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Foto: Peter Lindbergh |
RELATO 1
NUNCA MÁS
Carolina residía en un pequeño pueblo de la Provenza Francesa. Era una mujer determinada, atrevida y valiente. Si tenía que enfrentarse a quien fuera, lo hacía de manera frontal y sin dar un paso atrás. Ejercía como psicóloga infantil en un humilde gabinete al que le llegaban niños con problemas, casi todos derivados de _Asuntos Sociales._ Esta vez se dirigía directamente a comisaría. No iba a permitir ninguna barbaridad más.
Cristinita, había tenido el valor de confesarle los continuos abusos sufridos por parte de su padre. Abusos, que ella misma había padecido en su infancia, y que marcaron su personalidad.
RELATO 2
LA DUDA
Mis compañeras de orfanato nunca me creyeron cuando les hablaba de mi tía Isolda. Ella combatió vestida de hombre durante la Guerra del Pacífico, se salvó de un naufragio y vivió en una tribu quechua. Fue la primera mujer en cruzar el océano pilotando un Lockheed L-10, salvó al príncipe Felipe de Portugal de morir de un disparo. Sobrevivió a la mordedura de una cobra gracias a un chamán, publicó siete libros y tocó el piano para la reina de Inglaterra. Supongo que no les quedó duda cuando me vieron salir del orfanato de la mano de mi tía Isolda.
RELATO 3
Metamorfosis
Hola pequeña, me hubiera gustado haberte dicho que todo saldría bien, que aun que estes perdida y no sepas que pasa, todo pasará en unos años.
Me hubiera gustado protegerte en el camino, pero ese camino es el que nos hizo fuertes.
Que la gente no lo entienda, no es que este mal, y que si mamá lloró alguna vez, es por que pensó que no podría protegernos de todo.
Ahora todo a cambiado a mejor, desde que ya somos EL y no ELLA ,desde que aprendimos a querernos y a que nos quieran, desde entonces nos sobra felicidad.
RELATO 4
VOLVER
En la quietud del regreso tras la guerra, Ada y Eva llegan al que fue su hogar. Entre los escombros, lloran los zapatos de tacón dorados de las últimas navidades y una foto enmarcada con el vidrio roto donde un hombre sonríe abrazado a ellas. La mirada de la madre se posa en la imagen desfigurada por el cristal. La pequeña toma la foto con cuidado, sus ojos brillan con curiosidad inocente. La madre sonríe, atrayéndola hacia sí. Se regalan ese abrazo que nadie ha podido robarles.
Hay mucho por hacer —dice Ada en voz alta —pero estamos vivas.
RELATO 5
Correspondencia urgente
Queridos Reyes Magos:
Aunque me gustan mucho, este año no os voy a pedir juguetes. Lo que más quiero del mundo mundial es dejar de ser especial. Mamá dice que soy perfecta de los pies a la cabeza, pero creo que no lo piensa de verdad. Si fuese perfecta no nos perseguirían esos hombres malos que quieren secuestrarme, no estaríamos mudándonos tantas veces, tendría alguna amiga con la que jugar y mamá no tendría tantísimo miedo.
Os prometo que seré súper, súper buena. Por favor, usad vuestra magia para quitarme la mía.
Un abrazo fuerte.
Gabriela.
RELATO 6
ROMPIENDO BARROTES
He aquí la primera foto que guardo de mi madre y yo. En ella, su rostro, terso. Su postura, protectora; sus facciones, firmes; su mirada, cautelosa. No deja de sorprenderme lo mucho de su carácter que impregna este momento.
Y yo, pequeña y miedosa, me dejaba arropar por su brazo que me mantenía junto a ella. Una mano que paulatinamente me hizo ver el mundo desde sus ojos. Experimentar la realidad guarecida cual cría de loba. Y, sin embargo, una protección que, empapándome de su miedo infundido, se convirtió en una cárcel. De la que aún estoy saliendo.
RELATO 7
*Cumpleaños*
María del Rosario llevaba un año fuera de casa. Desde el último cumpleaños de su hermanita, que la adoraba y que tanto se estaban echando de menos.
Su padre no la miró cuando se presentó para la celebración. Su madre, violenta por la situación, solo le dijo que estaba muy delgada.
Desde que llegó, su hermana la abrazó posesivamente. No quería perderse ni un milímetro de su roce, porque sabía que se marcharía cuando volvieran sus padres de la misa de 7.
No entendía cuando les escuchaba que su aspecto y maneras suponían una humillación para una familia de orden.
RELATO 8
LA LADRONA DE BESOS
El Domingo de Ramos vestía el pueblo de palmas y colores; mi procesión iba por dentro.
Mi hermana, la más devota del lugar, se quedó mi recién nacida hija, aduciendo que yo, “alegre pecadora”, era indigna de educar una criatura.
Las autoridades le dieron la razón y mi pequeña pasó su primera infancia con mi infame hermana y mi madre.
En marzo murió la beata, y pude acercarme a ver a mi niña. Guiñé, ella entendió y, como una ladrona, me la llevé.
Abrazadas, sentí en mi alma los más dulces versos: la suavidad de sus tiernos labios, sus besos.
