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Foto: John Drysdale. |
RELATO 1
CAMINOS BIFURCADOS
Llevaba veinte años malviviendo en la gran manzana, refugiándome del frío en el escaparate de una galería de arte.
Aquella noche debutaba una joven fotógrafa. La sala se llenó de gente opinando y alcohol elegante.
No podía creerlo cuando vi su obra maestra, "Conexión".
No tuve duda alguna, era el abrigo que mi madre me remendó tantos inviernos, las ovejas de mi tío y aquella carrera típica que teníamos las primas en cumpleaños.
La pena me ahogaba, ¡qué inocente se es de niña y qué inconsciente tomando decisiones!
Me alegra que al menos una de nosotras lograra cumplir sus sueños.
RELATO 2
LA CAJITA DE LOS SUEÑOS ROTOS
Esa mujer de pelo canoso duerme entre mantas y cartones.
Sentada en un banco, saca una foto manoseada y la introduce en una cajita, echa la llave y se la cuelga del cuello.
Ella y sus recuerdos.
Una leve sonrisa se dibuja en un rostro endurecido.
Va mostrando la foto, como cada día.
"Tus hijas son preciosas.¿No sabes nada de ellas?"
Entonces, le cambia la cara.
Sus recuerdos le pertenecen solo a ella.
Baja la mirada, recoge sus cosas y se marcha con paso lento.
Todos la respetan.
No molesta.
Solo es un alma triste con efímeros momentos felices.
RELATO 3
EL GLOBO
Somos Niña y Pinta, ovejas felices.
Protagonistas del primer vuelo tripulado, acompañadas del pato Michel y del gallo Antoine, el 19 de septiembre de 1783, subimos a un gran globo aerostático que surcó los cielos de Francia.
Qué emoción, suspendidas en el aire, contemplando a nuestras hermanas que pastaban abajo, pequeñas manchas blancas sobre la hierba verde.
Cuando aterrizamos, balaban «felicidades, enhorabuena!» a las primeras ovejas voladoras.
La asombrosa hazaña de los hermanos Mongolfier, se había cumplido, empezaba una nueva era.
Ahora, para aliviar la tensión del vuelo jugamos al «caballo al galope» con sus hijitas, divirtiéndose un montón.
RELATO 4
ANIMALADAS
En un prado vibrante, aquellas dos corrían a toda velocidad, sintiendo el aire fresco acariciar su rizada cabellera. Martina y Gadea disfrutaban como si el universo estuviera a punto de extinguirse.
Con cada zancada, sus corazones se llenaban de una alegría pura e inigualable, y en la carrera olvidaban su dura rutina. Ahora sí, en ese preciso momento, eran las verdaderas protagonistas de una borrachera de libertad.
El mundo se extendía infinito ante ellas, mientras un par de estúpidas humanas, subidas en sus lomos, sonreían pensando que estaban al mando. Que ingenuas.
RELATO 5
MENUDA FIESTA
Aquellos días visitábamos a la familia de la Tata. Su hermana había muerto y tuvo que cargar con nosotros, pues Mamá y Papá habían salido de crucero,
El funeral fue muy aburrido.
La juerga empezó con las gallinas, que montaron su propia orquesta. Se unieron dos perros que se mordían la cola haciendo volteretas. Estábamos exhaustas, pero aparecieron ellas, dos ovejas gordas que nos pidieron subir a sus lomos.
Si no llega a ser por el charco de los puercos, seguiríamos trotando. Los rizos de mi hermana olieron a mierda una semana.
Total, nos aburría ser quienes éramos.
RELATO 6
SER JEFE ES FÁCIL SI SABES CÓMO
Dos hermanas jugaban a las carreras montando a sus domesticadas ovejas en la explotación agrícola familiar. La que ganaba, felicitaba y abrazaba con ternura a su ovino. La que perdía lo golpeaba y menospreciaba. Los triunfos se alternaban con frecuencia, pasando del amor al odio tan a menudo que los animales temían la llegada del momento porque desconocían cómo debían actuar.
Cuando heredaron la finca continuaron con el mismo modelo de gestión de empleados aprendido durante las competiciones: conseguir objetivos con el esfuerzo ajeno sin formarlos previamente o culparlos por su fracaso.
Hoy recogen el premio de empresarias del año.
RELATO 7
EL VIENTO ARRASTRA. ADIÓS
Arrastra el viento la nieve soleada marcada por juegos infantiles.
Arrastra el viento travesuras.
Arrastra el viento la hoja, antes prendida en el pelo alborotado de una niña.
Arrastra el viento, tus corretear tras los gatos.
Arrastra el viento tus juguetones juegos, con niños.
Arrastra el viento momentos vividos.
Arrastra el viento, tu alegre gua gua.
Arrastra el viento, recuerdos de tu colita moviéndose.
Arrastra el viento tu mirada fiel.
Arrastra el viento mis lágrimas, viéndote alejarte mi querido Zorrito.
Arrastra el viento tu alma al cielo de los perritos, mientras sostengo tu cuerpo inerte.
RELATO 8
QUE PARE EL MUNDO, QUE YO ME BAJO
Mis amigos y yo pasábamos el año deseando la llegada de los feriantes con sus cacharritos. El tiovivo era nuestro preferido. Cada uno saltaba sobre la espalda de su animal favorito, conquistando el viento con una sonrisa.
