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Foto de "El grito" |
RELATO 1
Ni humo, ni ná
Parches, chicles, la cosa esa eléctrica… nada me ayudaba a reducir las ganas. Estaba a punto de rendirme, cuando me recomendaron un método “que nunca falla”.
Fui advertido, repetidas veces, de que una vez completado el ritual no habría vuelta atrás; y yo, escéptico, dije que no había ningún problema.
¡Necio! Ahora, cada vez que pienso en echar una calada o cojo el paquete, aparece este ser en forma de niña que me asusta de una forma diferente.
Mi preferencia se ha convertido en no morir de un infarto, así que prolongaré estos 4 días sin nicotina hasta el infinito.
RELATO 2
ALARIDO INFERNAL
Caía la noche y no encontrábamos los coches.
Nuestra guía vio luces entre los árboles y nos dirigimos hacia ellas.
Entre las ruinosas casas de aquella aldea encontramos una especie de hostal. La encargada, sordomuda, indicó como pudo que disponía de una habitación.
Nos metimos allí para intentar dormir.
De madrugada, en la puerta de la habitación vislumbré la melena de alguien que nos observaba.
Repentinamente, emitió un sonido metálico y desgarrador.
Toda la ira del mundo impregnó nuestras células y un frío aterrador permaneció con nosotros para siempre.
Esto no me lo ha contado nadie. Lo he vivido yo.
RELATO 3
La Antonia
Había llegao la hora de su casamiento del Mario.
No habíamos visto a la niña, pero es de mu buena familia y tenían un negocio del vende oro del papa.
Pero cuando ha venio la japuta con el traje de novia to colocao, nos han entrao los siete males... que susto se me llevo el Mario.
Entre los velos casi no se le veía la cara a la chiquilla, parecía la niña esa de la peli del pozo.
Yo cogí al niño y les susgrite: “con ese monstruo no se me casa el niño, ale “.
Y nos volvimos pal cortijo.
RELATO 4
De camino a la sala
Me dice: "La euforia es efímera, el miedo perdura. Comienza en el ombligo, sube por la columna y te explota en la cabeza. Y surge la locura, que no se queda en tu cerebro, que vuelve y recorre todas tus neuronas camino de las entrañas".
Yo digo: "No exageres, no es nada más que una maldita película de terror".
Pago las palomitas y le compro el Toblerone que me pide desde hace un par de semanas, desde que acepté llevarle al cine.
A veces se me olvida que solo tiene 8 años.
RELATO 5
Olaf el Lobo
Soy Olaf el Lobo.
Para ser libre, elegí el Bosque.
Preferí vagar por las tierras intermedias,entre la luz y la oscuridad, sin miedo.
Ahora estoy aquí, apoyado en el último abedul de Islandia,
el Sol del Norte ya lentamente se ha puesto, engullido por el mar.
Ahora es de noche, el búho canta,
el suyo es el aullido del Bosque, golpeado por el hacha del Vikingo.
Mi mirada se fija en la oscuridad,
donde mis raíces, unidas por finos hilos, encuentran refugio.
La existencia es un misterio suspendido entre el día y la noche.
RELATO 6
LEYENDAS URBANAS
Pasillos y más pasillos. Penumbras. Rincones sin nada de luz. Oigo o, tal vez, solo intuyo que alguien me sigue y observa.
Me giro rápidamente y no consigo ver a nadie, pero los pelos de la nuca se me erizan.
Aprieto el paso y sigo buscando con anhelo lo que necesito. Lo veo, en todo lo alto, me pongo de puntillas, estiro el brazo, mis dedos lo rozan...
Me giro y...un ojo tenebroso me mira: "vamo a celal, tlé minuto"
Es cierta la leyenda que dice que en cada "todoacien" hay un chino que te sigue por los pasillos...
RELATO 7
POBRE MONSTRUO
Un semiderruido edificio adosado a una iglesia. Suenan diez campanadas y, en el sótano, su oído ya está al acecho.
Desde el zulo persigue unas huellas sobre su techo que llenan su vida de música y amor, concibiendo a una bella joven bailando a ras del suelo.
Algo arriba la hace tropezar y él se estremece. De dos en dos sube los escalones para auxiliarla.
Al verlo por la mirilla la chica emite tal grito que tiritan los cristales.
Hasta ese momento, el hombre no es consciente de que lleva oculto diez años tras el incendio que deformó su rostro.
RELATO 8
Susto y muerte
Como cada sábado, a las ocho en punto salí de casa para reunirme con la pandilla en la plaza.
Lidia siempre llegaba tarde, así que no nos molestamos en esperarla. Además era época de exámenes y había estado muy perdida durante toda la semana. Luego le enviaríamos un mensaje diciéndole dónde estábamos.
Después de darle muchas vueltas, decidimos ir al "Lánzala", una bolera de moda.
