viernes, 5 de enero de 2024

RELATOS SEMANA 189

 

Foto: thedailybeast.com

RELATO 1

SIEMPRE HAY UNA ESTRELLA QUE NOS GUÍA

Los copos volaban como plumas. Mi abuela preparaba almendras y manzanas tostando azúcar, derritiendo así nuestro paladar. El aroma era agradable y la estancia resultaba acogedora.

Lentes en la punta de la nariz, tejiendo jerséis navideños pegadita a la chimenea, narraba cuentos encerrando sabios consejos, "pedid deseos mágicos para disfrutarlos siempre ”.

Súbitamente advertimos que el calor se apagaba. Salimos al bosque a buscar piñas para alimentar el fuego, su crepitar nos encantaba. Mientras pensábamos qué regalos sostendrían la felicidad eterna, una estrella fugaz iluminó nuestros corazones. "Unión, Amor y Paz", decidimos.

Nuestra simpática husky _Stella_ nos acompañó con su trote divertido. Corrió lejos un rato aunque algo intuyó y volvió veloz para guiarnos deprisa a casa.

Desgraciadamente fue la última Navidad con la abuela… pero, meses después, _Stella_ nos sorprendió felizmente con tres tiernos cachorros de preciosos ojitos color cielo.

Creció una gran familia humana-perruna y nos reunirnos cada año, igual que seguimos los consejos de la abuela que tan felices nos mantuvieron unidos y en paz.

Volviendo la vista atrás siento su amor, la estrella polar que nos mostró el camino... y, en su memoria, mis ojos no tardan en sumergirse en lágrimas de emoción mientras escribo esta historia.

RELATO 2

OLANDA YA SE VE…

Aquella noche en Madrid, el estruendo de la guerra fue sustituido por dulces villancicos de la vieja radio del aparador. Los pequeños Lucas, Nicolás y Candela vivían en un orfanato al cuidado de tres enfermeros que les salvaron la vida cuando solo tenían tristeza y soledad. Melitón, de barba canosa y voz sabia, se ocupaba de las necesidades materiales asegurándoles una cama confortable y comida caliente. Gastón de mirada tranquila y alma serena se encargaba de curar las heridas visibles, y las no visibles con palabras de ternura. Y Balzac de piel morena y risa escandalosa, se encargaba de llevar la alegría con fiestas y juegos en aquella oscuridad. 
La noche de reyes los pequeños debían acostarse temprano. Emocionados apenas probaron la cena, donde planearon que estarían despiertos toda la noche para poder ver a los Reyes Magos. Como cada noche Melitón, Gastón y Balzac, acompañaron a los niños a la cama para darles las buenas noches. Cuando las luces se extinguieron, corrieron ansiosos hacia la ventana donde se sentaron al pie de ella, mirando a través de los cristales empañados. La luz del sol les sorprendió dormidos en el suelo, juntitos, tapados con una mantita y rodeados de juguetes.

RELATO 3

LA CARTA A LOS REYES MAGOS

Aquella misma mañana habían salido al campo a por musgo. Lo llevaron a casa en una caja de zapatos ; colocaron después aquellas lonchitas verdes aterciopeladas a los lados del río de papel de aluminio. Al Belén solo le faltaba la orejita del buey. 

A la abuela le costó desplumar al pavo con el llanto de sus tres nietos a sus espaldas, habían disfrutado del animal en el jardín, haciendo burlas a su "gluglú" torpe mientras bailaba el seno rojo sobre su pico. Después, tapando la tristeza, la abuela, las tías y la madre se reunieron con los niños en la mesa. Saborearon el guiso a la luz de las velas del centro. Hubo alfajores, turrones, peladillas, hubo panderetas, zambomba y anís. Hubo villancicos, cosquillas y besos. Los niños sacaron brillo a sus botines y los alinearon junto a la chimenea. Hubo cuentos en la cama, con risas nerviosas anticipando el misterio.

La casa quedó en silencio y las mujeres dormían su quehacer, cuando resonaron los gritos de los niños:

—¿Véis como existen los Reyes Magos? ¡Mamá, Abu, tíaaaaa! ¡Nos han traído a papá de vuelta de esa guerra de los adultos!

RELATO 4

QUÉ NOS TRAERAN?

Quisiera volver a tener la ilusión de la niñez. 
Quisiera volver a tener la inocencia que tuve ayer.
Quisiera que el pensamiento puro de mi infancia no se hubiera ido jamás. 
Quisiera que las cosas fueran tan fáciles como las imaginaba ayer.
Quisiera, quisiera, quisiera…Pero no puede ser, me enteré que los Reyes Magos no existen y en ese momento la magia cedió el paso a la realidad. 
No mamá, ¿A que no es verdad?
Ahora me toca repartir ilusión con los míos como anteriormente lo hacían conmigo porque sólo ver vuestras caritas me llena de felicidad. 
¿Quién dice que los Reyes Magos no existen?
Yo sí creo en ellos porque cada seis de enero veo sus caras de felicidad. Esos pequeños cuerpecillos dejando los zapatos con caramelos en la ventana, tres copitas de anís y hierba para los camellos.
No, no es verdad que los Reyes Magos no existen. 
Vosotros sois los auténticos Reyes Magos que me seguís dando la misma ilusión que yo tenía con vuestra edad.
Venga, vamos a la cama que vienen los Reyes Magos y os van a encontrar despiertos. 
Sí mamá ¿me traerán todo lo que he pedido?
¿Habéis sido buenos?
Seguro que sí.

