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Foto: autor desconocido |
RELATO 1
La vida es, a veces, una nevada
Camina con cuidado, lentamente,
la nevada es a veces tan espesa
que el aire al respirar tus pasos besa
y el cansancio entumece tu presente.
Aturde el frío la cumbre de tu frente
sendero de blancura que te apresa
imagen navideña , foto impresa
que congela el juicio de tu mente.
Y en el paisaje vacío una cabaña
cobijará al menos tu esperanza
donde la muerte pierda su guadaña…
Y allí en el interior de la nevada,
un murmullo de copos silenciosos
responderán en soledad callada.
A veces es la vida una borrasca.
Quisiera ser valiente y sortearla.
RELATO 2
Qué bonita la nieve
Circulaba sobre el puente de un río.
Ráfagas de nieve se estrellaban contra su coche.
— Qué bonita la nieve.
¡Zas!
¡Splash!
¡Crash!
¡Chas!
¡Pum!
— Qué bonita la nieve.
¡Gluglú, gluglú! … Qué bonita la nieve.
— Ahí está mi casita de mi infancia con el techo nevado.
— Qué bonita la nieve.
¡Gluglú, gluglú!
— Hago frutas de nieve con escarcha de Luna para mis hermanitos.
— Hijito ven conmigo,a mi regazo.
— ¡¡¡Mama!!! Tú estabas en el cielo.
— Ahora tú también.
— Qué bonita…
RELATO 3
HOTEL OVERLOOK
Desde su casa de Los Angeles, California, en una noche de invierno, _Danny Torrance_, volvió a tener un _resplandor._
Ese mismo día sacó un billete de avión para volar a Portland, Oregón. Cuarenta años después de haber huido con su madre de aquel hotel maldito, volvió a sentir el impulso de regresar en pleno invierno.
A pesar de estar prohibido subir al hotel, _Danny_ entró decidido en un comercio de alquiler de vehículos oruga. Nada más entrar, supo que su _resplandor_ se detenía aquí. Lo atendió una mujer que, ese mismo día, se convertiría en el amor de su vida.
RELATO 4
Espíritu navideño esclavizador
Otra gran nevada. El motor del coche sufre hasta arrancar.
Siento pinchazos en las manos. He olvidado ponerme los guantes.
Conduzco hasta lo más profundo del bosque. Tengo el cuerpo helado; tampoco he cogido el café.
Voy a dimitir, está decidido.
Camino hasta la puerta y entro en mi oficina. El aroma a galletas y canela me reconforta. El calor del ambiente me sosiega.
Bajo las escaleras de acceso a la fábrica y, automáticamente, me pongo a trabajar.
Tengo la sensación de haber olvidado algo importante, pero no hay tiempo para pensar. Santa requiere que demos el 100%.
RELATO 5
Cobijo
A los quince años, ¿quién no se apunta a cualquier plan que huela a aventura?
Cuando nos propusieron subir andando al pico más alto de aquella sierra, no lo pensamos dos veces. Los más experimentados nos advirtieron que haría frío, así que nos equipamos con lo mejor que teníamos. Cuando nos vieron llegar al punto de encuentro, casi se mueren de risa.
No sé si la imagen de una manada de caballos blancos cabalgando por un prado nevado fue real o un sueño. Sólo recuerdo despertarme en el refugio y una lumbre naranja que nos calentaba.
RELATO 6
Un Seat en un país extraño
La nieve nos acompañaba desde que salimos de la ciudad. Cuando aún nos quedaban dos horas de carretera blanca, el coche dijo que no seguía.
Él se fue en busca de una solución. Esperé sin calefacción, muerta de frío. El tiempo pasa despacio cuando el futuro es incierto. Pero volvió, como me había asegurado. Siempre volvía.
Después de cinco horas de espera, trajo la solución en la parte trasera de un tractor: un campesino con alma de mecánico y un condensador comunista, dándole a mi 127 la posibilidad de seguir siendo un extranjero en esos caminos helados.
RELATO 7
LO QUE UNE LA NIEVE QUE NO LO SEPARE EL HOMBRE
Ella, médico en plena crisis existencial, decidió desaparecer, viajando sola a un recóndito lugar de Noruega.
Él, arquitecto recién salido de una relación absurda y tóxica, decidió trasladarse al lugar más recóndito en el que pudo encontrar trabajo.
Ambos habían abandonado cualquier situación que condujera a una reacción emocional por su parte.
Aquella tarde, una inusual tormenta de nieve dirigió los pasos de cada uno hasta una cabaña habilitada como refugio en el parque natural de Stronhold.
....Presentación cautelosa.... ambos españoles....vino para entonar..... charla amena.... chimenea de ensueño.
No surgió el amor, pero son los mejores amigos desde entonces.
RELATO 8
MI POSTAL DE NAVIDAD
Que bien se estaba en mi cabaña del bosque. Ese idílico paisaje nevado con la nieve teñida con los colores del ocaso. Iba siendo hora de salir a por leña, hacía mucho frío. Un helor intenso me subía por los pies hacia arriba. Salí a por la madera cortada y la eché a la chimenea. El calor llegó de pronto, demasiado fuerte... empecé a toser y... Desperté de mi sueño, el humo era negro, me asfixiaba, grité y grité y de fondo oí risas.
"SUCESOS"
"Otro vagabundo muere al ser quemado el cajero automático donde se guarecía del frío de ..."
RELATO 9
En mi casa siempre es Navidad
Cien luciérnagas diminutas sobrevuelan el cabecero de mi cama, velan mis sueños y desvelos, nunca se cansan, ni se quejan.
Una vela navideña encendida en mi mesita de noche, perfuma pero no empalaga.
No he de dormir ni una noche sabiendo cuál es el final del día, que de eso se encargan los sueños, y si mañana hay vida, lo mismo te lo digo o lo mismo ya no me acuerdo, y tendré que rehacer el cuento.
Que en mi casa caben mundos muy variados, y que la felicidad, si es posible atraparla bajo techo, es aquí donde la tengo.
RELATO 10
Una mano de nieve
Como cada mediodía, Tatiana recogía a su hija del colegio, y sobre la marcha, comían un bocadillo y pasaban la tarde recolectando vidrios. Esta tarea les daba lo justo para comer. Adornaba los días de la niña contándole cuentos de navidad, llenándolos de duendes y sorpresas que un día, decía, serían posibles.
La niña comparaba su vieja casa, desconchada y sin flores, con la de los niños ricos.
El día de Navidad, la ciudad entera amaneció nevada.
_ Mira, ¡todas las casas son ahora igual de bonitas! _ sonrió golpeando el cristal.
Tatiana rezó para que la nieve tardase mucho en desaparecer.
RELATO 11
Una cabaña con la puerta verde
El obeso anciano se despertó temprano, como siempre, y miro la botella de licor de mandrágora sobre la mesa.
Pensó que era demasiado temprano para beber.
Además, empezaba su turno y tenía que olvidarse de su depresión laboral, como le había recomendado su psicoanalista.
El que había sido un semidiós durante tantos años, ya nadie se acordaba de él.
Se enfundó el nuevo traje sintético, hecho en China, que no le quitaría el frío como su viejo gabán rojo de alpaca.
Miro el buzón, y apenas treinta cartas habían llegado ese año.
Volvió a plantearse seriamente la oferta de Amazon.
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