras la espalda y rostro de pocos amigos.
DE PASEO POR GRANADA
Recuerdo aquel free tour por el Albaicín en diciembre del pasado invierno. Sierra Nevada se recortaba en el infinito y el anaranjado sol de la tarde teñía las últimas horas de nuestro recorrido.
Después de bailar, le pedí si podía hacerle una foto para tener un recuerdo.
— Money — dijo.
Le di unos yenes. No tenía nada más en el bolsillo. Me miró con cara de pocos amigos y se dejó fotografiar a regañadientes. Al terminar, le oí murmurar "¡peaso de rata!".
El curso de español que terminé en Tokio hace unos meses parecía, como prometían, funcionar a las mil maravillas.
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