RELATO 5

CORREO DEVUELTO. (DESTINATARIOS DESCONOCIDOS)

Algunas arrugas en la frente y el pelo que comienza a blanquear certifican mis afortunadamente numerosas Navidades vividas.
Recuerdos entrañables. La familia completa y unida. La felicidad máxima para un crío.
Los mayores cuando nos reencontramos con familia o amigos que no vemos hace tiempo lo celebramos comiendo y bebiendo en exceso.
La Navidad es de los niños. Ellos la contemplan con otros ojos. Esperan con impaciencia dos días especialmente mágicos para ellos.
Que un risueño personaje bonachón de rojo, sobre un trineo tirado por renos, se dedicara igual que los Magos a hacernos regalos, siendo de latitudes tan distintas, me fascinaba.
Yo no sabía entonces ubicar Laponia ni los países de Oriente de los Reyes Magos. Sabía que un reno era una especie de ciervo y que los camellos eran del desierto. 
Estuve enviando cartas hasta los doce años. Mis peticiones fueron satisfechas en un 90%. Fui un niño afortunado.
Hoy Laponia se calienta, Oriente Medio es un polvorin. Aún mantengo la ilusión y sigo escribiendo . Ya no pido bicis, balones o trenes eléctricos. Los he cambiado por paz, tolerancia, amor, empatía...
Y aunque soy el mismo remitente los destinatarios son diferentes. Desconsiderados y groseros me devuelven el correo.

RELATO 6

LUZ DE ESTRELLA

Muchas noches mirábamos por la ventana buscando a nuestros padres.

—Josemi, ¿es verdad que mamá y papá nos miran desde el cielo?

—Claro, Albita, porque ellos ya son una estrella y nos ven desde allí arriba.

—Sí, pero cual de ellas, porque yo veo muchas.

—Son la más brillante y están juntos los dos. Tú solo tienes que mirar hacia el cielo y verás como ellos mismos te lo dicen.

—A mí no me hace falta mirar para arriba. Cuando me acuesto me cojo las manos y recuerdo la cara de mamá, y me duermo contándole cosas con mi pensamiento.

—Esa es la mejor forma de verlos, Laura.

—Pues yo no me acuerdo mucho de sus caras y tengo que mirar la foto que tiene tita en el comedor.

—Porque tú, Lali, eras muy pequeña cuando se fueron al Cielo.

—Yo quiero mucho a tita, Josemi.

—Y ellos a nosotros. Y gracias a los titos hemos vuelto a vivir juntos al sacarnos de los colegios donde nos llevaron cuando pasó el accidente.

Y así recuerdo nuestra infancia, especialmente durante las mágicas noches de Reyes. Y todavía, cuando me siento vulnerable, sigo buscando consuelo en la luz de esa estrella.

RELATO 7

"ALL I WANT FOR CHRISTMAS IS YOU"

La velocidad con la que un copo de nieve, estrellado y microscópico, se une a otro en el inicio de la nevada es proporcional a la aparente ilusión de los niños que miran por la ventana. El blanco empieza a cubrir el jardín trasero y es incomparable a cualquier otro color. 
Se interrumpen todos los sonidos. Los animales del bosque cercano se paran para luego iniciar una carrera que les llevará al refugio. 
El sonido, entonces, es metálico. El de las patas de los ciervos agujereando la nieve y las pezuñas del jabalí al hundirse en ella en su breve trotar. 
También fue metálico aquel sonido. 
Los dos cuerpos yacen rotos, en posturas imposibles y sobre ellos se acumula la nieve que empieza a cubrir los charcos de sangre. Cubre los requiebros del terreno en segundos, y parece que limpia lo ocurrido.
Hacia esos cuerpos se dirigen ahora las miradas de los niños.
No esperan a Santa, ni los regalos debajo del árbol. Es a ellos a los que esperan desde hace días. 
Porque, aunque intuyen que no será posible, solamente quieren que esos dos cuerpos se levanten. Que suban las escaleras y sonrían al entrar en casa. 
Por Navidad.