Con el tiempo, aquel carrusel se me antoja un campo de entrenamiento, divertido, eso sí, pero en el que nuestros mayores, sin saberlo, nos amaestraban para ser dóciles. No les culpo, ellos mismos lo fueron.
Hoy me bajo del carrusel sabiendo que me caeré en cuanto ponga un pie en el suelo, pero segura de que me levantaré más fuerte y más libre.
RELATO 9
EL RUIDO BLANCO DE LA LLUVIA
Se rompió el cielo y comenzó a diluviar sin tregua. El invierno era muy frío y húmedo. Inventábamos juegos para distraernos, mamá nos leía cuentos junto a la chimenea, nos acostábamos pronto. Un día el ruido blanco de la lluvia cesó y nos empujó fuera de casa, locas por correr campo a través. Pero el suelo embarrado nos atrapaba y apenas podíamos movernos. Mi hermana señaló, giré la cabeza y vi un manso rebaño pastando tranquilamente. No sé cómo lo hicimos, el caso es que montamos sobre las primeras ovejas que pillamos y… ¡dos amazonas victoriosas volaron con el viento!
RELATO 10
DIVERSION SIN MALDAD
Hemos hecho muchas tonterías en la vida pero de nadie nos burlamos, sólo queríamos divertirnos.
Eramos unas cabezas locas sin maldad.
Vivíamos el momento según lo entendiamos y... "pelillos a la mar".
Hoy, es verdad que un poco más centrada, me río de mi misma y siempre les diré a mis hijos que sean libres, naturales, espontáneos y que para hacer una gracia no hace falta reirse de los demás.
Pero por Dios, aquélla fotografía, confieso que tendré que estrujar mi imaginación para justificarme.
No paro de reírme al verla.
Ah, se me olvidaba, al final gané yo la carrera.
RELATO 11
El REGALO DEL ABUELO
Mis abuelos eran guardeses de una gran finca a las afueras de Londres.
Los dueños eran casi de la realeza. Los niños aristócratas montaban en ponis, y los adolescentes a caballo.
A mi hermana y a mí se nos salían los ojos de las órbitas cuando, desde lejos, los veíamos, y a nuestro Abu, las lágrimas.
Por eso, cuando una tarde nos llevó al prado y nos subió a dos enormes y esponjosas ovejas, nos quisimos morir de la felicidad, la risa y las cosquillas del viento en nuestras caritas sonrosadas, cuando arrancaron en una veloz carrera por el prado.
RELATO 12
LA OVEJA QUE QUIERE SER CONTADA
Antiguamente se recomendaba contar ovejas para conciliar el sueño.
Mi amiga y yo éramos habituales en las noches de madres desveladas, médicos de guardia en su tiempo de descanso, estudiantes...
Nos contaban con angustia, con esperanza o con desinterés y cuando se dormían desaparecíamos.
Mi amiga no añora aquellos tiempos; yo sí.
Sobretodo a una preciosa niña y su amiga imaginaria, que nos contaban con gracia y desparpajo. Nos montaban, nos hacían trotar, nos abrazaban como sólo un niño sabe hacerlo.
Acabábamos agotadas pero merecía la pena.
Yo reivindico que me cuenten. La melatonina en gominolas está sobrevalorada.
RELATO 13
A GALOPAR
Jeniffer, había emigrado a Estados Unidos con su marido, y Dorothy, siguió viviendo en la finca familiar. En las cartas que se escribían, las dos echaban de menos los días de juegos de infancia en las praderas.
Jenifer, después de más de diez años sin volver a Inglaterra, un día regresó.
Al reencontrarse, la reacción de ambas fue exactamente la misma, correr a las cuadras a ensillar a los caballos para volver a cabalgar juntas. Con una sola mirada, sus espíritus infantiles volvieron a brotar.
Aquellos caballos se convirtieron en carneros, y ellas, en dos niñas con el espíritu libre.
RELATO 14
IGUAL
Recuerdo aquellos días en los que deseábamos terminar con nuestras pocas obligaciones para poder entregarnos a una nueva aventura.
Qué bien se nos daba ponermos el traje de heroínas y superar cada desafío. Descubrimos reinos, rompimos maleficios, combatimos contra feroces criaturas y corrimos como el viento sobre nuestros ovejicornios mágicos.
Dejamos atrás nuestra infancia, crecimos y adquirimos responsabilidades ineludibles. Ay amiga, a veces desearía volver a revivir aquel tiempo. Sin embargo, me doy cuenta de que nada ha cambiado demasiado porque todo lo importante sigue igual.
RELATO 15
IRONÍAS DEL DESTINO
Sabrina y Selena amaban la velocidad desde pequeñas.
Juntaron sus vidas y sus destinos desde aquel día en el que participaron juntas en las carreras de borregos siendo las únicas niñas del certamen.
La velocidad era su pasión, las envolvía y las hacía vivir intensamente, siempre juntas, siempre libres.
Su ultimo rally fue por la campiña que las vio crecer, Sabrina llegó sola a meta.
Un borrego las unió y otro las separó... ironías del destino.
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