Esperamos turno para coger los zapatos reglamentarios. Tuvimos suerte, pillamos pista enseguida y empezamos a preparamos para la partida. Mientras enviaba el mensaje a Lidia, su cabeza apareció en el dispensador de bolas.
RELATO 9
El escondite
El barrio muy poblado le gustaba, y la casa, grande, vieja y desvencijada le costó muy por debajo del precio de mercado.
-¡Perfecta para nosotras! Aquí vamos a poner el salón de juegos. -le dijo a su hijita el día que la habitaron señalándole el subterráneo.
En su cumpleaños, como siempre ese día, fueron a los columpios a jugar al escondite con otros niños. Al volver a casa escondieron en el sótano a su nueva amiguita.
En el exterior, se oían las voces que la llamaban y sirenas de la policía.
Abajo, todo estaba ya preparado para el juego canibal.
RELATO 10
SAN FRANCISCO
_Todos moriremos algún dia. Lo que no sabemos es cuándo._
Ella no lo hubiera querido pero..., _Catherine_, tenía ese don: Saber el día exacto de la muerte de las personas con las que tenía contacto. Se había convertido en la esclava del destino de los demás.
Lo que no esperó jamás, fue que también se le desvelara el día de su propia muerte _(17 de octubre de 1989 a las 17,04h)_. Horas antes, decidió encerrarse en una habitación...
Ese mismo día y a esa misma hora, murieron 63 personas en el terremoto de San Francisco, entre ellas, _Catherine._
RELATO 11
De otro planeta
El señor Emeterio, kiosquero, tenía un parche en un ojo. Mientras los niños se comían los dulces, que les regalaba los domingos, contaba fantasías.
— ¡Hum! … Este ojo lo perdí en el mar de la china, salvando una sirena. Porque las sirenas existen.
— Lo perdí en una batalla contra cíclopes.
— Un ciclón lo absorbió.
— La selva rugió, los indios me hechizaron, el ojo desapareció…
Así sucesivamente.
Un día:
—¡¡¡La ambulancia lleva al señor Emeterio!!! Gritaron los niños.Está sin tirita.Tiene un ojo marrón y otro azul.
— ¡El señor Emeterio es extraterrestre!
RELATO 12
NOCTURNOS
“Tengo miedo”, me despertó una voz trémula y lastimosa que, sorprendentemente, era mi propia voz. Aquello me preocupó durante unos días, después lo fui olvidando.
Una mano translúcida me apartó el embozo de la cama, desperté y le di la mía, mantuvimos las manos apretadas durante unos instantes, como algo parecido a una despedida.
Noches más tarde el embozo de mi cama volvió a apartarse para despertarme de nuevo y sentí un beso en la mejilla. ¿Alguien que me amaba?
Nunca lo descubrí ni lo sabré jamás, pero a partir de ahí comencé a moderar el consumo de gin-tonics...
RELATO 13
LA PECERA
Fui ayudante de pescadería el pasado verano. Don Genaro, el pescadero, me ponía a recoger los restos de tripas y escamas que resultaban de limpiar el pescado de los clientes.
Las cabezas siempre las reservaba. Me intrigaba lo que hacía con ellas.
Yo tenía prohibida la entrada a una habitación trasera. Don Genaro siempre llevaba allí la bolsa con las cabezas de los pescados de ese día.
Una tarde, aproveche que don Genaro entró al aseo para asomarme:
En el centro de la habitación había una enorme pecera. Tenía una sirena dentro y en sus manos, las cabezas.
RELATO 14
"La Noche de Terror"
Dormías profundamente, despertaste, las 3 en el reloj........
No vuelves a conciliar el sueño, tienes inquietud, el estrés te corta la respiración....
Tocan la puerta, golpes fuertes, te estremeces. ¿Quién será?.....
Te levantas, vas a la entrada, tocan otra vez, te detienes, asustada, esperas paralizada.....
Escuchas una fuerte respiración, jadeando, callas, abres, no hay nadie, cierras, vuelves hacia la cama, escuchas un sollozo y uñas que se clavan en tu espalda.......
Despiertas jadeante, sudada.
Suspiras aliviada, "todo fue un sueño, un mal sueño", el reloj marca las 02.59, cierras los ojos para dormir, ......
Toc, toc, toc, golpean la puerta.
RELATO 15
TERROR EN LA OSCURIDAD
Había anochecido.
Aceleré el paso, perdida en mis pensamientos, cuando obstaculizó mi camino un individuo de aspecto desgreñado, pelo grasiento y mirada hostil, más bien cruel.
Bloqueada por el pánico, jadeante y en alerta, analizaba las posibles opciones para salir indemne del previsible ataque.
Finalmente él dio un paso hacia adelante llamándome por mi nombre, lo que me desconcertó y me hizo bajar la guardia. Con los brazos abiertos dijo:
-Soy Ezequiel! Doy miedo, verdad?
Los dos soltamos una carcajada y nos dimos un fuerte abrazo.
Mi amigo me explicó
que estaba en la ciudad rodando una serie de terror.
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