RELATO 9
Lo que nos une
La oí gritar. Su pequeño cuerpo no admitía más heridas. Su mente infantil no entendía tanto sufrimiento.
Un grito de dolor no tiene idioma ni religión ni raza.
La oí llorar. El llanto tampoco entiende de idiosincrasias. Puede ser callado o desgarrado, de enfado o rabia, de alegría o tristeza... El suyo era de impotencia y dolor.
La vi alzar las manos al cielo, buscando ayuda en aquello en lo que creía. Hasta el más ateo mira hacia arriba cuando no sabe qué hacer.
No la conocía, pero sentí que tenía que rescatarla.
Soy la humanidad. Ella es la infancia.
RELATO 10
CUANDO LOS TIZNADOS SUEÑAN
El invierno era crudo, los harapientos acudían al aroma del pan caliente, al crepitar de la madera, al calor de los hornos de leña, comunitarios; se cobijaban cerca de la cocción de los panes, en ese pueblo, donde el tiempo giraba hacia atrás.
Sin embargo las hogazas de pan nunca llegaban a sus bocas.
Tiznados; enlutados sus moribundos estómagos; luchaban entre sí por las migajas,que dejaban, los que tenían dinero para comer. Huyo con mi hija de esa vida.
Dormíamos en una esquina mugrienta.
Soñaba, me despertó el tranvía.
Sueño y realidad se juntan.
Seguimos entre desarrapados.
RELATO 11
A veces, después de la noche sale el sol.
Pasada la medianoche la pequeña se despertó asustada, pero se quedó calladita, para que su madre no entre a su pieza, otra vez ebria y enfurecida. Estaba oscuro, una pequeña luz parecía los ojos de un monstruo devora niños. Entonces, se ocultó bajo sus cobijas y apretó los ojos, su corazón latía fuerte.
Eran casi las 10 de la mañana y aun no tocaban la puerta, tampoco había comido, la mesa estaba repleta de botellas, cigarros apagados y cocaína, hasta que, toc… toc…
Maudy abrió la puerta.
¡Vámonos ya! dijo su tía y dejo la orden firmada sobre la mesa.
RELATO 12
JUGANDO AL “CORREQUETEPILLO”
-Mami, no me gusta este juego, ni mi disfraz de niña ni el tuyo.
-No pasa nada corazón, es solo un ratito, ¡anda mas rápido!
-No puedo mas, estoy cansado y tengo sueño, quiero volver a casa.
-Luego mi amor, ahora vamos al túnel del metro y visitaremos a los abuelos.
-Pero… no llevamos maletas.
-No te preocupes, la “abu” tiene de todo para nosotros.
-¿Y papá?
-Vendrá mas tarde…
-¿Por qué lloras mami?
-Son las lentillas hijo.
-¡¡MAMÁ!! ¡¡MIRA! ¡¡ES PAPÁ!! PAPAAAAAAAAAAAAAAÁ
-¡SSSHHHH! Calla…
-ZORRAAAAA, DEVUÉLVEME A MI HIJOOOO…
-¡¡BANG!!
-¿Mami? ¿Por qué te tumbas? ¿Mami?
-¡Corre hijo! ¡¡CORRE!!
RELATO 13
A TIEMPO
Su madre había sido modelo internacional, hasta que su mal carácter acabó por arruinar su carrera.
Del lujo de Madrid pasaron a una austera vida en un pueblo del Este de la provincia, donde subsistían gracias a los exiguos ahorros de su madre y a algo que les daba su ex padre, el último que convivió con ellas.
Cansada ya de buscarla por los antros del pueblo cada amanecer, decidió ponerle fin a esa situación.
Una madrugada, acudió a la comisaría y relató su tristeza.
Quería muchísimo a su madre, pero ella era una niña y merecía algo mejor.
RELATO 14
"Soy profesora y es Navidad"
Va camino del refugio, con una emoción parecida a la felicidad gracias a la certeza de la llegada de alimentos y agua en los próximos días.
Yaiza no se separa de ella. Dentro esperan Yasmine, Billal y Zahara, escribiendo a las compañeras que marcharon en aviones diplomáticos. Parece que hace un siglo de eso.
Todas mantienen el ánimo alto y con alegría, cantando, leyendo y dibujando.
Al salir del pequeño mundo que han creado bajo tierra, siente inseguridad, pero a veces tiene suerte. Cómo hoy, que vuelve con los bolsillos repletos de dátiles y almendras.
Suficiente para celebrar la Navidad.
RELATO 15
SENGHENYDD
Recuerdo el murmullo del arroyo, los bosques, las colinas.
Senghenydd, nuestro pueblo al fondo de Aber Valley,
las casas alineadas en hileras paralelas, tejados afilados,
el espeso humo negro que salía de las largas chimeneas.
Market Place, la columna con el viejo reloj, el orgullo de todos nosotros.
Aquella mañana, 14 de octubre de 1913, marcaba las 8.10.
Un tremendo ruido sacudió el valle.
"¡La mina, ha vuelto a suceder, gritaron!"
Inicio del turno, 440 ya no subieron, tu padre entre ellos.
Huimos lejos mi niña, yo llebaba su chaqueta de fiesta,
protegiendo tu cara manchada de lágrimas y carbón.
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