RELATO 8

LA ESTRELLA DE LA NAVIDAD 

Tengo tres angelitos en casa que con la llegada de la Navidad se revolucionan.
Ya habíamos decorado el árbol y solo quedaba colocar la estrella. 
De pronto Álex, el mayor, dijo que eso de la estrella no era verdad porque él nunca la había visto. 
Los tres me miraron inquisitivamente.
Yo les dije que sí , que la estrella aparece todas las navidades.
Esa noche, al ir a dormir, vi que ninguno estaba en su cama. 
Bajé al salón y me los encontré mirando por el ventanal.
Cuando les pregunté qué estaban haciendo, me contestaron que estaban esperando a la estrella de Navidad.
Les dije que no podían quedarse allí toda la noche, pero no hubo manera de convencerlos.
Menos mal que las madres tenemos nuestras argucias.
Me acordé del puntero láser que uso en clase y subí a la terraza a hacer destellos simulando una estrella de larga cola.
Cuando bajé al salón, mis tres angelitos se abalanzaron sobre mí gritando que era verdad, que por fin la habían visto.
Y yo les contesté que las madres nunca mienten.
Y así de contentos y felices se fueron a la cama... mientras yo trataba de contenerme para no soltar la carcajada.

RELATO 9

Y TÚ, ¿CÓMO TE HAS PORTADO?

Durante el año se dejaban llevar por sus impulsos. Cuando llegaba el 24 de diciembre cambiaban ligeramente de actitud y al comienzo del año se apacaciguaban y les asaltaba el temor ante un largo historial de gamberradas pasadas.

La víspera de reyes, una gran duda los mantenía en vigilia.

“Manchar las cortinas con pintura no fue grave porque mamá las metió en la lavadora y romper el jarrón de la abuela tampoco, era muy feo y ni le gustaba”. 

“Yo cogí cosas del bolso de la niñera porque siempre se lo dejaba abierto y tiré el globo de agua a casa de la vecina para ayudarla a limpiar los cristales, los tenía muy sucios”.
 
“Yo dije que me dolía la barriga para hacer compañía a mamá, no por faltar al cole…”.

Mientras seguían convenciéndose de que merecían regalos, observaban cómo la nieve se amontaba en la ventana. Entonces, el chirrido de una puerta silenció su discurso.

“Como no os vayáis a la cama ya, voy a ser yo el que le diga a los Reyes Magos que no dejen ni un regalo. ¡A dormir!”.

Las siluetas de los pequeños se perdieron en la oscuridad dejando el silencio tras ellas.

RELATO 10

MAGICAL NEW YORK 

Los regalos adornaban los escaparates, iluminados por miles de bombillas. 
Un gigantesco árbol de Navidad llegado del Polo Norte según la fértil imaginación de los niños, erguido como un faro anunciando la navidad en Central Park.
El smog, la neblina y el frío abrazaban los rascacielos, cobijando bajo su sombra los mendigos que se amalgamaban con las grandes fortunas.
Todo de prisa, torbellinos de fuegos, los “yellow cabs”, la gente… 
Así es New York.
Allí vivíamos con nuestra madre desde que mi padre desapareció en África, en misión humanitaria.
Todos los días mi hermanita le daba su bocadillo a una mendiga. Le llamaba, “Mamá Navidad”. Pelo gris, entrada en años, bonachona, su vestimenta verde abeto con rojo destacaba su delantal azul, donde guardaba miles de cosas, calzaba deportivas. Siempre olía a galletas.
Mi hermanita le habló en el oído
Ella contestó:
— ¿Es tu deseo?
Era Nochebuena, olía a galletas, oímos un estruendo.
Un globo con guirnaldas de abetos, dirigido por gacelas doradas, con alas brillantes, iluminadas por miles de luciérnagas, con Mamá Navidad, remontaban al cielo.
Mi padre apareció en la puerta desorientado, no recordaba nada. Traía galletas y cinco borlas de cristal con nuestros nombres.

RELATO 11

PAN Y VIN

De niños siempre esperábamos con impaciencia la noche del 5 de enero.
Esta es la tradicional noche de los “Pan y Vin”, grandes piras que se hacen con restos de leña de poda, rastrojos de la mazorca.
A las 8 de la tarde se transforman en hogueras ardientes y de sus chispas se sigue sacando auspicios para el año nuevo.
Si las chispas salen por la mañana, Este, “coge el saco y va a harina”, año de vacas flacas entonces.
Si las chispas van por la tarde, Oeste, “coge el saco y llena la olla”, año de abundancia. 
Para nosotros niños era la noche de la Befana, vieja bruja, ella con su saco, calesa y mula, traía regalos a los buenos, y sólo carbón a los malos.
Solíamos dejarle un vaso de vino y un pedazo de pinza, torta de polenta y pasas, heno para la mula.
Los calcetines que colgamos bajo la chimenea se llenaban de frutos secos, naranjas, caramelos, incluso algún trozo de carbón.
¿Los regalos deseados? Lo que se pedía nunca llegaba, pero la carta de la Befana siempre decía "pórtate bien, haz caso a tu madre y el año que viene ya veré si puedo satisfacerte".


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